Nadie se imaginaba que la brutalidad fascista llegara a un extremo tan inhumano que ni la vida de sus seguidores les importó poco. Aquella inmensa masa opositora de compatriotas, conducida por sus “dirigentes”, cambia la ruta de la marcha autorizada y se dirige a Miraflores, desconociendo el plan macabro de sus cabecillas, quienes desaparecieron misteriosamente ante de iniciarse los asesinatos de opositores y bolivarianos por los francotiradores colombianos, salvadoreños y venezolanos contratados por los golpistas para endosarle esos crímenes a Chávez, como parte de la estrategia golpista. Mientras tanto los medios de comunicación privados graban las imágenes que van definiendo los sucesos del 12 abril según el guión previsto, añadiéndole la frase “en vivo y en directo” : declaraciones de un grupo de los mandos militares que hablan de asesinatos horas antes de los primeros disparos... violencia chavista... masacre ordenada por Chávez. Las imágenes manipuladas y repetidas cientos de veces por los grandes medios de comunicación fueron utilizadas como el detonante para justificar el golpe de los generales contra el presidente Chávez.
El 11 de abril- más allá de un golpe de estado- se ejecutó una masacre cuyos responsables principales fueron los grandes canales televisivos privados: “Buenos días Venezuela, tenemos nuevo presidente. Gracias Venevisión, gracias Televén, gracias Globovisión, Gracias RCTV,…” Con esta doble moral opera un aparato mediático que auspició y aplaudió la supresión de los poderes públicos constitucionales, la destitución de todos los funcionarios electos, el desconocimiento de la voluntad soberana expresada en el sufragio, promovieron el odio y la persecución contra funcionarios del gobierno del Presidente Chávez: “Si usted cree saber del paradero de algunos de ellos, colabore con las autoridades y ayúdenos a encontrarlos”, solicitaba Eduardo Rodríguez por la pantalla de Venevisión como si se tratara de un llamado de “servicio público”.
Hoy, diez años después, el soporte de la ultraderecha subversiva y conspiradora sigue siendo- esencialmente- mediático, si en su burda manipulación antichavista pretendiera montar un escenario de desestabilización para desconocer los resultados electorales del 7 de octubre, chocarán contra con una muralla de conciencia y de dignidad cívico/militar, como aconteció el 13 de Abril, en el cual el pueblo revolucionario y los militares leales a la Constitución Bolivariana rescataron la democracia. Pero los planes conspirativos continúan y debemos estar alertas. A esa guerra mediática fascista hay que seguirle oponiendo la guerra popular comunicacional, para impedir un nuevo Caracazo, explosión social (1989) donde miles de hombres, mujeres, niños y ancianos fueron asesinados por la represión militar y policial que enlutó a millares de familias. El Caracazo no sólo fue una respuesta a las medidas impuestas por el FMI y acatadas por el gobierno de Pérez, sino también la expresión popular que no tenía forma de canalizar su descontento ante la corrupción generalizada y la crisis generada por los gobiernos de la IV República. Chávez es garantía de Paz.
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