Camacho, un triste final

La historia que hoy desentierro y explano a la luz pública, se refiere a lo acontecido a un ciudadano vástago de una fémina haitiana que hizo de Venezuela su segunda patria. Su nombre; Edgar Joaquín, primogénito de esta honorable matrona, quien desde su infancia abrazo el ideal bolivariano hasta su partida de este plano. En sintonía con su pensamiento, y fiel a sus principios de libertad se enlisto en la Reserva Nacional Militar; hoy conocida como la Milicia Nacional Bolivariana de la cual se sentía orgulloso de formar parte. Camacho; el bueno, como se le conocía, el pasado 21 de Noviembre de 2016 se encaminaba hacia su humilde hogar vía carretera vieja Caracas-Guarenas para encontrarse con su señora madre después de una larga jornada nocturna de trabajo. Nunca pensó que ese fatídico día el destino le iba a hacer una mala jugada, pues en ese trayecto sufrió un accidente de moto que a la larga le iba a costar la vida. Camacho iba en busca de un merecido descanso pues la noche anterior había prestado seguridad a sus hermanos cubanos en un CDI de la parroquia San Juan, el cuál era un trabajo social que por varios años había prestado en el referido centro de salud ad honorem.

A partir de esa fecha, Camacho no apareció, ni en esa semana ni en la siguiente, tampoco en el trabajo a destajo que desempeñaba en una posada de la Avenida Baralt. La desaparición de Camacho suscitó interrogantes como estas, ¿Que era de la vida de Camacho?, ¿Han visto Camacho? ¿Estará enfermo? ¿Se habrá fugado con la novia? ¿Dónde está Camachín?. A pesar de la incertidumbre reinante, un allegado a su familia les manifestó su preocupación por la ausencia de Camacho Jean, por lo estos activaron de inmediato la alarma y, se avocaron a la búsqueda de su allegado en hospitales, morgues y centros de salud. Nada, Camacho no aparecía por ninguna parte, estaba desaparecido, estaba volatizado, se había esfumado del mapa. Habían pasado ya casi diez días de su evanescencia física involuntaria. Como resultado de esta situación irregular, y en el marco de la búsqueda por los diferentes centros de salud, habían visitado al hospital Dr. Domingo Luciani del Llanito en dos oportunidades. En la primera oportunidad, sus esfuerzos fueron en vano, no obtuvieron ninguna información acerca de su deudo. Pero en la segunda oportunidad, luego de numerosos esfuerzos lograron ubicar a su pariente aislado en un cuarto; completamente desnudo, sin documentos de identificación, sin atención medica alguna; tirado a su suerte como un perro callejero esperando su muerte. La razón de esta situación irregular se debía a la ausencia de algún familiar que reclamara la debida atención para su pariente por parte de los profesionales de la salud. A mi juicio, con la aparición de sus familiares se vieron en la obligación de llevarlo a la sala de trauma shock donde compartió con otros pacientes su estadía. En los marcos de las observaciones anteriores, los artículos 83, 84, 85 y 86 de nuestra carta Magna aprobada por el soberano en 1999 son claros en cuanto al derecho a la salud que tienen los venezolanos. En consecuencia, se pudiera afirmar que estos profesionales de la salud han violado la CRBV y además profanado el Juramento Hipocrático Clásico, el Juramento Hipocrático de la Convención de Ginebra y el Juramento Hipocrático de Louis Lasagna, lo cual amerita una investigación por parte de los órganos competentes.

Cabe agregar, que Camacho presentaba un grado de invalidez que le impedía valerse por sí mismo; dado que tenía problemas en la mandíbula y, no podía hablar. Además, su calvario no terminaba ahí, tenía una contusión cerebral motivo por el cual padecía de amnesia temporal. Debe señalarse, que lo sorprendente de este lamentable cuadro clínico es que al siguiente día; alrededor de la media noche fue dado de alta médica y, traslado a su ranchito en la carretera vieja Caracas-Guarenas sentido Caucagüita. En torno a esta problemática planteada, surgen las siguientes interrogantes ¿Cómo es posible que se le dé de alta médica a un paciente en esas condiciones y, a esa hora? ¿Acaso señores médicos ustedes han pedido esa sensibilidad humana? ¿Ustedes son seres humanos? Son interrogantes que algún día puedan responder, dejando constancia publica que al "pueblo pobre pueblo" no se le debe de tratar de esa forma indigna dado que son seres humanos que su único error fue haber nacido pobre y, que en la mayoría de los casos sus recursos económicos no le permiten costearse un seguro de HCM porque viven del día a día, en consecuencia deben acudir a la atención sanitaria pública donde ustedes los tratan sin el debido respecto.

