La Guaratara

Recompensa

La historia está llena de carteles de recompensas ofrecidas por hombres incómodos para la realeza, el oscurantismo y los tiranos de todos los tiempos. Por Joaquín Murrieta, el Robín Hood latinoamericano, cuya familia torturaron y asesinaron colonos norteamericanos, famoso en los corríos mejicanos, ofrecían bolsas de oro robado a sus mismos compatriotas. La inquisición emitió numerosas órdenes de captura contra Francisco de Miranda a quien excomulgaron por su empeño de libertad plena para el hombre y la mujer en tiempos coloniales. Desde Cristo, Bruno, el Che Guevara hasta Julian Assange y Snowden, los carteles de recompensa al estilo salvaje del oeste americano, sólo han variado de la rudimentaria imprenta a los modernos flyers donde se ofrecen sumas millonarias por caras distintas con la misma determinación: denunciar y derrotar la tiranía corrupta e imperial que somete los pueblos a la barbarie.

En esa misma lista que tiempo atrás encabezaron Murrieta, Miranda, Pancho Villa, El Che y numerosos luchadores por la libertad y la dignidad de América, África y Asia, hoy se inscriben Nicolás Maduro, Iván Márquez y Jesús Santrich. De estar vivo, seguramente la lista comenzaría por el Comandante Hugo Chávez, porque todos coinciden en un aspecto fundamental: ser protagonistas y garantes de los Acuerdos de la Habana, en los cuales se estableció la ruta para la Paz de Colombia que los gobiernos de Santos y Duque burlaron descaradamente porque no saben vivir, ni enriquecerse de otra forma si no por el narcotráfico y la guerra, como nos esclarece el mismo Iván Márquez en su denuncia contra la "farsa de la guerra contra las drogas", citando al ex gobernador de Minnesota quien vincula a la DEA y la CIA con dinero del narcotráfico para financiar la desestabilización de gobiernos soberanos. De hecho la inversión y el despliegue militar del Plan Colombia ha sido tan colosal que el fracaso norteamericano en su "lucha anti narcótica" es vergonzoso como en Vietnam: los carteles protegidos por la DEA se han fortalecido, especialmente el de los Soles Colombianos, conformado por militares intocables del uribismo.

Ante la magnitud de la derrota gringa en Colombia, se yergue la victoria de Venezuela contra la operación militar y para-militar más colosal de todos los tiempos para derrotar a un gobierno soberano. A la mentira y el fraude gringo no sólo le han ganado Santrich y muchos otros en las cortes y la opinión pública colombiana, sino que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela ha contenido, desmontado y ridiculizado todas las operaciones golpistas, de saboteo y manipulación promovidas desde Bogotá con apoyo de grupos paramilitares y el dinero del narcotráfico. Bastaría con observar desde un satélite cómo fluyen diariamente los cargamentos de cocaína hacia la costa oeste de Estados Unidos o escuchar unos minutos al Chapo Guzmán para conocer quiénes lo desplazaron en la comercialización de la droga que circula, cómodamente, por California, Texas, Houston y Nevada, con una demanda de dólares en efectivo que sólo altos funcionarios y banqueros pueden garantizar en territorio norteamericano.

La suma que ofrece Donald Trump por hombres que desafían la hegemonía norteamericana pudiera mejor sustentar a la OMS y alentar a quienes descubran la cura contra las pandemias que amenazan la vida de norteamericanos, brasileños y palestinos: el coronavirus y el genocidio supremacista, porque al fin y al cabo, no se trata de un puñado de hombres sino, como dijo Gaitán: de un Pueblo.

 



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Joaquín Román Rondón Santiago

Profesor universitario

 unellezjoaquin@gmail.com      @LaGuaratara

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