Según la teoría, el estancamiento económico es una situación en la que el Producto Interno Bruto (PIB) de un país crece a una tasa muy baja o nula, y a su vez, los salarios no aumentan. En este caso, el PIB per cápita se reduce (salario real), que significa que ha aumentando la perdida del poder adquisitivo de los consumidores (trabajadores).
Esta situación se agrava cuando el gobierno aplica una política monetaria restrictiva como elevar el encaje legal que, en la mayoría de los casos, no permite que parte del ahorro nacional se invierta para estimular la producción nacional, más allá de las circunstancias desfavorables para la inversión que generan un bloqueo o sanciones económicas impuestas por otros países como las que el imperio estadounidense a impuesto unilateralmente a la nación venezolana.
Los gobiernos pueden salir del estancamiento en el corto plazo aplicando una política monetaria expansiva que conlleve a incrementar el crédito productivo, el empleo, los salarios y los ingresos de los trabajadores, eso con la finalidad de estimular el consumo, la inversión y el ingreso fiscal necesario para financiar el gasto publico, que a su vez, incrementará debido al aumento de las propias remuneraciones laborales del sector público.
Esa dinámica económica se da debido a que si aumentamos uno de los factores de producción, en este caso el salario (trabajo), el consumo se estimularía y la producción crecería poco a poco hasta un nivel suficiente que la economía detenga el estancamiento. En términos macroeconómicos eso significa un estímulo a la Demanda Agregada Interna.
Esta política económica, a su vez, detendría el fenómeno social de la salida masiva de venezolanos y venezolanas hacia el exterior forzados por las circunstancias de la pérdida del poder adquisitivo y la calidad de vida que ocasiona el principal factor perturbador externo que son los marcadores del dólar paralelo (desde Cúcuta y Florida). Esa migración forzada ha sido la opción válida y pacífica que ha encontrado el venezolano en rechazo a la opción de generar una implosión social que provoque muertes y la destrucción nacional, que es a lo que apuestan los sectores opositores radicales y el propio gobierno de Donald Trump para el país.
Dado el contexto actual, el salario mínimo del venezolano debería recuperarse al mismo nivel de hace un año (1ero de septiembre de 2018), cuando alcanzó con cesta ticket y todo alrededor de 30 dólares mensuales. Ese seria el salario de dignificación y reseteo de la economía a un año atrás, eliminando de una vez por todas el carácter de estancamiento económico que enrumbaría hacia el crecimiento en el corto plazo.
No obstante, en ese corto plazo, también la inflación se disparará moderadamente, pudiendo contenerse con otras medidas antiinflacionarias, sobre todo que detenga la usura y la especulación masiva en el mercado de bienes y servicios que se da por la vinculación manipulada del comportamiento del mercado cambiaría paralelo, que es eminentemente especulativo, a la determinación de los precios de la economía. En este caso la impunidad económica es el arma letal a combatir desde la gestión gubernamental.
