Hace pocos días terminé de volver a leer el libro de Richard Stengel “El legado de Mandela”; un resumen verdaderamente edificante del paso de este gran sudafricano hombre por la historia de la humanidad.
Hace pocas horas me enteré que a partir del próximo mes de mayo, Oscar López Rivera el conocido patriota puertoriqueño, será un hombre libre después de 36 años de cárcel, por el sólo hecho de ser un independentista a favor de su pueblo. El Mandela de la lucha independentista de Puerto Rico, tal como lo afirmara ayer nuestro presidente Nicolás Maduro. Es creo un momento en el cual todos los revolucionarios y revolucionarias del mundo debemos manifestar nuestra alegría por el magno acontecimiento.
Es inevitable que se hagan comparaciones sobre la vida de ambos hombres; son vidas paralelas dedicadas a la lucha, vidas ejemplares para seguirlas, estudiarlas, tenerlas como ejemplos a seguir.
En sus trayectorias no hay claudicaciones, hay por supuesto traspiés, momentos difíciles, tristezas, lágrimas; pero en todo caso son vidas similares a la de nuestro Libertador, a la de nuestro Hugo Chávez que están y estarán allí siempre firmes; para motivarnos, para alentar nuestras luchas por hacer realidad los sueños, aspiraciones, proyectos de vida.
Regocija el espíritu que al fin Oscar López Rivera sea de nuevo un hombre libre, ojalá puede realizar su sueño de ver un Puerto Rico libre, descolonizado. Con esa apuesta me quedo, sabiendo que son también los sueños y aspiraciones de millones de hombres y mujeres de bien en este convulsionado mundo.
Que la lucha por la vida de López Rivera tenga su justa recompensa y que su ejemplo de lucha, tal como el del prisionero de la Isla de Robben número 46664 según Stengel , nos sigan iluminando, nos ayuden a fortificar el esfuerzo por seguir construyendo nuestro proceso revolucionario; sabiendo que es un proyecto de lucha con el mismo objetivo que no es otro que el de un mundo mejor, con justicia, con igualdad, con humanidad.