De Maria Machado

Tratemos de conjugar el verbo “Capitalismo popular”

María Machado se ha estado devanando los sesos para encontrar algo ingenioso y valioso que se oponga al proyecto socialista que hoy en Venezuela encarna el presidente Chávez. La han asesorado gerentes gringos, expertos en imagen, catedráticos de la UCLA, UCV y la ULA, obispos, generales retirados, tránsfugas de la izquierda, comediantes y reyes del marketing electorero. Se barajaron ante ella una mil propuestas pensando en un nombre que cale en el pueblo y que por sobre todas las cosas haga ver que el capitalismo a fin de cuentas no tiene nada de peligroso ni nada de malo. En estas discusiones no podía evitarse la palabra capitalismo de ningún modo porque a ella le parece que ha llegado el momento, en plena recta final, de tomar el toro por los cachos.

Ella quien ha estado residenciada en el gran país del Norte, que estudió en Washington, que viaja frecuentemente a Miami, que ama los rutilantes rascacielos, el bullir de la gente por la séptima avenida de Nueva York sobre todo en el centro de la Madison Square Garden.

Ella que sueña en el poder la poderosa propiedad privada, en las enormes ganancias de los empresarios, en la milagrosa mano invisible, en la gloria de los que han conseguido encumbrarse en la vida gracias a la especulación, el regateo, la apuestas en las bolsas.

De todo aquel barullo de ideas que se conjugaban, finalmente alguien saltó y dijo: “María Machado, he encontrado el verbo perfecto porque a todo el mundo le interesa la plata, principalmente a los que menos la tienen: CAPITALISMO POPULAR. Esa debe ser tu consigna de ahora en adelante”.

María Corina quedó turbada, conmovida y sin palabras: sus orejitas se elevaron, sus ojillos se expandieron en brillos celestiales, sus finos labios se entregaron a una plegaria y su rostro todo enrojeció por el sublime impacto de la fórmula mágica.

Aunque a los minutos ella misma se preguntaba: “¿Caballeros, y cómo conjugamos eso?”

Ahí estaba la cuestión, pero lo importante era lanzar el “verbo” al mercado de las ideas de la ultra-derecha porque en ese mundo todavía nadie ha hecho una sola propuesta de peso, ideológica, moral, intelectual ni siquiera medio simbólica. Desde que Manuel Rosales saliera con su tarjeta Mi Negra, nunca más había lanzado algo más sesudo, más concreto y relevante en el plano de los contratos sociales.

Mirándolo bien –se dijo María Machado- el pueblo necesita capital, porque el capital es algo necesario para existir, es el oxígeno de la existencia material hasta del más miserable, sin capital quién tiene vida.

En esencia el capital tiene mucho de popular. Y comenzó a conjugar lo de popular a ver si le salía: Yo popule meo, tú popule meas, todos popule meamos. Y a fin de cuenta si ellos capitalizan, yo me los capitalizo a todos, es decir, salgo ganando.

Genial, excelente.

Señoras y señores: a capitalizarnos que algo valemos, sentenció finalmente a  María Machado su equipo y salió en su Rocinante.

Por ahí anda, más contenta que bobo con Consola de Juegos de videos.

@jsantroz



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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