Estados Unidos: La soberbia de su política internacional

“…soberbio es el que tiene un amor desordenado
hacia su propio bien por encima de otros bienes superiores…”
Santo Tomás de Aquino

“...donde existe carencia de poder, la “ética de la carencia de valor”, toma la palabra...”
Peter Sloterdijk. “Ira y Tiempo”


¿Se le podría aplicar al Estado norteamericano el concepto teológico de soberbia? Para ello sería prudente acercarnos a dicho concepto en su origen teológico. La soberbia, en su primera manifestación en el referente de la Creación, sería la rebelión de Lucifer como “ser creado” contra su propio Creador siendo, por esa causa, elevando nuestro permiso a los doctos, que se le considera, a la soberbia, como la base fundamental de todos los denominados como “pecado”. Ello en cuanto lo referente al “ser creado” como “ser social” en el marco de sus propios comportamientos y actitudes cotidianas ante “su propio yo” como en sus relaciones con el Otro.

Lo inmediato anterior nos lleva a inquirirnos sí es posible, en lo referente del concepto, aplicarlo a una nación en un momento histórico de su propio proceso histórico-temporal; es decir, sí ese país en mención, desde sus propios inicios como “nación”, contiene en su seno normativo una aspiración y tendencia hacia un comportamiento que pudiera ser aplicable al concepto “soberbia”. Ello nos debería orientar hacia una rápida lectura de la Historia de la Humanidad con el objetivo fundamental de acercarnos al conocimiento histórico para poder abstraer de su proceso un acercamiento hacia un comportamiento en actitud de soberbia.

Ello nos obliga a caminar sobre reflexiones, en inquietudes, sobre esos comportamientos de dirigencias de una nación en consideración cuando tratan de alcanzar, en aspiraciones humanas de supremacía, superioridades, ejercer imposiciones en sus relaciones con otras naciones cuales se encuentren, ellas, geográficamente, en sus cercanías como, también, en relación a su propio proceso expansivo, como en acercamientos a otras naciones en lejanas lejanías. Exponiéndolo en explicativas frases, a título de ejemplo, los caminares de Alejandro, el rey Ciro, el Imperio Romano, aquel donde no se ponía el sol el cual fuera sustituido por el británico-manchesteriano, base fundamental del aspirado a imperio de las “13 Colonias”. Ello en cuanto al mundo conocido como judeo-cristiano. El mundo oriental, donde también se expresó el concepto “imperio”, tuvo sus propias características histórico-teológicas en cuando al proceso de manifestación de la soberbia como medio de dominación.

En esa línea del discurso, nos vemos obligados a preguntarnos sobre la relación de la soberbia con el concepto “imperio” así como tener que reflexionar sobre la relación del concepto “imperio” con las actitudes y comportamientos de los dirigentes de una nación con aspiración de imperio como referencia académica para su estudio. Es decir, nos podríamos inquirir sí el concepto “ser social-dirigente” es causa fundamental de quienes dirigen a una nación hacia un comportamiento “imperial”. Como podríamos preguntarnos sí el concepto “imperio” conlleva en su seno conceptual la aplicación obligada del concepto teológico referido a la soberbia como condición sine qua non para poder alcanzar su fin último como es convertirse en un imperio.

Expuesto lo arriba expresado empecemos por describir algunas ideas. Santo Tomás de Aquino precisa la relación de una persona con la soberbia. Inmediatamente, en las actuales realidades, es probable que todos y todas nos venga al consciente la figura de Donald Trump. Algunos dirigimos nuestras miradas hacia otras personas más cercanas a nuestro  pensar latinoamericano en función de paradigmas eurocéntricos cuando recordaremos al señor José María Aznar. Al mencionar dos referencias de personajes políticos no significa que nos estemos centrando, únicamente, en ambos actores políticos, al contrario, ejemplo actuales de la post-modernidad los hay en suficientes referencias como para poder guiarnos a través de nuestra disertación. Solo son dos interesantes referencias de dos naciones cuales al señalar a la España borbónica percibimos, desde nuestras costas caribeñas, las frustradas aspiraciones de querer recuperar “tiempos pretéritos imperiales” en las geografías continentales al sur del río Bravo como al sur de la península de la Florida. El otro protagonista, en la esencia de su primigenia constitución, ya dejaba traslucir sus deseadas aspiraciones de alcanzar las odas celestiales que se representaban en el Imperio británico. Claro que debemos precisar que se manifiestan profundas diferencias en cuanto analizamos esos avatares históricos desde las bases filosófico-históricas propuestas por Carlos Marx.

