2 de noviembre de 2009.-Se estima que para finales de 2009 habrán entrado al país 301 colombianos diariamente. La migración desde el vecino país ya no es la que se experimentaba en las décadas de 1960, 1970 y 1980, cuando ingresaban de a una persona por grupo familiar.

Las familias colombianas se movilizan actualmente en bloque hacia Venezuela, en búsqueda de la realización de los proyectos de vida que les son imposibles de cumplir en su país natal, dadas las condiciones económicas en las cuales deben vivir a causa del conflicto armado.

El Segundo estudio de movilidad humana de colombianos a Venezuela, realizado entre agosto de 2007 y octubre de 2008, indica que 67% de los ciudadanos que han llegado al país lo han hecho en compañía de sus parejas y/o familias. Además, 17% de ellos se vino al país porque ya tenían familia aquí.

"Esto significa que las razones de movilidad ya no están única y exclusivamente en una sola persona o en un miembro de familia, sino en las familias completas. Se están viniendo familias enteras", afirma Juan Carlos Tanus, director ejecutivo de Colombianos en Venezuela, organización que dirigió el estudio.

De esas familias, 74% tienen hijos y de ellos 67% nació en el exterior.

Según las cifras arrojadas por la investigación, efectuada en 16 estados del país con una muestra de 136.600 colombianos, la gente se viene en bloque porque es más barato vivir en Venezuela.

Las razones de la movilización de 75% de esos ciudadanos son netamente económicas.

Según Tanus, "la guerra se lleva todo el presupuesto (de Colombia) y la gente tiene que salir a buscar otros escenarios en otros países. 75% se mueve por razones económicas, pero en el fondo esos motivos son producto del desarrollo de la guerra, del conflicto social, porque parte de esas 136.600 personas son cabezas de familias que vienen de zonas donde se ha desarrollado el conflicto armado colombiano".

Proyectos de vida. A juicio de Colombianos en Venezuela, sus paisanos hallan en nuestro país oportunidades para alcanzar proyectos de vida, además de acceso a políticas públicas de asistencia médica y alimentaria.

"La gente se viene con la claridad de que aquí hay trabajo, donde puedes desarrollar un proyecto de vida", dice el director de la organización.

El informe indica que la mayoría de los migrantes colombianos (44%) tiene un ingreso promedio mensual de Bs 1.600 (salario mínimo y cestatickets), producto de su trabajo en instituciones privadas (empresas, casas de familia).

Con esa cantidad de dinero, según Tanus, les alcanza para vivir. "Es mucho más económico vivir como un migrante colombiano que como un ciudadano normal en Colombia", reitera.

Aunque, aclara, ese ingreso, o el que devengan en promedio quienes se dedican a la actividad informal (23%) o que trabajan por cuenta propia (22%), que alcanzan los Bs 6.000, no les garantiza altos niveles de vida.

No obstante, la oferta de políticas públicas compensa algunas carencias.

Según el Segundo estudio de movilidad, 67% de los migrantes colombianos son bachilleres cuya necesidad de educación superior no puede ser cubierta por la oferta pública universitaria de su país. Sin embargo, en Venezuela les es más fácil.

Para que una persona lleve a cabo un pregrado en Colombia, tres miembros de su familia deberán trabajar para costear sus estudios universitarios. Mientras, en Venezuela hay cerca de 11.700 colombianos vinculados con procesos de educación superior a través de la Misión Sucre.

La Misión Ribas también permite la participación de migrantes y además concede tiempo perentorio para que aquellos que no posean documentos venezolanos se regularicen. De igual manera, 84,5% de los niños tienen acceso a la educación primaria aun cuando 65% de los menores se encuentra en situación de irregularidad.

Dentro de la oferta social, Mercal y Barrio Adentro son de las políticas más conocidas y a las cuales mayormente acceden los colombianos para la satisfacción de sus necesidades.

Xenofobia residual. No obstante, los 4 millones 500 mil colombianos que se encuentran hoy en día en el país, producto de un proceso de migración de más de cinco décadas, "todavía hay xenofobia en el venezolano", afirma Tanus.

Y es que 89% de la población colombiana migrante no participa en las organizaciones comunitarias, bien sean de tipo social, deportivo o cultural, lo cual afecta la visibilidad del migrante en la comunidad donde vive.

Para Tanus, es vital que los colombianos se integren a su comunidad mediante la participación activa para superar esos residuos de xenofobia.

Para ello, opina que es necesario, junto con los procesos de regularización, el cumplimiento de iniciativas de tipo social.

"No podemos regularizar a la comunidad si no participa. La comunidad no te puede avalar si no estás estudiando, si no participas del comité de deportes, de tu junta de condominio", subraya.

Colombianos en Venezuela asegura que hoy en día se llevan a cabo en el país procesos de participación independiente de la conducta ideológica y política del ciudadano migrante, lo cual debería ser aprovechado para integrarse y romper con el elemento xenofóbico al cual hacen referencia.

Atención al migrante. La población colombiana en Venezuela cuenta con cinco oficinas de atención para el migrante en los estados Monagas, Carabobo, Yaracuy, Barinas y Cojedes, dirigidas a prestarles orientación y asistencia.

Según Tanus, ese es uno de los más grandes logros de los estudios realizados en el país y es una política que nace desde la institucionalidad.

Las cifras del Segundo estudio de movilidad humana muestran que nuestro país sigue paliando el efecto del conflicto armado en Colombia.

"El primer pueblo que percibe los efectos de la guerra de manera directa y que genera políticas para mitigar ese efecto es Venezuela", afirma Tanus.

"¿En qué condiciones estaríamos si no estuviéramos en Venezuela? ¿En qué condiciones viviría el millón y medio de colombianos movilizados en los últimos 15 años? En medio de la guerra", concluye.