De acuerdo con los razonamientos que se han venido realizando y, dado el lamentable estado físico que presentaba Camacho; ustedes galenos han violado la Declaración de Ginebra donde se le exige al médico "velar ante todo por la salud de mi paciente" y el Código Internacional de Ética Médica que acuerda "El médico debe a sus pacientes toda su lealtad y todos los recursos científicos disponibles para ellos", pues con esta medida drástica tomado por el "matasano" que le dio de alta médica definitiva, apenas permaneció dos día y una noche en su morada, tal vez Camacho fue a despedirse de su casa, de ese sitio que lo albergo junto a su madre durante tantos años, de ese ranchito donde la navidad del 2015 las disfruto junto a su querida progenitora y de sus perros, de sus gatos adoptados de la calle, en definitiva fue el último adiós a su nicho que lo albergo durante tanto tiempo, pues esa noche su salud empezó a complicarse siendo necesario traerlo nuevamente al referido nosocomio, donde permaneció por más de 14 horas sentado en una silla de rueda en la sala de emergencia esperando ser atendido, sitio donde le sobrevino un paro cardiaco a eso de las ocho de la mañana del siguiente día cuando por fin fue asistido por los médicos de turno, lo nivelaron y fue llevado a la sala de terapia intensiva y, según opinión de los galenos iba evolucionando bien de la parte neurológica pero era necesario hacerle un hemocultivo pues tenía una infección pulmonar adquirida durante su pasantía en la referida sala, la cuál era necesario identificar para su posterior tratamiento. Pero no fue así Camacho sufrió el día trece de diciembre de 2016 en horas de la madrugada un paro respiratorio y murió. Se había ido Camacho, el miliciano, el humilde, el honrado, el amigo fiel, el leal a su Milicia Bolivariana. En definitiva Camacho, ya no se verá en el Mercado buscando "pellejo" para sus perros y gatos, o dirigiéndose al local de Juana comprando alimento para llevarle el sustento a mamá Ellis, su madre.

De todo esto se desprende que, el gobierno nacional debe abocarse a investigar estos lamentables sucesos que ocurren con frecuencia en los diferentes centros de salud y castigar con las herramientas e instrumentos jurídicos que le confiere la ley a los responsables. Pero una luz emerge de la oscuridad; un abanico de esperanza se vislumbra en el horizonte con el nombramiento de la Dra. Antonieta Caporale como nueva ministra de Salud, la cual deberá combatir los añejados vicios enquistados en los centros de salud así como en los CDI de la misión Barrio Adentro, adecuar al personal en el uso de las nuevas tecnologías existentes, capacitar al personal en relaciones humanas y sentido de pertenencia de los bienes públicos. Asimismo deberá ser la dama de hierro en "los casos de robos, pérdidas y sustracción de material médico quirúrgico. (http://www.aporrea.org/actualidad/n302431.html), negligencia médica y ausentismo laboral. Además deberá "Expandir y consolidar los servicios de salud de forma oportuna y gratuita" con la finalidad de alcanzar la suprema felicidad posible tal como lo establece el Primer Plan Socialista de la Nación 2007-2013 mejor conocido como Proyecto Nacional Simón Bolívar. Para lo cual deberá solicitar la ayuda de los diferentes organismos e institutos con que cuenta el estado venezolano, para aplicar todo el peso de la ley en casos como los mostrados en este opúsculo y otros que probablemente no se expongan jamás a la luz pública; abrigando el ciudadano común la remota ilusión que se erradiquen de una vez y, para siempre eventos no deseables como los que se han formulado en este escrito. No de cumplir con estos planteamientos, su gestión pasara con más pena que gloria.

A manera de colofón, esta es la triste historia de Camacho que "antes de morir, tuvo que descender a los infiernos del sistema público de salud". (Pedro Pablo Peñaloza, 2017). Cabe agregar además, que aún hay Camachos que día a día mueren en los diferentes centros de salud en todo lo ancho y extenso del territorio nacional por variados argumentos que subyacen en el olvido. Descansa en paz Edgar Joaquín Camacho Jean, tus amigos y cursos siempre te recordaran como lo que fuiste: un ciudadano pobre pero honrado.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1515 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter