Los cinco representantes del capitalismo salvaje han pronunciado, en su momento, discursos donde hablan de reconciliación nacional, unidad, madurez y entrega por salvar a México de los peligros. En 1988 el peligro se llamaba Frente Democrático Nacional, la coalición de izquierda que postuló a la presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. El régimen priista recurrió a las amenazas, crímenes e intimidaciones contra los opositores. Hace 24 años fueron asesinados en la Ciudad de México, dos patriotas ilustres: Francisco Xavier Obando Hernández y Román Gil Heraldez.
Al anochecer del sábado 2 de julio de 1988, mientras Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano participaba en el cierre de campaña presidencial en Pátzcuaro, Michoacán, dos camaradas suyos: Francisco Xavier y Román eran asesinados en la capital mexicana. La persecución contra los militantes de la Corriente Democrática, surgida al interior del PRI, se había iniciado en Michoacán desde 1986 cuando Cuauhtémoc, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo cuestionaron a la dirigencia priista y al gobierno neoliberal de Miguel de la Madrid. El gobernador de Michoacán, Luis Martínez Villicaña, pidió entonces que “se aclararan los homicidios” y aseguró que “no eran crímenes políticos”.
Francisco Xavier Obando Hernández, abogado de profesión, político progresista que luchó siempre por establecer una sociedad equitativa, igualitaria y justa, era el responsable en el Frente Democrático Nacional de recoger los resultados de la elección de 1988. Había conocido durante su militancia anterior en el PRI, todas las mañas, trampas y trucos que realizaban los dirigentes de esa colectividad política que había ido abandonando ideales revolucionarios mientras institucionalizaba la corrupción y el crimen. El ilustre michoacano fue un hombre de trabajo que encontró en la política su vocación de servicio al pueblo. Siempre quiso evitar la violencia, porque tenía un profundo respeto por la vida. El sistema capitalista, criminal y neoliberal le quitó la vida en 1988. Dirigentes panistas y priista, defienden durante estos 24 años con engaños un modelo económico que privilegia las ganancias excesivas, y muchas veces ilícitas, de una minoría sobre la vida atormentada, incierta y precaria de la mayoría de mexicanos.
Estudiantes, desempleados y trabajadores jaliscienses que fueron testigos de la guerra sucia desatada por dirigentes priistas, panistas, perredistas del llamado “Grupo Universidad” (el poder total dentro de la Universidad de Guadalajara), contra Enrique Alfaro Ramírez, candidato a gobernador por el Partido Movimiento Ciudadano en Jalisco, así como la incompetencia de quienes dirigen el Instituto Electoral de Participación Ciudadana (IEPC), se preguntan ahora, si la lucha política termina con este proceso electoral y electorero o debe continuar hasta conseguir el establecimiento de sindicatos independientes donde los trabajadores reivindiquen sus derechos laborales y humanos, así como la formación y consolidación de movimientos y organizaciones estudiantiles que exijan a los administradores y académicos de universidades públicas, cumplir con la función sustantiva de las casas de estudios, ampliar la matrícula y respetar el derecho de los jóvenes que representan el futuro de Jalisco y de México.
Acarrear pobladores, comprar votos, ofrecer despensas y calumniar a los adversarios de otros partidos, han sido las acciones y malas conductas ejecutadas por un PRI que Televisa, TV Azteca y la Organización Editorial Mexicana (OEM) presentan como un partido nuevo y distinto al que gobernó México durante los regímenes de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, entre los años 1964 y 1976, cuando regímenes priistas encarcelaron, torturaron, desaparecieron y asesinaron a estudiantes y dirigentes políticos progresistas y de izquierda.
Las inversiones multimillonarias que durante seis años realizaron los capitalistas, “demócratas” y “tecnócratas” mexicanos en su “proyecto Peña Nieto”, serán respetadas y multiplicadas por el gobierno de quien también fuera jefe Ejecutivo en el estado de México y se prepara a dirigir un sexenio con la aspiración de realizar las grandes reformas estructurales que pasan por la privatización a plazos de la empresa Petróleos Mexicanos (PEMEX) y la modificación de leyes laborales que cancelen y nieguen prestaciones a los trabajadores. La venta de los recursos nacionales, en aras del “crecimiento y arribo de nuevas inversiones”, así como la “flexibilización de contratos y desaparición de plazas” representan un nuevo triunfo del capital y otra derrota de la población.
Gabriel Quadri de la Torre, ex candidato del Partido Nueva Alianza (Panal) y Josefina Vázquez Mota, aspirante a presidenta por el PAN, exigieron al candidato progresista, Andrés Manuel López Obrador, que se apresurara a reconocer la victoria del priista Enrique Peña Nieto para que la clase “política” mexicana demuestre ante el mundo, su “madurez”, es decir su mediocridad e incapacidad.
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