La paz puede y debe ganar

La muerte de Raúl Reyes y la estrategia de EEUU-Uribe

La muerte de un guerrillero es natural, escandalosamente natural. Así escribió alguien cuando la muerte del Che en Bolivia. Eso se puede decir también ahora. Es una fiesta para Uribe y la derecha colombiana. Todas las muertes son lamentables.

Las FARC han recibido un fuerte golpe, que también puede ser para la paz. Probablemente no sea ni el final ni de las FARC ni de las posibilidades de paz.

Ya varios habíamos señalado que las acciones contra las FARC iban a intensificarse con un salto en la escala de las operaciones, que llevaría la guerra hacia los países vecinos, Venezuela y Ecuador, e intensificaría el uso de tecnología de última generación.

Cada vez que Uribe y los mandos militares colombianos, respaldados por EEUU, han hablado de manera altisonante, tienen una carta guardada. Así fue cuando el niño Enmanuel y así se confirma ahora. La operación contra Raúl Reyes estaba siendo montada mientras se realizaba la liberación de los ex- parlamentarios. Es la carta que EEUU-Uribe tenían preparada. Culminó hoy con la muerte de Raúl Reyes y otros guerrilleros. De esta manera se trata de apagar el éxito de la diplomacia y resaltar los resultados de la guerra. De nuevo Uribe “dinamita” el camino hacia la paz.

Fue un ataque aéreo con la posterior intervención de fuerzas de tierra que aseguran la operación. Este es el modelo aplicado en los últimos golpes propinados a las FARC. Creo que es el modelo que se está generalizando, como ya lo había sugerido en un artículo anterior. Contando con el poderío aéreo, el apoyo satelital y en general de inteligencia, que las fuerzas militares de EEUU (que cada vez más se involucran en la guerra) le están confiriendo a Uribe.

Estas ofensivas cuentan además con la intensificación de la represión y muy especialmente de la tortura y las infiltraciones. La delación en el contexto de bárbaras torturas y diversas formas de chantaje, ha sido una de las armas más efectivas contra los movimientos subversivos, como se confirma en la experiencia venezolana, en Chile, Uruguay, Argentina, Argelia y otras luchas guerrilleras. Cuando estos movimientos han sido movimientos de masas, ni la tortura ni los bombardeos los han doblegado. Así ocurrió en la resistencia contra los nazis durante la II Guerra Mundial, en la misma guerra de Argelia, en Vietnam, en la revolución cubana, en la revolución sandinista…

Seguramente la delación, la infiltración, la compra de informantes y el uso de tecnología de última generación, han intervenido en el golpe contra las FARC.

Sin duda, el lenguaje y las acciones del comando EEUU-Uribe, se harán más agresivas y provocadoras. La ofensiva militar se va a arreciar incrementándose la escala de las operaciones, las cuales se encontrarían “justificadas” por los “éxitos” de la “política de seguridad democrática”. Vamos a observar más ataques, más bombardeos, más torturas, más muerte y destrucción. Están siendo amenazados los campamentos donde están los retenidos por las FARC. Se va a provocar, a estimular, la muerte de algunos de ellos, lo cual, en principio, podría complicar la situación de las FARC. Hay que tener claro que a EEUU-Uribe, solo les interesa ganar la guerra y para ello vale todo: el fin justifica los medios. No les importa la vida de los retenidos por las FARC, cuya muerte podría ser atribuida a los guerrilleros.

Van a llevar la guerra hacia las fronteras. Ya atravesaron la frontera de Ecuador, bombardearon a un grupo guerrillero, mataron a Raúl Reyes y mantuvieron tropas dentro de Ecuador durante un buen tiempo ¿Qué ocurrirá si se atraviesa la frontera de Venezuela? Se aplicaría ese estilo aparentemente “cortés”, con el que se está tratando de encubrir la violación a la soberanía de Ecuador, ¿o deliberadamente se crearía un “casus belli”?

En Venezuela la guerra mediática ha sido particularmente intensa para desacreditar el acuerdo humanitario y descalificar al Presidente Chávez. Se van a intensificar los conflictos en la frontera: secuestros, diversos crímenes y en general, esfuerzos para crear rabia y descontento entre los venezolanos, desacreditando al Presidente Chávez. Para eso están los paramilitares.

