La amable señora
de la posada Pueblo Llano nos ubicó en el más apartado rincón de
su pensión y pudimos descansar. Al siguiente día, nos cuenta: los
motociclistas son todos de la zona, son campesinos…los fines de semana
se reúnen en el pueblo a divertirse haciendo competencias y ruidos.
A continuación la anfitriona nos cuenta: Casi cada fin de semana tenemos
velorio. Los muchachos se nos están matando en esas máquinas…el
problema es que beben mucha cerveza y usted sabe lo peligrosa que son
estas carreteras. Efectivamente, fuimos testigos de un “novenario”
y comprobamos cómo cuadra a cuadra, en lugar de la tradicional
bodega, se impuso la venta del popular y amarillento líquido.
Duele recordarlo: Millares
de camiones y gandolas de cerveza penetran diariamente ciudades, campos,
pueblos, caseríos, como también el cuerpo y alma de nuestra juventud.
Nuestra amada patria es asolada semanalmente por una secuela de accidentes,
crímenes y reyertas que van acompañada de lo menos evidente, la ruina
de familias enteras, su desarticulación, abandono de los hijos, y un
largo etcétera. A estas alturas ¿será posible señalar responsables?
¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿No es evidente la relación
entre el consumo de licor en las esquinas de Venezuela y los índices
de violencia y criminalidad? Urge entonces abocarse a este espinoso
problema, máximo cuando ya es conocido que somos el primer país de
mayor consumo de cerveza per cápita en América Latina. Es altamente
preocupante que este fenómeno social este poniendo en riesgo los empeños
de una revolución que se ha propuesto romper paradigmas y formar ciudadanos
dignos, cargados de valores superiores con un inmenso compromiso social.
Las Misiones dirigidas a elevar la autoestima de la población que habita
nuestras barriadas populares se ven hoy seriamente amenazadas. Toda
la entrega y corazón que coloquen sus facilitadores pueden ser destruidos
un fin de semana por la aplastante penetración que tiene el citado
producto alcohólico. Lamentablemente, éste se vislumbra como uno de
los mayores obstáculos a los retos de la revolución bolivariana. ¿Terminarán
siendo más fuertes las industrias cerveceras que los propósitos superiores
de nuestra revolución humanista?