Diálogo -Reconciliación versus Justicia e Impunidad

“La verdad es aquello que no se puede sustituir”.

Hanna Arendt.



La situación de tensión y conflicto extremo que volvemos a revivir los venezolanos y las venezolanas vuelve a poner sobre el tapete el tan manido tema sobre el diálogo- reconciliación, y el tema de justicia-impunidad, con menor publicidad, pero no por ello de mayor relevancia.

El Diálogo- Reconciliación.

Los expertos, analistas, periodistas y opinantes de uno u otro bando tienden a analizarlo bajo el prisma conceptual del liberalismo: la neutralización y la despolitización de las instituciones públicas, lo individual y lo colectivo, la pluralidad y el antagonismo.

Lo primero lleva a una práctica de la desconfianza contra todos aquellos poderes políticos y formas de Estado y que lleva a su desconocimiento y deslegitimación. Ergo: Capriles no reconoce el resultado hasta contar todas las cajas. “Aquí el gran perdedor es Usted” le dijo a su contendor.* Según informaciones que maneja- el gobernador mirandino- un grupo de militares estaría detenido por “exigir el cumplimiento de la Constitución”.*

Lo individual y lo colectivo: El liberalismo tanto en la política como en lo económico, desactiva los ligamentos colectivos del actuar político, lleva a la atomización de los grupos y des-solidariza a las personas entre si, en aras de supuestas ventajas individuales, impidiéndoles traducir sus antagonismos en el lenguaje de la política, se opta: por el de las cacerolas puertas adentro, el asalto y la quema de bienes públicos y personales, hasta llegar al exterminio físico de quienes comulgan con otras ideas. Construye siempre antagonismos que no pasan por la mediación de lo político: “Esto es un enfrentamiento entre el pueblo y el Gobierno”. Henrique Capriles Radonsky. Globovisión.

Pluralismo y antagonismo. La política no vive del orden, sino de actores que se desplazan continuamente, a veces unidos, pero a veces separados, aunque casi siempre chocando entre sí, surgiendo antagonismos que no caben en el jardín idílico de la “sociedad plural” que proclaman las ideologías liberales, pluralismo que, al ser políticamente imposible, sólo puede ser asegurado por medios no políticos, entre ellos, por medio de la violencia. Una pluralidad política que no acepte el antagonismo, no tiene ningún sentido, de la misma manera que el antagonismo sin pluralidad sería pura guerra y no política.

La oposición por tanto, no representa una política sino una anti-política. Pregunta ¿Cómo dialogar y conciliar con quiénes buscan destruir la noción de lo político?

Justicia e Impunidad: El peso de la impunidad.

“Quien cree en sus propias mentiras, no puede diferenciar más entre lo que es verdad o no, tanto en sí como a su alrededor”. Los Hermanos Karamazov. Dostoievsky

La supervivencia del sistema de impunidad tiene un doble efecto: por una parte lleva a la población a dudar que se esté produciendo un cambio verdadero. Por el otro, terminar con la garantía de impunidad constituye el único modo para superar ciertas etapas y no volver a vivir situaciones aberrantes como el 11 A 2002, paro patronal-obrero y el sabotaje petrolero. No haberlo hecho, ha vuelto a desatar la acción violenta de grupos organizados- no vandálicos, ni manipulados, ni engañados ni tontos útiles- nuevamente convocados, alentados y guiados por quienes protagonizaron hechos pasados previamente mencionados, y que han vuelto a recurrir a sus métodos de siempre.

El llamado al diálogo- reconciliación pasa – antes que nada- por la satisfacción de justicia que obliga a la necesidad de restablecer la verdad jurídica e histórica. No puede aceptarse que aquel solo se reduzca a “pasar una pagina” a un “borrón y cuenta nueva”, o a “buscar el mínimo de consenso”, premisas de la antimoral de la IV República: Obispos se ofrecen para facilitar diálogo. Respaldan la auditoría y rechazan- no condenan- la violencia.**. O tempores o mores.

Ninguna reconciliación y/o diálogo puede eregirse sobre la mentira, más cuando la oposición, sus voceros y sus medios de comunicación la han institucionalizado en estos catorce años.

La reconstrucción y el conocimiento de los hechos constituyen una de las exigencias del devenir del proyecto revolucionario. El olvido del pasado no puede garantizar la reconciliación, mucho menos la impunidad de los violentos y de la violencia, protagonistas de acciones remotas y/o de hechos más recientes.

Teniendo en cuenta las realidades heredadas y la necesidad de justicia, no podemos aceptar, perdonar, tolerar y dialogar con quienes- por acción o por omisión- al optar por la violencia se sienten “más allá del bien y del mal” a lo Nietzsche, libre de pecado, de toda culpa y exentos de sanción y/o castigo.

Basta ya de alentar, reforzar y aceptar la antipolítica de la violencia y sus perpetradores.

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* Últimas Noticias 15-4-13 y 16-4-13.

** Últimas Noticias 15-4-13.


cebalbas@yahoo.com


Psicólogo Social.



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