¿Derechos humanos en universidades venezolanas? ¿Quién habla? ¿Desde donde?

Tras la circulación de un texto llamado: "El pensamiento bajo amenaza: Situación de la libertad académica y la autonomía universitaria en Venezuela", sus autores pretenden dar una mirada absoluta sobre la situación de los derechos humanos en y desde las universidades venezolanas. El planteamiento central puede resumirse así: El gobierno venezolano actual impone el pensamiento único, por diversos medios, restringiendo la libertad académica y el libre pensamiento, reprimiendo acciones que le contradicen, y trayendo consecuencias perjudiciales para el país.

Queremos, no obstante, hacer algunos comentarios al respecto.

1. En primer lugar, quienes hablan en el referido documento son grupos vinculados con derechos humanos de sólo cinco instituciones universitarias en Venezuela: Oficiales: Universidad de Los Andes, Universidad de Carabobo y Universidad del Zulia. Y privadas: Universidad Católica Andrés Bello y Universidad Metropolitana. Estas cinco instituciones (de un total de al menos 71 universidades oficiales y unas 50 privadas) pretenden dar una mirada a la totalidad de estudios universitarios del país, sin mostrar alguna investigación de soporte, y sin mayor consulta con el resto de las instituciones.

2. El orden del discurso (como diría Michel Foucault) del texto, impone conclusiones generales, sin mediar la presentación de las respectivas evidencias que las fundamenten. Es decir, allí se presentan planteamientos de autoridad (vale más la palabra de quien lo dice, que lo que en realidad muestran) y recursivos, es decir, dan vueltas y se reafirman unos en otros.

3. Lo anterior indica que ese pequeño grupo (equipos de cinco instituciones) supone que encarna la verdadera esencia del mundo universitario en el país, en un ejercicio de autorreferencialidad. Se ubican a sí mismos en una "zona de luz" (asumen la libertad, la autonomía, la creación intelectual relevante y el auténtico ser universitario), y relegan el resto a un "sistema paralelo" de universidades, creadas sólo para obedecer los designios del ejecutivo ("zona de oscuridad").

4. El ubicarse en esta "zona de luz", al parecer, faculta a estos pequeños grupos de sólo cinco instituciones universitarias a discursear desde un sistema autorreferencial que supuestamente es privilegiado y autoasumido para encarnar de modo absoluto lo contenido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el resto del orden jurídico vigente. En otros palabras, ellos y sólo ellos constituyen "la ley y el orden"; y desde allí han venido a juzgar al Estado y al resto de las instituciones universitarias de amenazas al pensamiento libre.

5. Uniendo todos los elementos anteriores, vemos que el texto en cuestión pasa a ser un elemento de carácter propagandístico, de pretensión apodíctica, que en nombre de una amenaza al pensamiento libre no libera, sino que impone "verdades"; que en vez de razonar y argumentar juzga; que en vez de mostrarse como una mirada académica (soporte científico, información verificable), encarna un pensamiento único.

¿Es necesario y conveniente una reflexión general sobre los derechos humanos en las universidades venezolanas? Bien. Pero debe ser una discusión amplia, incluyente, diversa, popular, protagónica. No de élites y concilios, sino regida por el artículo 5 de la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que deja claro que es el pueblo quien ejerce el poder soberano. Y este poder soberano vale también para el ejercicio del conocimiento y de la información, para la elección y creación libre de saberes, incluyendo enfoques, tratamiento de información, procesamiento de evidencias, construcción de teorías, etc.

Esa reflexión diversa, colectiva, plural, territorial, que nos llama, que nos demanda, puede tener algunas pistas, como las siguientes:

1. La discusión sobre derechos humanos (y cualquier otro tema universitario), debe ser abierta, con la participación de todos los grupos sociales, desde todas las instituciones universitarias. No puede ser un encargo de ocasión, sino una temática permanente, inmediata, intelectual y al mismo tiempo vivencial, en interacción, en redes de intercambio de información y conocimiento. Sólo de ese modo podrá dar aportes significativos al mejoramiento constante de las políticas y estrategias universitarias.

2. Está bien el intercambio de ideas y pareceres; pero el avance definitivo de una discusión (colectiva en este caso) sobre derechos humanos y otros temas, tiene que basarse en estudios rigurosos y evidencias más específicas, concretas, que incorporen las grandes diferencias que existen entre centros de estudio, entre ámbitos universitarios regionales, que busquen la unidad en la diversidad, pero que también respeten las diferencias específicas.

3. La reflexión colectiva sobre seres y quehaceres universitarios, no debe asumir de entrada que algunas (pocas) universidades constituyen el paradigma de la libertad y la democracia, mientras las demás son acumulaciones de errores y desviaciones. Es necesario abrir la perspectiva al reconocimiento de que existen diversos tipos de universidad y ámbitos universitarios, y que la proliferación de estas instituciones, en el marco de una estrategia orgánica, nacional, permite el incremento de la inclusión, de las oportunidades de desarrollo local y regional, de la diversificación de acciones y conoceres para las urgencias que demanda el país.

4. El asumir la "zona de luz" (convertirse en autorreferencia, pretender ser el modelo a seguir), viene con esa historia impuesta que señala que hay universidades, sectores sociales y personajes más importantes y valiosos que otros. Y que esos personajes y grupos deberían ser los privilegiados, los de mayor prioridad, los interlocutores por excelencia para la toma de decisiones. En el proyecto bolivariano, todos los grupos y las personas constituyen esas "zonas de luz", como lo evidencia el referido artículo 5 de la Constitución de la República Bolivariana vigente. Y esto debe marcar las discusiones, la construcción social colectiva, en el sentido de convertirnos en una sociedad multicéntrica, diversa, multirreferencial, compleja, de protagonismo colectivo.

juliovaldez055@gmail.com



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