Se lee en la Constitución norteamericana que “...cuando en el devenir de los acontecimientos humanos se alcanza un momento cuando un pueblo debe disolver los lazos políticos que lo han mantenido subsumido a los intereses de Otro asumiendose entre los poderes nacionales con la finalidad de alcanzar un estadio sustentado sobre las Leyes de la Naturaleza y los designios de Dios...” (Constitución norteamericana. Congreso del 4 de julio de 1776).

En ese orden, Robert D. Kaplan concierne que “...el imperialismo no es más que una variedad de aislacionismo, en la que la exigencia de una seguridad absoluta e inmaculada en la patria conduce a la conquista del mundo, proceso durante el cual el país se somete a todas las ansiedades del mundo...” (Kaplan, p.15). Cita Kaplan que el “...profesor Karl Haushofer...[que  los] Estados Unidos, tras derrotar el incipiente imperio mundial de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, poseía en ese momento los requisitos operacionales para mantener uno propio...” (Kaplan, p. 14).

El ejercicio de la soberbia sea personal y/o de un Estado-nación es un acto voluntario, de actitud conciente, independiente de que, generalmente, quien se comporte en esa actitud de soberbia, vehementemente lo niegue; mientras que cuando es el diseño de una Política de Estado de una nación en sus decisiones ejecutivas ejercidas por su gobierno temporal, lo realice en “cínicas excusas” . Pero cuando ese gobierno temporal es referente de una política imperial en sus ejecuciones imperialistas como imperio, la soberbia expresa la conjunción de esas políticas de Estado diseñadas por un conjunto de personas y ejecutadas bajo las responsabilidades del jefe del Estado y del Gobierno en referencia. Es por ello que se deben separar actitudes de soberbia política cuando es ejecutada por una nación-imperio de aquellas naciones que, bajo excusas histórico-culturales, buscan subyugar a una nación vecina con finalidades de convertirla en un “estado-siervo” (referencia: Colombia con respecto a Venezuela).

Pongamos el ejemplo de cuando Zbigniew Brzezinski expone con diáfana claridad que “...los Estados Unidos tienen la supremacía en los cuatro ámbitos decisivos del poder global: en el militar su alcance global es inigualado; económico siguen siendo la locomotora del crecimiento global...tecnológico mantienen una posición de liderazgo global en los sectores punta de innovación y, en lo cultural disfrutan de un atractivo...el poder global estadounidense se ejerce a través de un sistema global cuyo diseño es netamente estadounidense y que refleja la experiencia doméstica de ese país...” (Brzezinski, p. 33). Es de obligación precisar que este texto en inglés (“El tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos”), se publicó en el año 1997. Lo referimos porque en las actuales realidades globales se expresan escenarios profundamente diferentes a las conclusiones a las que llegó el polaco-norteamericano.

Pero el mejor exponente de un comportamiento cotidiano de soberbia imperial lo expresa y se expone con el Presidente Donald Trump junto con su Secretario de Estado, Mike Pompeo. La reacción mundial hacia el Presidente Trump es de conocimiento público no solo por las opiniones expresadas desde países de los denominados como del Tercer Mundo sino lo curioso son las ágrias opiniones expuestas por la más alta dirigencia de la Comunidad Europea. La prepotencia norteamericana así como sus “lecciones dictadas” como también las condiciones sine qua non dirigidas a diferentes dirigentes mundiales sobre “la verdad norteamericana” como única vía de las “relaciones democráticas obligantes” con el imperio norteamericano son lógicas en el comportamiento de un imperio.