EEUU-Uribe también van a recurrir a la diplomacia, a la diplomacia de guerra. A partir de “éxitos militares”, van a realizar propuestas de paz. Como señalan los manuales, van a intensificar la guerra en nombre de la paz y la reconciliación. No se trata de lograr la paz, sino de obtener la victoria, de aplastar al enemigo, de llevarlo a la rendición. Es la típica “pax americana”: en la que se puede cambiar la tumba por la humillación. Claro, como ya ha ocurrido en Afganistán e Irak, en ese propósito, pueden llevarse por delante a los pueblos, a sus propios soldados y estar transitando hacia una situación estratégica a nivel mundial, insostenible.

Las opciones de las FARC

EEUU-Uribe, se están anotando éxitos en la guerra, que no significan necesariamente el fin de esta.

La ofensiva actual no es contra las FARC en general, sino muy especialmente contra su secretariado y toda la línea de mando. Tiene como objetivo asestar un golpe estratégico que desarticule a las FARC y elimine su capacidad operativa. Desde el punto el punto de vista político, neutralizar sus iniciativas, colocarlos a la defensiva también en este terreno y llevarlos a un estado de desmoralización, de desbandada.

Es la culminación de una labor de inteligencia, de rastreo satelital, de infiltración, de compra de informantes, complementados con la tortura y una dotación militar y logística, capaz de introducir un desbalance en la relación de fuerzas y romper el aparente empate que se ha venido presentando.

Las FARC carecen de poder de fuego antiaéreo y no pueden sostener posiciones como para dar batallas antiaéreas y resguardar sus fuerzas. Mucho menos para responder a ataques misilísticos. Esto posiblemente esté introduciendo un cambio estratégico en el desarrollo de la guerra. Si se profundiza la ofensiva aérea, a las FARC podría dificultárseles el control de zonas. De ser así, quizás tendrían que poner el acento en el desarrollo de pequeñas unidades independientes orientadas a crear y explotar el factor sorpresa, desconcentrar las fuerzas enemigas, impedir el cerco táctico, golpear la retaguardia enemiga y sus puntos débiles, reduciendo el efecto de los ataques aéreos y misilísticos. Simultáneamente, es probable que la guerra en las ciudades, respaldada por una retaguardia muy móvil en el campo, adquiera mayor importancia, combinándose con las unidades que operen en el medio rural. Posiblemente esta situación implique una reestructuración de las fuerzas de la FARC, trabajando sin contar con áreas controladas y las ventajas que ello ha proporcionado.

Es decir, la guerra no concluiría, solo estaría entrando en una etapa más cruenta, más letal, más larga, con mayores sufrimientos y penalidades ¿Quién ganará? No es fácil un pronóstico. Pero hay algo seguro: los sufrimientos de la población se multiplicarán. El pueblo no ganará esa guerra.

En Afganistán cantaron victoria cuando desalojaron a los talibanes de las áreas controladas. Esta fue una operación fundada precisamente en bombardeos devastadores. Las fuerzas de EEUU (encubiertas por la ONU) ocuparon Afganistán, organizaron elecciones, designaron un nuevo gobierno y parecía que todo había concluido. Sin embargo, hoy las llamadas fuerzas intervencionistas están atascadas en Afganistán y la guerra está lejos de terminar.

Lo mismo pasó en Irak. Se declaró la victoria, el fin de la guerra, capturaron y ahorcaron a Sadam Hussein ¿Cuál es la realidad? Parece que EEUU está perdiendo la guerra. Sin embargo, las pérdidas del pueblo y de Irak como nación, son irrecuperables. El crimen se ha consumado.

Entonces, las bravuconadas de EEUU-Uribe de hoy, pueden ser eso, pero anunciadoras de más muertes, más desgracias y sin que el fin de la guerra esté próximo.

