Que necesario resulta evocar algún perogrullo

Existe un elemento común a todas las corrientes que concurren en torno a la Teología de la Liberación y es que el teologizar se realiza a partir de la opción preferencial por los pobres y parte su análisis y pensar desde la realidad histórica-social de los humildes. En consecuencia, se supera la mediación filosófica tal como siempre la utilizó la teología, se diga clásica, para partir, ahora, de las ciencias humanas y sociales. La fe comienza a transitar el ir y el devenir de una realidad socio-histórica-cultural. La fe del ser humano, su espiritualidad, están ligadas, orgánicamente, a su existencia social-histórica total. No es posible concebir al ser humano exclusiva y únicamente desde su realidad material sin considerar todo su contexto espiritual inserto, mágica y dialécticamente, en un contexto histórico-social-cultural explícito y palmario. El ser humano es, también, un ser social por excelencia. Hasta la manera de expresar su alma viene, de cualquier y alguna manera, condicionado por ese hilo contextual., a todo riesgo de que pudiera parecer una andanza teórica disipada y maleante.

Tal punto de partida tiene consecuencias definitorias y categóricas en la configuración de las ideas de esta teología de los pobres, a saber: La situación actual de la mayoría de la humanidad doliente, especialmente la de los, (las), latinoamericanos, (nas), contradice el designio histórico de Dios y es consecuencia de un pecado social. La liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica mundial, en general, y latinoamericana, en particular, y de la, también, toma de conciencia de la necesidad necesidad de eliminar la explotación. El designio histórico de Padre y su Hijo es la liberación total del ser humano, social y espiritualmente.. Una liberación integral y revolucionaria. La salvació cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica como signos visibles de la dignidad del ser humano. La toma de conciencia no puede ser sólo el darse cuenta, hacer consciente, de una situación de opresión, explotación y enajenación. Resulta vital, justo y necesario, transformar esa situación desde una práctica, que ha venido enseñando y ha permitido reflexionar desde la acción sobre esa condición histórica de opresión capitalista. Se trata de la acción-reflexión-acción, enteramente revolucionaria, transformadora.

La espiritualidad de la liberación exige hombres nuevos y mujeres nuevas en el Hombre Nuevo Jesús. No solamente hay pecadores, sino que hay víctimas del pecado, que necesitan justicia y restauración. Cristo resulta el paradigma a seguir. Por ello el Socialismo del Siglo XXI tiene dos componentes, el espiritual y el social: La Ciudad terrea y la Ciudad celestial, resumida en el Cristianismo. El pecado individual se une al pecado social y las clases dominantes en su práctica descomunal de la explotación del hombre por el hombre, cuyo resultado histórico es la exclusión, la miseria, la alienación, han de ser superados auténticamente. Toda una prehistoria, que calificaría Marx, antecede al advenimiento de la Sociedad del Amor. Abolir la explotación capitalista, alcanzar la autoderminación de los pueblos y la puesta en la escena mundial del internacionalismo proletario, en su más amplio sentido contemporáneo, constituyen tareas de toda revolución cristiana-socialista.

Los postulados conceptuales y filosóficos de la Teología de la Liberación tienen su génesis en una práctica social, comprobadamente, concreta. Su origen se sobreviene de una experiencia de compromiso y trabajo con y por los pobres, de horror ante la pobreza y la injusticia, y de apreciación de las posibilidades de las personas oprimidas como creadores de propia historia y superadores del sufrimiento. Un compromiso de vida, un estilo de vivir, una forma de confesar la fe, es la espiritualidad, (Gutiérrez, 1982), En todo caso se trata de un proyecto de vida. Una moción de existencia humana práctica, concreta y específica. Es una propuesta de la existencia del ser humano y ello lleva implícito e inherente al ser social actual el luchar contra el imperialismo, contra todo tipo de opresión, donde quiera que esté. La práctica pedagógica liberadora contribuye a formar hombres y mujeres dignos, de militancia social, compromiso y deber transformador y revolucionario. La vía podrá ser áspera, hasta hosca, pero es la vía. Muchos compañeros quedaron a la largo del camino… El método del estudio teológico es la reflexión a partir de la práctica de la fe viva, comunicada, confesada y celebrada dentro de una práctica de liberación. Ubicándose como parte de los oprimidos.

El Concilio Vaticano II arrojó un conjunto de documentos, los cuales forman parte de los textos oficiales aprobados por la asamblea de dicho concilio y que, en su oportunidad, fueron promulgados por el papa Pablo VI, sucesor de Ángelo Giuseppe Roncalli, Juan XXII, pontífice quien en definitiva emprendería la realización su realización. Los documentos conciliares reúnen, tanto enseñanzas doctrinales y morales como normas jurídicas y propuestos de actuación para la total feligresía de la iglesia cristiana-católica. Se propone la lectura de algunos.

Los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II se reúnen en tres tipos: constituciones, decretos y declaraciones. Podría pensarse que las constituciones tienen un carácter fundacional y fundamental. Entre tanto, los decretos atienden aspectos específicos pero de carácter general y las declaraciones se refieren a asuntos particulares. Las cuatro constituciones aprobadas por los Padres del Concilio son las siguientes, sobre tales se pudiera transitar y volver a su lectura y reflexión, a propósito de la Cuaresma, particularmente la constitución referida a los gozos y las esperanzas, ten vitales en este tiempo. Período tan particularmente horroroso. Los documentos conciliares son los siguientes:

1. Gaudium et spes, (Los gozos y las esperanzas). La Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual.

2. Dei Verbum, (Palabra de Dios). La Constitución dogmática sobre la Divina Revelación.

3. Lumen gentium, (Luz de las gentes). La Constitución Dogmática acerca de la Iglesia.

4. Sacrosanctum Concilium, (Sagrado Concilio). La Constitución sobre la Sagrada Liturgia.

La proposición pedagógica, iconoclasta, insurrecta de Paulo Freire, parece guiar el inexcusable camino por peregrinar. Una propuesta emancipadora que surge desde los cimientos de los pueblos que han sido históricamente excluidos y oprimidos por las grandes potencias dominantes, (Torcatty, 2011), a propósito de ese campo tan delicado y estratégico: la educación. Afirmaría Paulo Freire: …el educador ya no es sólo el que educa sino aquel que, en tanto educa, es educado a través del diálogo con el educando, quien, al ser educado, también educa. Así, ambos se transforman en sujetos del proceso en que crecen juntos y en el cual los argumentos de la autoridad ya no rigen. Proceso en el que ser funcionalmente autoridad, requiere el estar siendo con las libertades y no contra ellas.

La libertad, en modo alguno, puede ser una libertad burguesa, la libertad de explotación. Ni la exclusiva libertad política de ejercer el voto cada ciento tiempo. Tampoco, la libertad de vender la fuerza de trabajo, cual mercancía. Menos la libertad de enajenación, por el consumismo compulsivo. Aunque la alienación está en el mismo proceso de producción capitalista. Al referirse al libre albedrío, se trata de las libertades plenas del ser humano, contra todo tipo de opresión, sea cual sea. Emancipación, autodeterminación, liberación, autonomía incluso de aquellas que puedan surgir de la sociedad de transición. Qué necesario resulta evocar alguna perogrullada.



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Efraín Valenzuela

Católico, comunista, bolivariano y chavista. Caraqueño de la parroquia 23 de Enero, donde desde pequeño anduvo metido en peos. Especializado en Legislación Cultural, Cultura Festiva, Municipio y Cultura y Religiosidad Popular.

 efrainvalentutor@gmail.com

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