"Aunque se vista de seda"

Dice un viejo adagio popular que “el mono aunque se vista de seda, mono se queda”. Es que a pesar de lo que se diga y no se haga o lo que se haga y no se diga; a pesar del atuendo y el maquillaje, el modelo socioeconómico venezolano sigue regido por el modo de producción capitalista. Los últimos 17 años de la llamada Quinta república, solo se diferencian de los 40 de la Cuarta, en la redistribución de la riqueza derivada exclusivamente del rentismo petrolero. Sería mezquino negar que en el actual proceso político se han alcanzado niveles importantes en la inversión social, que se traducen en construcción de viviendas, educación, salud, aumentos salariales y al principio “seguridad alimentaria” con la aceleración y diversificación de las “importaciones”.

Pero debajo de este traje de seda se encuentra incólume una sociedad altamente aburguesada, cuyas relaciones, políticas, económicas, culturales y sociales le tributan al fortalecimiento y reproducción del viejo sistema, con todos los vicios inherentes a este. Por supuesto que cualquier lector dirá que estoy equivocado y, puede decirlo tomando en cuenta que a diario escucha, “tanto a voceros de la oposición como del llamado oficialismo”, vociferando en sus discursos que en Venezuela estamos viviendo en un modelo socialista. El primer sector acusa al segundo del fracaso de su modelo socialista y el segundo lo defiende; e incluso afirma que su modelo socialista lo que se está es fortaleciendo. Los mismos vicios de la Cuarta se repiten en la Quinta, porque se trata de dos gobiernos con “ideologías diferentes” administrando el mismo estado burgués.

Acaparamiento, especulación, delincuencia, corrupción administrativa y especulación financiera. Después de 50 años no ha habido otra actividad económica que haya superado a la actividad petrolera como única fuente de producción e ingreso de divisas en este país rico en recursos naturales y donde los pocos que realmente producen son los más excluidos. La arrogancia propia de los funcionarios y dirigentes gubernamentales de hace 50 años, es la misma que se percibe en los funcionarios y dirigentes actuales. Paradójicamente en aquellos que se hicieron dirigentes después del 4 de febrero del 92 y, en el peor de los casos después de diciembre del 98. Dirigentes antidialectica que anteponen el efecto a la causa. Dirigentes que no construyeron nada porque todo lo consiguieron construido.

Son los dirigentes de la crítica selectiva; “a este sí, pero a aquel no”, porque aquel, además de ser el patrón de la empresa, es miembro del equipo político del partido de gobierno. Criticarlo es traición. Otra característica debajo del traje de seda es que ahora tenemos dominando el poder legislativo, a los mismos dirigentes que lo dominaban hace 50 años. Es que tanto la oposición como el gobierno, “con algunos matices por supuesto”, tienen peligrosas coincidencias. La principal es la pugna por la administración de la renta petrolera, y es que Marx y Engels bien lo plasmaron en el Manifiesto Comunista: “el gobierno del Estado moderno (burgués) no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”. Otra peligrosa coincidencia es la política laboral.

No basta tener un presidente obrero si la política laboral, de su gobierno es anti obrera; claro privilegiando por supuesto a una elite, que acomodada en organizaciones patronales y oficialistas; constituyen lo que Lenin llamo “la aristocracia obrera”, dirigentes seleccionados y colocados por el alto gobierno nacional y gobiernos regionales, que ven en las organizaciones clasistas y contestarías una amenaza a sus privilegios, algunos incluso son patrones y sindicalistas. Esto explica porque indistintamente si el patrón es público o privado las violaciones a derechos fundamentales de trabajadores son las mismas ahora, como hace 50 años, con la venia de estos “dirigentes sindicales”.

Esto se debe a que ambos sectores (oposición y oficialismo) actúan articuladamente con funcionarios, adscritos a los organismos desconcentrados del ministerio del trabajo. Las estructuras de este ministerio (ahora moteado con las palabras “del poder popular”), al igual que todos los demás ministerios que integran el gobierno nacional, mantienen intacta sus estructuras arcaicas. Son instancias elitezcas, altamente burocratizadas, ineficientes, corruptas y corruptoras. Hoy después de 50 años el sistema capitalista venezolano se encuentra más fortalecido que nunca y prueba de ello es que, desde hace poco más de dos años mantiene de rodillas al gobierno nacional y lo peor de todos al pueblo trabajador, quien enfrenta la mayor crisis de escases de alimentos jamás antes vista, porque el modelo capitalista es quien hegemoniza la política económica y por ende el sistema nacional de distribución y comercialización de las importaciones.

Los sistemas educativos y salud son los mismos de hace 50 años, con algunos matices de forma, por supuesto, pero con el mismo contenido. Por estas y muchas otras razones, es que decimos que tanto oposición como gobierno se empeñan en colocarle un traje de seda a un inmoral sistema capitalista que está muy lejos de ser transformado porque no está entre sus objetivos…



pc_jesusfaria@yahoo.es



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