Ahora, ¿Qué va a pasar con los retenidos? Lo que EEUU-Uribe llaman “cerco humanitario”, raya en el crimen de guerra. Obviamente, con el giro que ha tomado la situación, el gobierno ha convertido los campamentos de prisioneros en objetivos militares. En esas condiciones las FARC no los pueden sostener ni proteger y EEUU-Uribe lo saben. Hay dos clases de prisioneros: por una parte, los civiles y por la otra, los típicos prisioneros de guerra, los militares. No es fácil la decisión de la FARC, pero no son solo las FARC las que tienen urgencia para tomar una decisión.

La iniciativa internacional y la posición de Venezuela

La situación colombiana, de hecho, se ha internacionalizado. El ataque de las fuerzas colombianas fue en territorio ecuatoriano y como lo ha reconocido el ministro de la defensa, las fuerza colombianas lo bombardearon y se mantuvieron ocupándolo durante un buen tiempo.

A los guerreristas les ocurre que obnubilados por el logro de sus objetivos, se desbocan y no les importa crear un “casus belli”. De hecho, ellos se han encargado de internacionalizar el conflicto, a lo que se suma la captura de Granda en territorio venezolano y las amenazas de capturar a un alcalde venezolano en la ciudad de Maracaibo. No es posible arreciar la ofensiva militar sin que eso tenga consecuencias políticas adversas. No hay que desesperarse. EEUU-Uribe van a golpear, pero también se van a equivocar. Aquí es donde cuentan las “sutilezas” o sabiduría táctica para ganar la batalla por la paz.

Como dijo el Presidente Chávez, Colombia puede estar aspirando a convertirse en el Israel del Continente; pero el gobierno colombiano no está rodeado por gobiernos proestadounidenses ni puede alegar una supuesta persecución étnica y tiene una guerra “interna”, que no puede superar.

Urgentemente, cono lo ha propuesto el Presidente Chávez, debe constituirse un grupo internacional, que de inmediato pida un cese al fuego y el inicio de negociaciones entre las partes para establecer las bases del acuerdo humanitario. De lo contrario, podemos estar al borde de un desastre humanitario, que no será el fin de la guerra, sino la posibilidad de que ella tome un segundo aliento con un carácter aún más criminal.

Las FARC, en medio de las dificultades de hoy, deben tratar de mantener la iniciativa política y anunciar, creo, la disposición a una nueva liberación de prisioneros, fijando algunas condiciones. La más importante sería la suspensión del cerco militar contra los campamentos donde están los prisioneros, y solicitar a la Cruz Roja que envíe una misión para reunirse con las FARC y estudiar en el terreno las condiciones para las nuevas liberaciones. Representantes de organizaciones humanitarias y los gobiernos interesados en la paz, respaldarían esa petición y solicitarían sumarse a esas conversaciones orientadas a proteger a los prisioneros y facilitar su liberación Ese primer encuentro puede culminar con una eventual fecha para nuevas liberaciones y la solicitud para la permanencia de una comisión de la Cruz Roja y otros delegados internacionales, que se declare garante de la vida de los retenidos por las FARC, unida a la intensificación de la presión internacional para que se realice el intercambio humanitario y se marche hacia la paz.

Hay que terminar de internacionalizar este conflicto. Sólo a EEUU-Uribe les conviene mantenerlo como problema interno y/o con un gobierno “narcoterrorista” como el venezolano.

El gobierno de Venezuela debe actuar con cautela, sumando fuerza internacional para lograr el cese de las operaciones militares, la constitución de un grupo de presión, nuevas liberaciones de prisioneros y el avance hacia el acuerdo humanitario.

Se está jugando el futuro de la paz en América Latina. Si no se frena a EEUU-Uribe, ahora, mañana puede ser tarde, podemos vernos envueltos en una guerra que cruce varias fronteras. Por esta razón, dependiendo de la posición de Ecuador, debería llevarse a la OEA la violación de la soberanía ecuatoriana por parte de Colombia. Para todo el continente, esta sería una medida preventiva, imprescindible.

La guerra en Colombia ya no es simplemente colombiana, es una amenaza a la paz regional y a la paz mundial. Este es el problema a resolver y el canje humanitario y los acuerdos de paz pasan por ahí. Los gobiernos progresistas de América Latina deberían pronunciarse enérgicamente.

julio.escalona@gmail.com


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Julio Escalona


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