Que la mentira sea vuestra guía

Si en el epígrafe anterior hubiese escrito "que la verdad sea vuestra guía" parecería una sentencia bíblica, pero tal como está apuntado más bien parece una broma de un folleto humorístico. Lamentablemente no es así, el título de este artículo es un motivo de reflexión, después de analizar el comportamiento de mi prójimo con relación a lo acontecimientos del mundo.

Todos aspiramos que la verdad sea el ente generador de nuestra conducta, pero lamentablemente pareciera que no es esta la que nos guía. Debe ser por aquel decir "las verdades son amargas". Por un extraño mecanismo cerebral aceptamos estoicamente la mentira, la misma que ha estado y está presente, desde hace miles de años en el acontecer familiar, religioso, político y social. Es esta la que define nuestra conducta, ante la complacencia individual y colectiva.

Una de las grandes mentiras que domina el mundo está relacionada con la religión, cualquiera que sea. La doctrinas de la fe se elaboraron hace miles de años y su responsables fueron unos hombres carentes de formación académica y científica, que no tenían idea de cómo se conformó el universo. Fue así que se dedicaron a propagar mentiras a diestra y siniestra, a través de los llamados profetas, quienes difundieron peroratas extraídas de los llamados libros sagrados. Eran discursos dirigidos a personas en su mayoría analfabetos e ignorantes.

Si dudan de lo que estoy afirmado basta tomar, por ejemplo, un ejemplar de La Biblia católica y sentarse a leerla con esmero, tanto el Viejo como el Nuevo Testamento. De este modo el lector se dará cuenta de las cantidades de barbaridades que aparecen en un libro dictado por Dios a través de sus agoreros. Son tantos los embustes que, hoy por hoy, tales sentencias o versículos moverían más a la risa que a tomarlos el serio.

Quién en el siglo XXI, con las aplicaciones de Internet, con los viajes espaciales y de los adelantos en la tecnología puede creer los cuentos de la creación del mundo en siete días; de la leyenda de Adán y Eva, esta última nacida de una costilla arrancada al marido; de los hijos de Caín en un mundo donde solo vivían tres personas, dado que Abel fue asesinado por el hermano; la mamarrachada del cielo y el infierno; la patraña de Satanás que reina en el averno; de los ejércitos de ángeles asexuados que vuelan detrás del Señor; lo absurdo del niño Dios; sobre la sorprendente virginidad de María Inmaculada después que parió varios muchachos. En fin son tantas las ficciones que me asombro que todavía algunos seres humanos tomen La Biblia como un faro de sabiduría. Y pensar que durante muchos siglos fue esta obra la que se convirtió, no solo en la guía espiritual de los seres humanos, sino el instrumento sancionador de la moral de católicos y paganos. El comportamiento de millones de personas era juzgado por aquel libro y aseguraban los frailes inquisidores, que todo lo que ocurría en el planeta, en esa época, lo explicada el libro sagrado. Tengo la convicción que a pesar de que existen miles de millones de bautizados en la religión católica, son muy pocos los que han leído La Biblia.

Pero no solo La Biblia es un florilegio de mentiras, absurdeces que no resisten un mínimo de análisis serio, también lo son la Torá (Antiguo Testamento) y el Talmud libros sagrados del judaísmo; el Corán de los musulmanes; el Canon Pali el libro sagrado del budismo; los Vedas del hinduismo; los libros sagrados de los Sumerios, el libro de Thoth de los egipcios, en su mayoría recogen los embustes derivados de las mentes creativas de una serie de individuos que no tenían idea de cómo evolucionaron las especies, de los fenómenos del cosmos y mucho menos el conocimiento de la anatomía del cuerpo humano, donde no hay un órgano donde resida ni el alma, ni el espíritu. Y pensar que millones de individuos son seres sumisos ante los mandatos de los papas, los rabinos, los lamas, los imanes, los patriarcas y otros jerarcas cuyas doctrinas religiosas y su fe se edificaron sobre la base de unas mentiras sobre otras mentiras.

Nos acostumbraron al embuste y por tal razón los políticos utilizan las mismas armas de los religiosos para conseguir prosélitos para su partido. Las armas de la que estoy hablando se trata de la mentira, la misma que esgrime la publicidad para cautivar a los consumidores para impulsarlo a comprar cualquier vaina, inclusive, las que no necesita y en el peor de los casos, adquieren comistrajos nocivos para la salud.

Los seres humanos internalizan las mentiras ajenas por una sola razón: la ignorancia. Si los hombres y mujeres hubiesen leído La Biblia con capacidad de análisis no hubiesen católicos en el mundo. Igualmente si los habitantes del planeta estuvieran al tanto de los desmanes del capitalismo, a través de cientos de años, no votarían por los candidatos de la derecha, quienes por décadas han mentido de manera descarada.

Es sorprendente como en Europa, Asia y América actualmente los candidatos de la derecha ganan en gestas electorales, basadas en ofrecimiento que nunca han cumplido. Tomemos como ejemplo funestos personajes como Alan García en Perú, Sebastián Piñera en Chile, Uribe Velez en Colombia, George W. Bush en EEUU, Mariano Rajoy en España, entre tantos que se presentaron en una reelección y ganaron, a pesar de los nefastos gobiernos que hicieron en un anterior período. No tengo duda, me inclino a pensar que fue la mentira la que motivó a los electores, tal como lo hace La Biblia con los feligreses y la publicidad con los consumidores.

Lo más risible de todo, es que los electores que votan por el capitalismo, no saben qué es capitalismo, al igual que los cristianos que desconocen el cristianismo, así como algunos izquierdista de uña en el trasero, quienes alardean de su radicalismo y nunca han leído el manifiesto comunista. Vivimos en un mundo donde la ignorancia campea, un mundo guiado por el celular inteligente, el fotochop, la tableta, el feibuc, el istagran, las redes sociales, la televisión, como si tales artilugios fueran la nueva Biblia, las modernas fuentes del conocimiento, el hontanar al cual se debe acudir para estar al tanto de última mentira de moda. La cual será tema de conversación de un grupo de iletrados.

La mentira que actualmente mueve el mundo es fabricada por agencias especializadas para que los embustes parezcan verdades. Para esto se utiliza desde un simple celular, la mass media, hasta centros financieros internacionales que emiten información deformada sobre los situación económica de ciertos países; organismos internacionales como a OEA y la ONU cuyos directivos actúan, en algunos casos, bajo el influjo de la mentira para invadir a ciertos países; corporaciones militares que amenazan a otras naciones, bajo premisas falsas como problemas humanitarios; ONGs creadas por grupos económicos con la única intención de difundir ficciones en beneficio de los podres económicos que les paga. Entre tantos de los organismos creados por el imperio del dinero, cuyo único interés en inventar y propagar falsedades para su beneficio. Si la religión lo hace, ellos también pueden.

El uso de la mentira para lograr objetivos políticos y económicos no es nada nuevo, tiene una data de muchos siglos antes de nuestra era. Para esto basta revisar aquellos documentos religiosos cuyas ficciones contribuyeron a forjar guerras interminables en el nombre de un dios inexistente. Bien lo afirmó el general Simón en una carta a Santander en el año 1824: "Las cosas falsas son muy débiles". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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