La ambición desmedida, la avaricia y el egoísmo malsano de las élites globales

El señor Guterres máximo ejecutivo de la ONU, organismo que poco a poco se ha ido convirtiendo en un simple departamento más de las grandes corporaciones que son en verdad las que gobiernan el mundo, nos dice muy compungido que ya no hay vuelta atrás si no se toman medidas extremas para salvar lo que queda de nuestro hermoso planeta.

Tanto Guterres desde la ONU, como Schwab desde Davos, además de todas las redes controladas desde Silicon Valley, los medios corporativos y las altisonantes voces de la mayoría de los tanques de pensamiento (think Tanks) de las potencias colonialistas nos dicen que vienen tiempos muy difíciles en los que habrá que tomar decisiones dolorosas y sacrificar muchísimas cosas si queremos salvar el planeta.

En todo momento se refieren a que los sacrificios los tenemos que hacer todos nosotros, las grandes mayorías.

Desde hace ya tiempo vienen creando la narrativa de que la culpa de todo el desastre climático la tenemos los comunes, por nuestro consumo desenfrenado, la paridera exponencial de muchach@s, los excesivos viajes en avión, y nuestro exagerado apego por los vehículos de motor.

Nunca los hemos escuchado nombrar al verdadero responsable de todo lo anterior y a los verdaderos culpables de la crisis total en que estamos sumergidos como humanidad.

El primer gran culpable es el sistema "liberal" ( entre comillas porque de libre no tiene nada) capitalista. El segundo, sus grandes corporaciones de la muerte y su brutal propaganda adoctrinante que nos convierte en consumidores compulsivos de cuanta mierda quieran vendernos, desde comidas chatarra, vehiculos, telefonos y computadoras, hasta sexo, drogas y diversiones (distracciones ) de todo tipo....y tercero pero no de último, los personajes detrás de estas grandes corporaciones, los milmillonarios y sus lacayos politicos. Que por cierto nunca tienen que sacrificar nada y más bien se enriquecen con sus crisis y sus guerras.

El capitalismo es, sin duda alguna, un sistema amañado para que los de arriba siempre salgan ganadores, una economía de casino donde la gran banca nunca pierde y sus mafiosos dueños le cobran a los deudores con sangre y plomo.

El capitalismo para desarrollarse y mantenerse vivo necesita constantemente de nuevo capital y para eso debe estar siempre en expansión de otra manera todo el frágil castillo de naipes se derrumbaría catastróficamente.

La máxima prioridad de este sistema económico, sobretodo en su encarnación neoliberal imperialista, es la obtención de lucro y para eso debe invariablemente reducir salarios por medio de la explotación de la clase obrera y la automatización y reducir lo más posible el costo de los las materias primas lo que lleva a la explotación desenfrenada y brutal de la Madre Naturaleza que en la modernidad ha sido convertida en un objeto más para ser explotado sin importar las consecuencias.

La ambición desmedida, la avaricia y el egoísmo malsano de las élites globales y las clases gobernantes nos han traído a esta crisis global económica, sanitaria y política que tiene a la humanidad muy cerca del "día del juicio final". Lo que para algunos fanáticos religiosos es inevitable y hasta deseable y es casi un mandato divino.

Sin embargo esto no tiene por qué ser así. Existen muchas formas de arreglar todo este desastre. Lo que no existe es la voluntad política, tampoco el verdadero deseo de cambiar las cosas buscando el consenso y utilizando el tiempo necesario para tomar decisiones acertadas y factibles que no vayan en detrimento de las grandes mayorías.

Lamentablemente estamos observando como descaradamente las élites gobernantes están llevando adelante su macabro plan que incluye la mayor transferencia de las riquezas de todos a las manos de unos pocos, la aniquilación de los pequeños y medianos campesinos y los habitantes originarios, el despojo de sus tierras y la instalación a escala global de la genocida política de "seguridad nacional" que bien conocemos en Nuestra América.

Por allá por mediados de los años 60 el economista Britanico Keneth E. Boulding comenzó a publicar sus teorías económicas y ecológicas a las que denominó la economía de "la nave espacial tierra". En ellas Boulding habla de dos concepciones muy diferentes, una la la economía cerrada del futuro o como él mismo la denominaba la "economía del astronauta" en la que el ser humano debe hallar su lugar en un sistema ecológico frágil y cíclico creando un sistema que mantenga un nivel menor de actividad, menor producción y menor consumo.

El otro sistema, que deberíamos haber abandonado ya hace mucho pero que lamentablemente es el que han instalado a punta de propaganda, sangre, sudor y lágrimas, es el "sistema del Cowboy", un sistema abierto basado en la explotación infinita de un planeta finito, un sistema que promueve el derroche, el consumismo y la explotación.

No se si tendremos tiempo o si las grandes mayorías despertarán del sueño y la idiotización colectiva de la propaganda antes de que los psicópatas terminen de implantar su "gran reseteo " pero no voy a perder toda esperanza, no por mi, sino por los que vienen después de nosotros.

Los nativos americanos del norte, esos que fueron y siguen siendo masacrados y marginados por los Cowboys, tienen un dicho en el que vale la pena meditar: " no heredamos el planeta de nuestros antepasados... lo tomamos prestado de nuestros descendientes.



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Gustavo Corma


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