Clase burguesa "gente bien"

Vamos hablar de la clase burguesa “gente bien”: “Un escritor dijo que él no podía escribir una novela sobre la clase burguesa de Venezuela porque si les pone a sus personajes cultura, inteligencia y sensibilidad parecen inverosímiles y si los pinta tal cual como son resultan pesados, espesos y fastidiosos”. “Jamás he conocido a unos seres más parlanchines y que digan más tonterías en menos tiempo. Y sobre todo no escuchan. Si uno intenta hablar lo oyen a duras penas y con expresión inequívoca de fastidio como diciendo, apúrate viejo. Si uno se descuida le arrebatan la palabra o se engarzan en una conversación con quien tengan al lado”. “A esta gente por más que se digan grandes cacaos, les falta clase. No son más que campesinos acomodados, sucios de petróleo. La mayoría de los personeros de la alta sociedad caraqueña tienen un origen oscuro, son hijos naturales o pasaron en su infancia hambre y humillaciones; la mayoría de esta gente que vive en las lujosas urbanizaciones del este de Caracas son unos lambucios, unos don nadie, pero podridos en real que le robaron al pueblo. En Venezuela, a todo el que piensa y no tiene real ni pertenece a su grupo lo llaman el loco. Es la venganza de los pulperos enriquecidos contra el pobre que creen que no tiene poca o ninguna importancia. Para estos racistas el que no es loco es pavoso, marico o bolsa. Es cuestión de herir al que se destaque. El nivel medio de esta gente es demasiado bajo para que pueda aceptar sin indigestarse a los que por su inteligencia o cultura ejercen funciones de Estado. Aquí tener una cultura o una inteligencia es exponerse a la ira envidiosa de la burguesía. En la plaza de las Américas de los Estados Unidos, si uno de estos especímenes se monta en un autobús con todos sus millones y su Rolex de oro y no va acompañado por el presidente de la General Electric, lo mandan hacia atrás con la gente de color. En Europa, ni con los bolsillos llenos de real los aguantan, para ellos no es nada ni lo podrá ser, y particularmente cuando les palpan el tipo latinoamericano. Aunque sean catires, que tengan apellido alemán, que hablen perfectamente cuarenta idiomas y encima que tengan plata, les da vergüenza decir que son venezolanos, porque tienen que afrontar las burlas de sus interlocutores”.

Ahora comprendo porque el oposicionismo denigra tanto de los hombres y mujeres revolucionari@s que ejercen funciones de gobierno, con el ideal de ser útiles, luchar por el desarrollo de la Patria y darle salud, educación, trabajo y vivienda al pueblo, no a entregar el país a un grupo de privilegiados y al imperialismo. De un lado las mayores humillaciones y afrentas; de la otra la más asquerosa adulancia. Definitivamente que para ser gobernante se necesita una estructura muy especial, como la del Presidente Chávez que muchos no tienen. Antes él creía que lo que tenía era su bien más preciado: hoy la iniquidad y lo duro de la lucha le ha robado el placer de vivir en familia y la dicha misma, le hace conocer las últimas realidades y la miseria de sus semejantes. Conoce el odio y la maldad en toda su dimensión. Conoce toda la abyección de que es capaz el alma humana por codicia o por odio. Hay un momento en el que el gobernante se siente sólo. Los gobernantes en la IV republica, en cambio utilizaban el poder en beneficio propio o para servir a las camarillas de su entorno político, y a la burguesía; tenían y tienen cara de plasta, porque su vida ha sido una mierda, aunque sean millonarios. No han hecho nada que valga la pena. Siempre han sido sombra de la oligarquía y del imperialismo, nunca ellos mismos. Eran, fueron y serán unos apátridas, ladrones, asesinos y cobardes que por sobrevivir eran capaces de todas las iniquidades. Muertos, Satanás en su perfidia, más que atizarles el fuego hará que vean desde allá la historia asquerosa de su vida.

Como gobernaban en los tiempos del puntofijismo: La lucha por el poder, no era más que “el quítate tú para ponerme yo”; lo otro: la bandera que esgrimían, los principios que invocaban, las ideas que exhibían, no eran más que demagogia que ocultaba la verdadera intención: sobrevivir, prevalecer, dominar. El Congreso y la Corte Suprema de justicia ponían la música de fondo y razonamientos jurídicos a lo que el Gobernante de turno y los cogollos de los partidos decidían. Era tener la mirada profunda y el coraje suficiente para actuar rápido y cruelmente cada vez que fuera necesario. Esa era la peor tragedia que tenía Venezuela. El país en la medida que se desbordaba en iniquidad se afianzaba en ingenio. Para ellos, “la Constitución como las mujeres hermosas nacieron para ser violadas”. Se había perdido toda noción de juridicidad y de decencia. La gracejería había sustituido a la dignidad, la habilidad a los principios, las opiniones a las creencias. El arquetipo predominante no era ni Bolívar, ni Miranda, ni Sucre, ni Zamora, ni el mismo Robinsón. Todo eso era un inmenso pantano, sórdido, mezquino y degradado, donde el héroe era el jefe de las mesnadas o todo lo que se parezca a él, esto es: la barraganería a horcajadas de la cultura, la intuición bárbara arrollando a la lógica y el saber, la picardía campeando sobre la inteligencia y la probidad.

