Distopía y el principio de Estado general de sospecha

Siglos, civilizaciones, filosofías, modos de producción, pensadores, doctrinas jurídicas, luchas y revoluciones (la francesa, estadounidense, las del nuevo mundo…), derivaron en el principio general, derecho y garantía de la Presunción de inocencia. Pivote de las libertades de la ciudadanía.

Ayer 18 de enero de 2024, el diputado Diosdado, sin medias tintas, en forma categórica y pública, explícitó en Barinas otra categoría jurídica política: el principio de Estado general de sospecha, nada menos que la antítesis del principio-derecho constitucional de inocencia y del Estado de derecho.

Viene al caso la obra de ficción de G. Orwell: "1984". Allí, el escritor describe el funcionamiento de un gobierno totalitario que, a partir de una lengua de laboratorio, la neolengua, se ha propuesto sustituir la realidad por una versión aberrante de la misma con miras a la legitimación de las prácticas autoritarias del gobierno y su sistema alienante. En ese sentido, promueve verdades, absolutas, desde luego, como "La libertad es la esclavitud", "El amor es el odio" y "La guerra es la paz".

Huelga decir que la neolengua no es extraña a los gobiernos de carne y hueso de todo signo y ámbito geográfico (en más o en menos), pero tampoco lo es a los excesos del mercado ni al frente beligerante entre las naciones. Ya se ha dicho con reiteración: "La primera víctima cuando llega la guerra es la verdad (Jhonson, 1917). La de Irak no es ni la primera ni la última detonada a partir de una calculada y mediática mentira, pero el horror que tiene lugar hoy en el medio oriente, donde la población civil, infantes incluidos, es la principal víctima, no conoce parangón.

Mucha tela que cortar en el ámbito global, pero mantengámonos en el terreno venezolano y su gobierno, que es lo que nos ocupa. Antes de retomar lo dicho en barinas por el expresidente de la asamblea nacional, es preciso observar que la neolengua de nuestras autoridades no es tan burda y dicotómica (libertad-esclavitud, amor-odio, paz……) como la de "1984". Ella tiene más ingenio y creatividad: la alternativa al manido "El Estado soy yo" no es su contra dual "El Estado son ustedes", se escucha mejor el unificado "Venezuela ahora es de todos"; a los apagones sistemáticos de energía eléctrica no les llama con la simpleza cacofónica "Prendedores", son "distribución de carga"; y a "El lago de Maracaibo está contaminado" no se le opone el poco creíble por nadie "El lago de Maracaibo está descontaminado", es más proactivo y esperanzador el "He ordenado una investigación sobre las denuncias de derrames petroleros en el lago". ¿Se ve claro y trasparente ahora?

Tampoco este es el espacio para dar parte del rico registro de expresiones de la neolengua propia de la dirigencia de la oposición venezolana o, para hacer más preciso, de la parte de ella más representativa, me refiero a la heredera de la MUD y demás nominal-metamorfosis con las que han llegado hasta el día de hoy. Un solo botón basta, por ahora: Régimen, régimen, régimen… Está bien que los tanques pensantes de ese importante sector político apelan a recursos narrativos como la anáfora, pero, ¡Dios y su ayuda!: más imaginación. A lo mejor ha sido el déficit de creatividad lo que ha llevado a un sector de esa fuerza política a acercarse al gobierno; o quizás el desgano que sienten al no ver en el horizonte nuevos e inmediatos monómeros y similares negocios que usufructuar en un contexto internacional donde han perdido influencia, también hay que decirlo, por ahora.

Retomemos lo del Estado general de sospecha a que se aludió ayer en Barinas. No tienen ni un pelo de desperdicio, su autor brilló de creatividad, neo policial. La expresión de Diosdado no solo es para el país en general y sus sectores más conscientes, a los que claramente busca intimidar, también lo es para el gobierno. Marca un antes y un después que tiende a cerrar los espacios o nichos de tolerancia democrática que existen, muy reducidos. Se trasluce en sus expresiones de Barinas que la neolengua, frente al empuje de los trabajadores movilizados cada vez con más fuerza y autonomía, terminará siendo una estrategia edulcorada y a corto y mediano plazo ineficiente, sino lo es ya. Es que muy pocos creen la versión del gobierno, con independencia de la lengua en que se socorra.

Junto con la restricción de hecho de las libertades públicas, sobre todo los relacionados con la protesta y los derechos colectivos de los trabajadores, el gobierno explicitará con mayor crudeza el carácter autoritario de su gestión, en la palabra y en los hechos. A su vez, estimamos que, ante el agotamiento de la estrategia de las limitaciones fácticas, procederá con una nueva oleada de modificaciones legislativas y veremos el principio de inocencia restringido por vía de regulaciones procedimentales y adjetivas, pero seguirá formalmente consagrado con todas sus letras en la Constitución de 1999, lo que equivale a decir que sería la instauración del principio general de sospecha y culpabilidad. Ese día, si lo permitimos, amaneceremos siendo menos ciudadanos.

Diosdado ha advertido que la neo lengua gubernamental, con toda su creatividad y las utilidades que le dio al gobierno hasta no hace mucho, ya está virtualmente agotada. Propone ir a más allá en el ejercicio del autoritarismo. El Estado general de sospecha es eso: la fase superior de la distopía.

De modo que ninguna antiutopía es mejor que otra, por lo que no hay nada que buscar en ninguna de ellas. Frente a todas las clases de usufructuarios, los de ayer y los de hoy, los trabajadores, de nuevo, levantan la utopía democrática y de justicia, junto con demás sectores conscientes y las organizaciones sindicales, laborales y políticas que los acompañan. Nuevas y más felices paginas serán escritas.

servioantuliozambrano@gmail.com

 


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Servio Antulio Zambrano


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