El espiritu del 27- F y su traición

Hace 24 años se produjo un hecho en nuestra Venezuela y específicamente en el área de nuestra gran capital, Caracas, un hecho relevante, que aun marca nuestras vidas hoy, y ratificatorio de las letras lapidarias del himno patrio; “..Y si el despotismo, levanta la voz; seguid el ejemplo que Caracas dio”; nos estamos refiriendo al 27 de febrero de 1.989, al que la posteridad ha venido denominando acertadamente “El Caracazo”.

En su momento, la rebelión popular y legitima del caracazo fue condenada y satanizada por el gobierno socialdemócrata de CAP II, devenido en neoliberal, sin haber reformado la constitución o haber sometido a un referéndum esa forma de gobierno extremista, quienes no solo masacraron al pueblo (Unas 5.000 personas asesinadas, aproximadamente, entre el 27 y 28 de febrero del 1989 y días subsiguientes, hasta el 5 de marzo), sino que expresaron que la rebelión había sido obra de las viejas guerrillas izquierdistas que se habían reactivado o de “terroristas”, sin dar más especificaciones y hasta la saciedad condenaron la violencia, en líneas generales, eso sí, la violencia cuando es ejercida por los pobres, para nada hablaron de la violencia que implicaba un “paquetazo” de corte ultra liberal ordenado por el fondo monetario internacional y el banco mundial cual si fuésemos colonias otra vez, que en si lo éramos; y dentro de la labor de desprestigiciación mediática estaba el decir que fue un acto de pillaje, obviando que el paquetazo era producto de préstamos internacionales de un país que había dilapidado la riqueza petrolera más grande que había ingresado al país producto de la corrupción administrativa.

El caracazo fue fiel expresión de la fotografía de una época que moría y otra que nacía, como dijera Carlos Marx, la gran partera de la historia (La violencia), paria un nuevo tiempo y le decía al tiempo viejo que le había llegado su fin que debía irse; fue espontanea, por la falta de una vanguardia revolucionaria por la inexistencia de una verdadera izquierda que había claudicado con la pacificación y sus últimas resacas habían sido exterminadas en Cantaura Siete (7) años atrás y en Yumare, la misma falta de una dirección política hizo que la rebelión se tornase en saqueo y no en una acción consciente y organizada que atacase el corazón del poder económico y político del país con miras a derribarlo, aunque echó las bases para ello, hasta nuestros días y diseñó un plan de país que aun está vigente, el cual está a punto de ser traicionado.

El Caracazo fue una rebelión popular espontanea en contra de un país y su espíritu es la antítesis de aquel país, el cual aun no termina de morir porque la partera de la historia está muy ocupada en otros sitios del mundo pero se requiere urgentemente su presencia para que definitivamente se instaure el proyecto de país que implicó el espíritu del 27-F-89.

¿QUÉ PAÍS TENÍAMOS EL 27-F-89?

Un país dependiente de superpotencia extranjera que se sometía a los Organismos Financieros Internacionales (IFI), esa superpotencia y esos IFIs, eran y son capitalistas neoliberales, y se imponían producto de un gobierno entreguista y traidor; y en el país, esa dirigencia lacaya imponía la representatividad, la corrupción, la partidocracia, la injusticia o la justicia clasista, la educación y la salud elitesca, la falta de libertad de crítica y opinión del de abajo del oprimido, la religión, el individualismo, el egoísmo, lo privado, la cultura de la muerte en contra de la cultura de la vida que es el comunismo.

CUAL ES EL PROYECTO-PAIS DERIVADO DEL “ESPÍRITU DEL CARACAZO”

Por la liberación o independencia nacional y por un gobierno social comunitario comunista, lo contrario al capitalismo, una vanguardia abierta, colectiva y no un cogollo o un cacique, la democracia directa en contraposición a la representatividad en donde predomina un gobierno de mayorías permanentemente, los referéndums, no solo el revocatorio sino los consultivos, las leyes principales deben ser aprobadas en referéndums y otras formas de consultas populares o de opinión y no por la asamblea y mucho menos por un “Cesar”, por “más votados” que sean, debe reinar un ambiente ético de inocencia colectiva en donde se premie al hombre y la mujer justa y honrada y en donde al pícaro, al tracalero y ladrón se le condene a las penas más duras y al rechazo social, y no como ahora que vivimos prácticamente una chorocracia con barniz de revolucionaria y mancillando el nombre de nuestro Libertador Simón Bolívar permanentemente, en donde el “triunfador” y el “exitoso” es el trepador, arribista y oportunista y el honrado y trabajador sea, hoy, “mas pendejo que nunca”, en donde el delito de corrupción prácticamente está despenalizado, a no ser que sea para golpear a enemigos políticos; la educación, se ligue con las ciencias y la producción para hacer del país una finca suficiente para la soberanía alimentaria de todo y una industria que nos proporcione los bienes a todos en común, para así eliminar no solo el hambre y la necesidad sino también la superstición, la religión y el oscurantismo; que la salud sea para todos sin ningún costo alguno, su pago es el hecho de ser ciudadano o ciudadana, la libertad de crítica sigue siendo una entelequia, solo tienen derecho a opinar la burguesía, como siempre, y la burocracia privilegiada quien usurpa y traiciona el espíritu del 27-F.


franciscosierracorrales@yahoo.com.ar



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Francisco Sierra Corrales


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