Los cercos ideológicos

Sin lugar a duda, el Presidente tiene mucho chance de ganar las próximas elecciones. No obstante, a falta de un año para el evento, existen variables en el ambiente que pudieran modificar ese curso.

Desde nuestro punto de vista, una de estas variables es la oferta política que viene haciendo Chávez. Ciertamente contiene elementos justicieros, no en balde concita el respaldo popular, pero se va acentuando la tendencia que separa a los sectores más educados de la sociedad y a los menos pobres, del proceso.

Y este fenómeno, en nuestra opinión, tiene que ver con el ritmo y sentido que se le ha impreso al planteamiento político, generando, en aquellos sectores, expectativas negativas sobre las intenciones últimas del planteamiento de cambio.

Lo peor de todo es que esa carga de negatividad se está produciendo ante la creencia de que nos dirigimos hacia un modelo de sociedad como la cubana, lo cual es reforzado por algunos mensajes que emanan del gobierno. Y decimos que es peor, porque tal situación difícilmente pudiera ocurrir. Ni aun deseándolo los principales actores del proceso, nuestra sociedad pudiera ser arrastrada hacia un modelo como el que aun domina en Cuba y del cual, los cubanos, están buscando salir.

En otras palabras, se está pagando un precio por algo que no se realizará, no solo porque las características nuestras así lo impidan, sino porque, en verdad, aquellos sectores saben que no es viable y muchos de ellos no creen que sea el camino.

¿Qué ocurre entonces, por qué el gobierno se empeña en enviar señales equivocadas? El presidente se encontró con el poder de sopetón. Como respuesta a los males del modelo puntofijista, acudió al acervo de la izquierda venezolana en sus diversos matices. La confrontación con los sectores dominantes provocaron una radicalización de la propuesta, induciendo a un curso de acción política que cada día exige más de aquella radicalidad. La característica de los enemigos del proceso (enemigos, no adversarios) provoca que no se pueda aflojar en ningún momento, puesto que, al más leve parpadeo, se te van a la yugular.

Pienso que esto ha sido una estrategia deliberada de los enemigos del proceso, de esta manera contarían con el respaldo de un sector de la sociedad venezolana para su objetivo más acariciado: salir del chavismo de cuajo.

De alguna manera las fuerzas del proceso quedan entrampadas, defendiendo una opción que saben es inviable y de la cual se hacen tributarios en el discurso e impedidos de avanzar hacia la construcción de un modelo propio, ajustado a nuestras características como sociedad y al tiempo histórico que vivimos.

Bien, a nuestro entender, creemos adecuado el momento para salir de ese doble cerco: El que tienen los enemigos del proceso y el que se han construido sus propias fuerzas al apegarse a unas fórmulas que no encuentran justificación ni posibilidades de avanzar dada su extemporaneidad.

La larga campaña electoral, ya en curso, permite que se introduzcan correcciones en la estrategia política; entre otras razones, porque han aparecido sectores en la oposición que pueden ser considerados como adversarios, con una agenda que contiene elementos distintos a los sostenido por los que aun continúan siendo enemigos.

Este cambio de estrategia debía comprender la amplitud hacia sectores que piensan de manera diferente a quienes forman el cuerpo dirigente del proceso. No solo aquellos que están abiertamente en la oposición, sino a sectores que sin estar de acuerdo en un cien por ciento con el chavismo, asumen la necesidad de un modelo de sociedad inclusorio, igualitario, socialista, democrático.


ivanjgutierrez@gmail.com


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Iván Gutiérrez


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