A propósito de la recientemente
aprobada Ley Especial sobre la Organización y Régimen del Distrito
Capital, de la designación de su Jefa, Jackeline Farias y de lo bastante
adelantado que se encuentra el proceso de aprobación de la Ley Especial
de Transferencia de los Recursos y Bienes administrados por el Distrito
Metropolitano de Caracas al Distrito Capital, considero necesario apuntar
algunas ideas respecto ya no a la legalidad o a la ilegalidad de los
actos legislativos – aprobación de la Ley- y administrativos
– designación de la Jefa de Gobierno - realizados, sino más
bien a los actos que antecedieron a éstos y que fueran realizados por
miembros de ese eufemístico concepto de “Colectivos”, que algunos
grupos afectos al proceso han venido utilizando, dizque para defender
la Revolución e impulsar el Socialismo.
Digo esto, porque a los
días siguientes de habernos derrotado Antonio Ledezma, en las pasadas
elecciones a la Alcaldía Metropolitana, el denominado “Colectivo
de la Esquina Caliente” junto a otros de distinta denominación pero
de igual naturaleza, prácticamente destrozaron las instalaciones del
Palacio de Gobierno, con el argumento de que desde allí, no podía
despachar el Alcalde Mayor electo, por ser un contra revolucionario.
Ese edificio, junto con el Palacio Municipal, la Plaza Bolívar, el
Palacio Federal Legislativo (sede de la Asamblea Nacional), la Casa
Amarilla (sede de la Cancillería) la Casa Natal del Libertador y el
Museo Bolivariano, constituyen los últimos vestigios de lo que es o
era el casco histórico de nuestra ciudad, que además es patrimonio
de todos los venezolanos.
Ese patrimonio, no debió
ser nunca dañado de una manera tan vil. Menos aún con el argumento
de que el daño en cuestión se infringe en nombre de la revolución.
Porque de casco histórico, el de Caracas ha pasado a ser el casco histérico
de la ciudad, donde la acción de un montón de delincuentes devenidos
en “políticos” y “revolucionarios”, cobijados bajo el manto
de “los colectivos” opera con la más absoluta impunidad, ya no
en contra de la oposición, sino en contra de todos los ciudadanos,
independientemente de su filiación política o condición social.
Ahora que este bien junto
a otros, mediante la ley señalada, pasaran irremediablemente a manos
del Distrito Capital, se adelantan trabajos de refacción en su fachada
e instalaciones, sin que ni el Ministerio Público, ni ninguno de los
Poderes del Estado venezolano, haya hecho nada, primero para impedir
su destrucción a manos de estos vándalos y segundo, para que a los
responsables de esta acción criminal, se les aplicara todo el peso
de la ley.
Quienes apoyan estas
acciones desde el PSUV y el Gobierno, parecieran no saber, que estos
denominados “colectivos”, salvo honrosas excepciones, en su gran
mayoría están constituidos y dirigidos por personas, a quienes les
importa un bledo el Socialismo y el proceso. Son los mismos que viven
sembrando de odio y desgobierno, mediante un perverso proceso de privatización
política, cuanto espacio público pueden, tales como plazas – la
esgrimida en honor al Poeta Andrés Eloy Blanco en la esquina de Santa
Capilla y la que lleva el nombre de Bolívar en pleno centro de Caracas
dan cuenta de ello – esquinas, edificios públicos y privados, urbanizaciones
construidas o a medio construir, parques, terrenos, paradas y áreas
verdes. Son quienes mediante su comportamiento y acciones delictivas,
se colocan al margen de la Constitución y de las leyes, echándole
subsidiariamente más vaina al Gobierno, que la misma oposición.
Todavía hoy y después
de la orden del Comandante Presidente en cadena de radio y televisión
de aprehender a Valentín Santana, a la sazón, Coordinador del Colectivo
La Piedrita y a quien se le sindican numerosos delitos contra las personas
y la propiedad, ningún organismo policial a dado con su paradero, no
porque este muy escondido, sino porque de seguro nadie lo anda buscando.
Todavía nadie ha dado con los responsables de los destrozos al Palacio
de Gobierno del hoy Distrito Capital, a pesar de que es un hecho público,
notorio y comunicacional, de que quienes lo hicieron permanecen desafiantes
en las inmediaciones de la Plaza Bolívar.
rubenvillafa@hotmail.es