Muchos intelectuales burgueses IV republicanos fueron y son culpables por omisión de nuestra tragedia y de muchas cosas malas. Estos plumíferos sin escrupulos, lo único que les interesaba era cobrar las jugosas dadivas que les daba el gobernante turnante, por eso no lo contrariaban para nada. Ellos mismos decían que no tenían sino ordenarles lo que querían para ponérselo en la más estilizada prosa, casos: Leoni y Lusinchi, ladrones y asesinos que nos los vendieron como si fueran la madre María de San José. ¡Qué poder de sumisión tenían los símbolos! Venezuela se había convertido en un adefesio tanto en la forma como en el fondo. Esto nos da una idea, de nuestra tragedia por no haber tenido las bolas suficientes de echar por la calle del medio y arrostrar las consecuencias que deja una insurrección popular, como afortunadamente hizo el Comandante Chávez. Por eso yo pienso tanto en la ideologización y concienciación socialista de la juventud que no está contaminada, para recordarle y meterle al pueblo en la cabeza nuevas ideas, no olvidarse como era el país antes de llegar Chávez, vivir en socialismo o en capitalismo.

Los burgueses nunca fueron capaces de comprender que: Vivir es dejar todos los días “algo” de lo que uno quiere, (ejemplo: el Libertador Simón Bolívar) hasta que nos quedamos sin nada. “En un comienzo todo era natural, los hombres en la tierra hacían y deshacían las cosas a su gusto; pero llegó el cristianismo y apareció el vicio”. Por eso los vagabundos de la burguesía en Venezuela procedían y proceden impunemente. Saben que siempre y cuando les dejen bastante dinero a sus hijos y a sus nietos para que defiendan su memoria, saldrán ilesos y embellecidos por la historia. En cambio a los pobres, sin fortuna, se les tendrá por amargados o locos, porque el dinero de los indignos alcanzará por siglos para taparles la boca. A estos delincuentes todo se les perdona a través de la confesión. Grandioso ejemplo que nos da la Sancta Iglesia Católica.

Si en Venezuela no hay hogar es porque la oligarquía, desde los tiempos de la conquista trató el problema del sexo y de la familia con una irresponsabilidad brutal. (Donde estaban los clérigos de la Iglesia Católica) Por eso es que si hubo el puntofijismo, no es porque el pueblo lo merezca, sino porque su clase dirigente lo ha permitido con su irresponsabilidad, ausencia de valores y codicia. Era y es una clase dirigente que además de ignorante y deshonesta, carecía y carece de brillo, y de visión futura. Por eso en Venezuela, la Revolución marchará sobre ruedas y a velocidad vertiginosa. Al pueblo, tenemos que hablarle, y pensar en indio, como hace Chávez. Hay que hablarle en criollo y no con la fría razón de la mente sajona.

Betancourt decía en el exilio: “En mi gobierno no habrá exiliados; ya que es preferible la muerte y la cárcel que vivir en tierra extraña”. Cuando se vio amo del poder años más tarde, para desgracia de Venezuela cumplió todo lo prometido: se acuerdan de lo que nos hizo este sátrapa asesino, disparen primero y averigüen después, presos, muertos y desaparecidos. Allí no había horizontes para los que pensaran. Era un país para la barraganería, los tomadores de caña, los cocineros de guisos y sancochos, jugadores de dominó, corredores de bolas criollas y traficantes de negocios fáciles. Como dijo Romero García: “el país de las nulidades engreídas y las reputaciones consagradas”.



Vamos hablar también de los inmigrantes europeos: llegamos con una mano al’ante y otra atrás, aventados por la intolerancia de los regímenes fascistas, acosados por el hambre y la miseria. La gran mayoría de estos sujetos, ellos y sus descendientes se convirtieron en lo más reaccionario, a semejanza de los dirigentes de sus países de origen: (excepciones, por supuesto las hay) la gran mayoría de ellos limpios, todos fascistas, que se creen que constituyen la aristocracia venezolana. Tenderos enriquecidos, semianalfabetas, peculadores, usureros, espías, traficantes de influencias, vende patrias, porquerías, advenedizos, arribistas, aventureros sin escrúpulos, provincianos ávidos, agentes interpuestos, equilibristas, adulantes, golilleros, sablistas al por mayor. Gente que cree que la historia comienza con ellos. A estos debemos sumarles los suramericanos que llegaron con las mismas mañas e intenciones desde los países al oeste y sur de Venezuela. ¡Cuerda de bandoleros! Gente que ha caído sobre Venezuela como una maldición.

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Como ejemplo sintomático de la actitud racista y fascista de la burguesía venezolana, veamos la siguiente parrafada:

“Un camarada recibe el encargo de comunicar a una institución pluscualida burguesa cierta manifestación política. El camarada, como oía hablar tanto de igualdad, creyó que las excelencias, los usías, las ilustrísimas, todos esos vococes bizantinos, habían desaparecido ante la autoridad del socialismo y dio al representante pluscualido un camarada como una casa, y concluyó su oficio con esta fórmula: salud, igualdad y fraternidad camarada. El pluscualido se indignó ¡Llamarse un pata en el suelo hermano de un ser privilegiado, hermano de un ser cuasi divino, cuya sangre se parece al Olimpo néctar, y cuya persona ha salido de la cabeza misma de Brahma! ¡Oh desacato del infame paria! La respuesta al sencillo oficio fue: Esperamos que después de muertos todos los chavistas Dios los encerrará en los infiernos por haber desacatado a los representantes de su divina autoridad sobre la faz de Venezuela”.

¡No Volverán!

Salud Camaradas.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria Socialista o Muerte.

¡Venceremos!


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Manuel Taibo


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