Ravell llevó al parque de diversiones de sus marchas a los “bellos y educados Atilitas” hijos de mami

Se tornaron fieros los malcriados hijos de mami. Los santos hijos de mami se arrebataron y quemaron las bellas palmeras de la Avenida Bolívar, porque eso apenas es un pequeño detalle de lo que harían si tomaron la sartén por el mango. Los pequeños Frankesteín encubados en la planta paridora del abominables Matacuras, mostraron lo que son y han sido siempre: malcriadísimos.

El Matacuras desgarrado de lirismo neofascista dijo anoche: “He tenido uno de los orgasmos mediáticos más bellos de este cruento año, y fue cuando el aguerrido joven oriental detuvo arrodillado a “la Ballena”; allá en Tiananmen el tanque se detuvo, pero aquí los asesinos siguieron avanzando y lo aplastaron, ¿qué tal?”

De Valle Canelón, en una jalada infinita dijo que el “hijo de mami” había detenido a la Ballena con la frente.

Iba el Malandro de la Florida pasando revista a sus valientes niñitos y les veía las enormes, esplendorosas y “arrechísimas” pancartas mandadas a elaborar por él (pero pagadas por la embajada norteamericana), y reía el pícarón: alzaba la mano con su uña barométrica, y les decía: “¡Adelante, Adelante, Adelante milicianos, sois todos unas ratas!” Cada pancarta de esas cuesta la friolera de 400 mil bolos. ¿Pero qué es eso para ellos?

Los arrechos hijos de mami con sus caramelos y chupetas en el bolsillo, han pues, coronado una de las más grandes gestas desde la fundación de la patria de Bolívar: acabaron con toda la zona verde por donde pasaron. Gloriosos y nobles mariquitos cuyos padres han sido alimentados, degenerados, vomitados y paridos enchufados a Globovisión.

“Si no quemáis por donde pasáis, no dejaréis huellas de vuestras obras y de lo que sabéis hacer, hijos lindos; adelante milicianos”, les decía el Malandrote.

Las mamis de sus hijos cuando veían por la tele desde Miami o desde el Este a sus niñitos, como si hablaran con ellos gritaba incontrolables: “sí papi, quemen, quemen todo, hijos queridos; ¡ayy!, qué orgullo de chamos tengo: el dulce incienso de las quemas, y si tuvieran olor humano, mucho más grande. Quemen, quemen… que seguramente Baltazar Porras también desde el Vaticano los estará viendo… Dios los proteja. Dios los ampare y los favorezca”

Y los hijos de mami no se cansan, no lo crean. Lo hijos de mami volverán por sus fueros: Volverán el sábado con sus chupetas, caramelos y las franelitas con el NO que les reparte Ravell. “Uyyy, pero qué dura es esta dictadura”, dicen los hijos de mami cuando llegan sudados a sus casas, y no quieren bañarse, ni quitarse el carbón ni las manchas de sus franelas de marcas y se toman fotos y las mandan a sus familiares y amigos de Miami, a la tía que vive con un ricachón en Madrid: “Fue duro, resistimos, los hicimos retroceder. Ayyy tía, me siento mareado de tanto esfuerzo, pero hemos puesto nuestro granito de arena; ayer el mono y maldito Chávez tuvo un poco de su propia mierda… Esa Reforma tendrán que metérsela por sus cochinos rabos. ¿No querían una rabo e’ cochino?”

Como la policía no los reprimía como ansiaban, y hacía falta ver sangre, una joven se cortó la muñeca con una hojilla. “Fue llevada al servicio médico y le recomendaron sutura. De repente, todo el mundo corría por el pasillo que daba a la presidencia y se empujaban unos a otros. Abajo, la GN trataba de aplacar a los estudiantes y también recurrió a la fuerza.”, y los hijos de mami gritaban: “Yo quiero, yo también quiero…”

Los reporteros de El nacional recogían la información diciendo que mientras los “estudiante” lanzaban piedras y botellas con mucho cuidado y pudor, simpatizantes del oficialismo que estaban apostados detrás de la barricada de la GN las lanzaban sin pudor.”

Yon Goicochea tuvo un cólico frenético (no nefrítico) cuando el rector Díaz consideró que los estudiantes cometieron un error con su actitud, pues el CNE los escuchó, pero dijo que hubo excesos de los funcionarios de seguridad al reprimirlos. Informó que pedirá una investigación sobre lo ocurrido.

“Muchos jóvenes resultaron heridos. Entre ellos destaca el estudiante de derecho de la UCV Henry José Vivas, hijo de Henry Vivas, ex director de la PM, quien fue golpeado por un piquete policial. Fue trasladado a una clínica, donde lo operaron de emergencia para implantarle los dientes incisivos en la boca, aunque no se encontraron los de su tamaño.”

jrodri@ula.ve


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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