Se le cayó el capirote a los egipcios

La Corporación Usa, que se las sabe todas, ya no sabe qué hacer con la fábrica de capirotes ideológicos que está haciendo aguas desde hace bastante rato y está mojando a mucha gente.

Si. Desde hace un par de siglos la Corporación Usa comenzó a fabricar, aunque artesanalmente, sus capirotes ideológicos. Es interesante que se diga, que los capirotes ideológicos tienen como base fundamental la difusión de mentiras con un disfraz de imagen ideal y su venta como producto primiun, aunque no lo sea.

En los comienzos fallidos de la Corporación con una de sus primeras ventas artesanales, la emprendió contra Simón Bolívar, a quien intentó difamar con sus escuálidos diplomáticos, el primer equipo de ventas, quienes llamaban loco a quien se consagraría posteriormente como Libertador de América.

Tiempo después, dicha corporación fue adquiriendo la experticia necesaria que le permitió expandir la venta de cocorotes ideológicos a gran escala, pero esta vez avalada con un despliegue publicitario mucho más grande y un despliegue tecnológico de alto impacto, lo suficiente como para enraizar las mentiras en las mentes de las personas.

Y donde no hicieran efecto los cocorotes, pues apelaría como en las Grandes Ligas a una máquina de lanzar, pero en vez de pelotas, billetes, muchos billetes verdes y ahora, con certeza, podemos decir que no se las saben todas.

Y de fábrica pasó a convertirse en una gran industria con sucursales en todo el mundo, aunque no siempre las ventas de su ideología son buenas, porque lo que han estado vendiendo ya viene en proceso de deterioro y mucha gente y muchos países comienzan a devolver o a deshacerse de los capirotes ideológicos con los cuales han mentido y engañado a millones de personas.

Hoy en Egipto el capirote ideológico se despedaza, no quieren más el producto, pero es que ya viene deteriorándose desde hace unas cuantas décadas. En Latinoamérica las ventas del capirote ideológico de la Corporación Usa están palo abajo, como comienza a ocurrir en otras latitudes.

Los lemas publicitarios que avalaban sus ventas, como democracia ideal, perfecta, libertad y otros sueños inventados cinematográficamente ya no funcionan.

-¡Ya no más embustes!,

-¡No más farsa!, gritan millones de seres humanos.



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Pedro Estacio


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