Consideramos que está presente en el seno del imperio norteamericano una relación de la soberbia con la histórica religiosidad del país del norte continental americano. Obvio. En el caso concreto del imperio norteamericano, la religiosidad está impresa en el consciente colectivo desde los propios y primeros colonos provenientes desde el imperio británico siendo esa realidad una condición fundamental justificada de cada decisión de Política de Estado en el desarrollo de la política imperial bien diseñada y propuesta por Mahan. De aquel “Save the king/queen” británico se refleja en el “país del Norte” en “God save America” como “oración salvífica terrenal”. Pero cuando profundizamos sin mayores profundidades en ese ideario, nos consideramos que es, en si misma, una frase-deseo-religioso-aspirado extremadamente peligrosa-imperial cuando no define a cuál dios es el referido como también su impacto, en el marco de esa religiosidad, en todo el continente americano; en consecuencia es de toda lógica expansiva la “Doctrina Monroe”.

Demostremos sin grandes profundidades cómo expone el Secretario de Estado, Mike Pompeo, “lo religioso norteamericano por profético” en una conferencia dictada en la American Association of Christian Counselors, el día 11 de Octobre, 2019, bajo el título: “Being a Christian Leader”. Citamos.

“…ustedes y mi persona tratamos de sensibilizar los corazones y pensamientos con la finalidad de lograr cambiar los comportamientos del Otro...Como creyentes, le rogamos a Dios nos asista para poderlo lograr, convertirnos en una fuerza del bien en la vida del “ser creado” como “ser social”...conozco de ciertos medios de comunicación que me critican cuando invoco a Dios en mis responsabilidades como Secretario de Estado del Presidente Donald Trump...en ese orden de comportamiento, mantengo abierta la Biblia en mi escritorio y cada mañana le dedico unos momentos a su lectura...esta Administración a diferencia de las anteriores administraciones  ha expresado la verdad en diferentes maneras como, a título de referencia, el autoritarismo de China como demostrar que Irán es un país agresor y no un país agredido...los Estados Unidos tienen una larga y orgullosa historia de libertad religiosa deseando salvaguardar esa bendición religiosa frente al 80% de la población mundial que vive en países donde la libertad religiosa está siendo reprimida...”.

El texto no fue traducido literalmente como se puede conocer a través de su lectura aunque si contiene el sentido de las ideas expresadas por el Secretario de Estado, Mike Pompeo, militar de carrera, ex-Director de la CIA, legislador, quien sirviera durante la “Guerra Fría” en Alemania conociendo las realidades del “Muro de Berlín”, escenario cargado de ideología anti-comunista. El perfil del norteamericano blanco, radicalmente anti-comunista, y “enviado por los dioses del Olimpo”. Todo un creyente militante y ortodoxo en el ambiente del cristianismo protestante-calvinista norteamericano según las bases históricas de la religión importada desde la Gran Bretaña.

Ese orden, su idea principal expresada en el texto elegido como simple referencia necesaria, nos hemos permitido rescatar la siguiente frase: “...los Estados Unidos tienen una larga y orgullosa historia de libertad religiosa deseando salvaguardar esa bendición religiosa...”. Ella expresa, en toda su intensidad, las bases teo-antropológicas de la “nueva nación americana” en su “destino manifiesto”, en mesiánica actitud política de expandir “la palabra bíblica” a todas las naciones en su conjunción lógico-política sustentada en el ideario liberal del siglo XIX.

Es, en ese sentido, que las actuales contradicciones en el que se encuentra inmerso el imperio norteamericano están y se encuentran frente a sus dos enemigos, Rusia y China, el primero enemigo histórico mientras que el segundo como aspirada semi-colonia también histórica; esas contradicciones no solo son de carácter económico, es decir, en función de la  realidad y praxis de la economía mundial en sus actuales manifestaciones en crisis de la estructura económico-capitalista-globalizada; tampoco es la variable militar nuclear-destructiva; es, en última instancia, la base fundamental de la ideología judeo-cristiana en su soberbia en su máxima expresión necesaria. Es por ello que es de necesidad imperiosa comprender cada una de las contradicciones pero, fundamentalmente, la actitud teo-antropológica contenida en el “Destino Manifiesto”, las demás decisiones de Política de Estado son herramientas necesarias y obligantes para su permanencia como imperio histórico. Es por ello que nos hacemos las siguientes preguntas:

¿Son los Estados Unidos de América donde se encuentra el Edén? ¿Son sus líderes los profetas del “nuevo mundo?

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.
delpozo14@gmail.com



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Miguel Ángel Del Pozo


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