Cómo prevenir la guerra preventiva (contra nuestra patria)

Bajemos por un momento a los subsuelos de este curioso instrumento de sometimiento imperial llamado "guerra preventiva", el cual no es nuevo en la historia de los imperios pero constituye algo así como la novedad predilecta de los propulsores del fascismo internacional en el siglo XXI.

Prevenir consiste en "anticiparse a", o en "adelantarse en". Sin embargo, es muy probable que en el contexto de un ataque preventivo contra nuestra patria tengamos que enfrentarnos a una nueva forma de "anticipación". Hay razones para pensar que la que nos tienen reservada no es el tipo de anticipación hasta ahora practicada por nuestros agresores, sino una aún más radical.

Veamos qué significación puede llegar a tener para nosotros, en el verdadero contexto de este conflicto, la palabra "anticipación". El fundamento de nuestra preocupación actual podría resumirse en el siguiente razonamiento: allí donde la falsa excusa (Venezuela como estado narco-terrorista) no corresponde con las verdaderas razones de fondo (invasión rapaz imperial), tampoco ha de corresponder la forma de acción abiertamente propuesta por el imperio (guerra preventiva) con la verdadera forma de acción que nos tiene efectivamente reservada. Por ello, lo más seguro es que la operación planteada contra nuestro país no presentará formas clásicas, es decir, respetuosas de los stándares argumentativos de la observación internacional. Deberá muy probablemente llamarse, en vez de guerra preventiva, "guerra SORPESIVA".

He allí la verdadera potencialidad y evolución, en manos imperiales, de la palabra "anticipación". La guerra preventiva "made in USA" no supondrá de ahora en adelante la acusación como requisito de legitimación para acciones de neutralización por la fuerza. La palabra "preventiva", dentro de la mente perniciosa de un Estado auto proclamado en policía internacional, llegará incluso a superar la dimensión ya intolerable para la humanidad de semejante instrumento de violación expedita y permanente, como lo es ese exabrupto conceptual que con más propiedad debería llamarse "guerra pre-defensiva". Fiel a la lógica implacable de su hegemonía planetaria, el imperio seguirá explotando la "idea de anticipación" hasta sus límites literales, no permitiéndole reducirse a un blandengue "adelantarse a" en defensa propia (el cual, a pesar de lo prolijo del proceso que supone su argumentación probatoria, permanece dentro de un ámbito de legalidad jurídica). De la falaz "prevención en defensa de", a la "anticipación mediante la sorpresa a" sólo media un pírrico paso: el que va de una pseudo legalidad a una completa ilegalidad. Nada extraordinario, el esfuerzo. Después de todo EEUU ha irrespetado históricamente a tal punto los márgenes de la legalidad internacional que no hay razones para suponer que hoy seguirá insistiendo en justificar su proverbial derecho a la defensa de sus intereses a través de un organismo como la ONU. Un ataque sorpresivo contra nuestra integridad parece ahora más acorde con su rastrera amoralidad.

Estamos frente al abismo de la barbarie y desde el punto de vista de nuestro proverbial enemigo norteño la palabra "anticipación" será justamente la medida, la clave estratégica que éste adoptará desde ya para ampararse de cualquier nación y "desvalijarla" en el más amplio sentido del término. Gracias a la palabra "anticipación", ahora re-dimensionada, la "guerra preventiva" tendrá nuevos matices, demostrará haber evolucionado desde su experiencia original en Irak. Una actualizada versión de dicha estrategia tendrá sus propiedades inéditas y éstas sólo se revelarán en un segundo nivel de lectura, el cual pondrá en evidencia la inversión del orden usual de los procesos establecidos mediante un uso desleal de lo que incluso en tiempos de guerra sería considerado trampa. Se alterará la lógica común de las acciones y lo esencial consistirá en que se atrapará la presa antes de que sea incluso declarada presa. Mentes como las del depravado imperio norteamericano estirarán al máximo las garantías de éxito de su "dorado objetivo".

