La revolución de otoño

Esta expresión la oí completa y rimada en un establecimiento comercial de boca de un compatriota – no un escuálido-. Se me vinieron a la mente tantas cosas que comencé a hilvanar muchas de ellas. La primera que recordé fue el origen de una expresión de la época de los Césares romanos que indicaba que la mujer del César debía ser fiel y honesta pero también era necesario parecerse a esas características, es decir, no basta serlo de boca y sentirlo internamente sino parecerlo ante la sociedad. La otra cosa que pensé fue el porqué este compatriota decía aquella frase y recordé a la del Che, el guerrillero heroico: una revolución para que sea revolución debe ser verdadera. Ello implica que debe significar cambios verdaderos sobre la moral, la ética, en lo económico, en lo político, en fin, un cambio radical de lo establecido sino se transforma en la jocosa expresión del compatriota que quiere decir ni una cosa ni la otra si la rimas con las dos primeras líneas de la estrofa.

La razón del compatriota para decir aquello, según su propio testimonio, se debió a la noticia que vio en la prensa, radio y televisión sobre la posible sanción y la cayapa a que le entraron Diosdado Cabello, gobernador del estado Miranda y Cilia Flores, presidenta de la A.N. al diputado Luis Tascón porque solicitó una investigación a la gestión de José David Cabello, ex ministro de insfraestructura y hermano de Diosdado.

Ahora digo yo, si el propio presidente de la república y el líder de la revolución, no pierde oportunidad para estimular al pueblo para que ejerza la denuncia, la contraloría social e implemente cualquier mecanismo de control para perseguir los vicios y corruptelas dentro del gobierno- porque sabe que hay esas desviaciones- ¿porqué se va a sancionar a un diputado expulsándolo del P.S.U.V. cuando solo está solicitando una investigación, ni siquiera está imputando a nadie, además es su deber como representante del pueblo?. Si eso ocurre con un diputado que tiene representación popular e inmunidad para ejercer sus labores sin apremios,¿ que será para un simple mortal que ose denunciar a un inmoral o supuesto corrupto?. Eso me ocurrió cuando presumí manejos supuestamente reñidos con la moral en mi lugar de trabajo donde mi jefe, Gerente General de la lotería de Caracas, me suspendió el sueldo cuando lo conminé a aclarar lo que yo suponía incorrecto. Tuve que introducir una querella judicial ante el tribunal Contencioso Administrativo 4º de Caracas a riesgo de que, por influencia del poder tanto público como pecuniario me quede sin el chivo y el mecate, es decir, pierda el tiempo y mi sueldo de diez meses sin cobrar un céntimo a pesar de que estoy en reposo médico y a punto de jubilación por la edad y el tiempo de servicio y no he sido objeto de sanciones legales. Estas son las consecuencias de hacer lo que el propio presidente casi implora: el control social de la gestión de gobierno a todos los niveles. Así será la fortaleza de esta funesta pràctica que los incursos en ella generan un entramado de cómplices muy difícil de romper y hasta sus propios jefes se hacen impotentes, como lo estamos viendo en el caso de Tascón o el mío donde Barreto ni enterado estará de lo que hace su Gerente en la lotería, o quien sabe.

En fin, la revolución debe ser revolución verdadera pero también parecerlo y, para ello, es necesario aplicar el látigo implacable a quienes se les demuestre que quebrantan la moral y ética revolucionarias sin contemplaciones, sea quien sea el infractor de esas fundamentales características del verdadero revolucionario.

jsronrojas@yahoo.es


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