El 4-F: En la tradición de los golpes militares, no en la de las insurrecciones revolucionarias

Se cumple un nuevo aniversario del 4F, el otro hecho que, junto al Caracazo, marcaron la crisis terminal del régimen puntofijista y abrieron paso al período del chavismo. Ponemos a disposición el folleto de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) que dedicamos a este hecho, donde desde la izquierda y el marxismo ponemos en cuestión, en detalle, el falso "hito revolucionario" que creó el gobierno alrededor del 4F.

Han pasado 30 años desde que, en la madrugada del 4 de febrero de 1992, irrumpiera un intento de golpe militar contra el gobierno hambreador y asesino de Acción Democrática, encabezado por Carlos Andrés Pérez (CAP). Hacía casi exactamente tres años que había estallado la rebelión popular del 27 y 28 de febrero del ’89 contra la profundización de la pobreza, la escasez, el alto costo de la vida y el paquete de medidas pactadas por CAP II con el Fondo Monetario Internacional (FMI): un verdadero estallido social en el que la revuelta se extendió a casi todas las principales ciudades del país, llegando en algunos lugares a rebasar la represión policial, especialmente en Caracas, donde la mañana del 28 el pueblo alzado controlaba zonas de la capital.

Sacar el ejército a las calles, con tropas traídas incluso de las fronteras, fue la única manera de aplastar la rebelión, con centenares o miles –nunca se ha sabido con exactitud– de muertos en apenas unos pocos días. Ese ejército, cuyos más recientes combates serios habían sido en los años 60’s en la época de la lucha armada, se enfrentó a un pueblo desarmado, regando las calles con sangre de hombres, mujeres y niños del pueblo trabajador. Intentaron ocultar decenas de cadáveres en fosas comunes, pero el olor de la descomposición de los cuerpos impidió la ignominia, revelándose al país "La Peste". Con esta masacre del pueblo a manos de las Fuerzas Armadas respondía el régimen "democrático" de AD, Copei, Fedecámaras y la Iglesia Católica, apoyado por los EE.UU., al hastío popular contra la profunda crisis que le estaban haciendo pagar. La crisis del capitalismo venezolano rentístico y dependiente.

De tal suerte que la irrupción de un sector de las FF.AA. contra ese gobierno asesino y antipopular, fue recibida con simpatía por amplios sectores de la población. Fue el acto que marcó la aparición de Chávez en la historia nacional. El chavismo en el gobierno construyó una narrativa en la que el fallido golpe del 4-F es puesto en continuidad con el Caracazo, como partes de una misma dinámica "revolucionaria". Se lo ha llamado al 4-F "insurrección cívico-militar", incluso "gesta revolucionaria". Si bien son parte del mismo período de resquebrajamiento del régimen de entonces, ambos implican importantes quiebres en su estabilidad, la naturaleza de ambos es bastante diferente. Y es esto parte de lo que aborda el folleto que elaboramos desde la LTS para el año 2012, cuando se cumplían 20 años del hecho.

La discusión aquí no es la que interesada y superficialmente hace la oposición de derecha –conformada en su mayoría por deudos del régimen hambreador y asesino contra el cual se dio el golpe–, sobre lo "inconstitucional" o "antidemocrático" del golpe, sino el intento del chavismo de mostrarlo como la desembocadura revolucionaria de la crisis existente, de darle el carácter de "insurrección revolucionaria".

Como se pregunta el texto: "¿Cuáles organismos de masas participaron de la acción? ¿Cuántos destacamentos obreros, barriales o campesinos participaron? ¿Cuáles organismos de base [de] los soldados hubo? ¿Cuántas fábricas se tomaron o cuántas calles fueron controladas territorialmente por las barricadas populares? ¿Qué organizaciones obreras (sindicatos, comités de fábrica, comité de lucha, asambleas, etc.), barriales (juntas de vecinos, comités de viviendas, etc.) o campesinas estuvieron involucradas en la acción? Ninguna. Nada de eso hubo". El propio testimonio de Kléber Ramírez, uno de los pocos civiles involucrados con protagonismo en los hechos, y quien dicho sea de paso no lo estaba en condición de representante de algún organismo de masas o de alguna organización política con arraigo entre las clases explotadas, señala con claridad: "el movimiento popular se mantuvo inmóvil, paralizado, mientras digería la nueva situación" (Kléber Ramírez Rojas, Historia documental del 4 de febrero, p. 27).

El folleto recorre variados ejemplos de expresiones de insurrección revolucionaria obrera y campesina que ha dado la historia contemporánea, para mostrar cómo no es en esa tradición revolucionaria de las masas explotadas donde pueden conseguirse antecedentes para el intento de golpe de Chávez. Es más bien en la tradición de los golpes militares y de los nacionalismos burgueses (encabezados a menudo por militares) en que pueden ubicarse los antecedentes del 4F y el chavismo. Es lo que explica el texto.

Así mismo, discute sobre el mito del "pueblo dormido" o el "pueblo inerme" antes del ’92, con el cual se intenta construir la imagen de cómo el pueblo, sí o sí, necesitaba de la figura de Chávez y los militares para poder llevar adelante sus demandas.

De conjunto, es un material que "desmitifica desde la izquierda" el "relato" oficial. Un material de mucha importancia hoy, cuando el colapso del proyecto chavista es presentado por la derecha como el colapso del socialismo, pretendiendo así borrar del horizonte de las mayorías trabajadoras y pobres del país la perspectiva de una verdadera revolución social que abra paso al autogobierno del pueblo trabajador y la reorganización de la sociedad sobre nuevas bases, libres de explotación.

Precisamente una de las tareas claves del actual momento histórico es limpiar las palabras "revolución" y "socialismo" de todo el desprestigio que se han ganado gratuitamente, desenmarañar la gran confusión que han generado tanto el chavismo como la derecha alrededor de estas ideas, para permitir a la clase trabajadora conseguir banderas revolucionarias verdaderas y limpias por las cuales luchar. Lo cual es imprescindible para la reorganización y desarrollo de una izquierda anticapitalista y de los trabajadores en Venezuela. Este trabajo constituye un aporte en ese sentido.



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Angel Arias

Ex-dirigente estudiantil, sociólogo, militante de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS), columnista de La Izquierda Diario. http://www.laizquierdadiario.com.ve/Venezuela

 angel.arias.perez@gmail.com      @angelariaslts

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