Según la previsible mentalidad de nuestro agresor imperial, esta será de ahora en adelante la verdadera acepción de la palabra "prevención": la anticipación a mansalva. Así, incluso antes de que nuestro Gobierno y nuestro Presidente sean oficialmente declarados ante el mundo por Bush y compañía como "terroristas", Washington se dará el tupé de actuar en prevención contra el terrorismo invadiendo a nuestro país. Luego tratará de justificar la invasión, buscará las razones, inventará las pruebas, mientras la presa ya ha sido atrapada.

Pero esto es lo de menos, sólo bastará para proceder a tal facturación contar con la campaña mediática negativa creada con antelación a nivel mundial en contra de nuestro proceso. La mente alienada de millones será en lo sucesivo el soporte virtual que hará las veces de tribunal internacional de las naciones "problemáticas". La facilidad de estas operaciones imperiales anticipadas será por definición inversamente proporcional a la docilidad de la opinión mundial conquistada por los medios. Éstos, dicho sea de paso, no deberán más ser llamados medios de comunicación, sino Medios de Inducción Propagandística Imperial para el Control de la Información de Masas (MIPICIM).

No ocurrirá esta vez como en los prolegómenos de la invasión a Irak, donde EEUU no pudo probar ante la ONU la necesidad de un ataque preventivo contra ese país. Como todos vimos, probar la existencia de armas de destrucción masiva fue una campaña penosa, extremadamente ardua hasta para el jardinero de la Casa Blanca. El imperio se vio obligado a agotar prácticamente todos sus recursos de disuasión diplomática, a exponerse hasta el ridículo gracias a una insalvable, insostenible, falsa certitud argumentativa, teniendo sus portavoces que resignarse como imbéciles a mentir en público. Para colmo, el descubrimiento ulterior ante la escena internacional del fraudulento montaje no pudo hacer otra cosa que incrementar el peso de la infamia que caería sobre sus autores como una maldición. En tanto que inexcusables depredadores de la civilización humana hoy continúan llevando esa carga a cuestas, una bochornosa "carreta" que a pesar de la naturaleza "casi-humana" que los identifica no debe serles muy cómoda de arrastrar a diario. No, el decrépito pero aún peligroso gobierno republicano estadounidense no puede -ni intentará- pasar de nuevo por el trago amargo de la ONU, el cual no sólo es un protocolo que ya no sabe vestir, sino un segmento de camino totalmente innecesario en su marcha hacia el objetivo final. Es por lo cual esta vez el imperio no discutirá, se evitará esa molestia, actuará primero.

Ahora bien, ¿cómo prevenirlo?

Pues saquemos la cuenta. Cada vez que respondemos a algún incidente, lo cierto es que por y durante la mera reacción que habitualmente producimos en respuesta, ya estamos perdiendo tiempo. La correctitud, la compostura, la nobleza consuetudinaria de nuestra digna y consistente reacción nos hace, sin embargo, perder cada vez minutos, o regalarle años de avanzada al enemigo en su manifiesta intención de ultraje a nuestro soberanía.

Es la neutralización automática, además, de nuestra voz y del aporte eventual que nuestro mensaje libertario puede ofrecer a un mundo necesitado en espera por fin del grito revolucionario de justicia: ¡Libertad!

En criollo solemos decir "picar alante", y es precisamente lo que nos están haciendo.

¿La solución?

¡No desaprovechar del MOMENTUM!

Bloqueemos pues, embarguemos nosotros pues.

¡FIN DEL PETRÓLEO AL IMPERIO!

¡Patria, Socialismo o Muerte!
¡¡Venceremos!!


xavierpad@gmail.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 5681 veces.



Xavier Padilla


Visite el perfil de Xavier Padilla para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Xavier Padilla

Xavier Padilla

Más artículos de este autor