Medidas para lograr una desprogramación masiva

Medios de comunicación: Laboratorios de programación masiva

Medios de comunicación: Laboratorios de programación masiva
Fernando Olivares Méndez / Semanario La Razón - 05/07/03

Es necesaria una desprogramación masiva

Amplios sectores de la sociedad venezolana, a través de una sostenida y
criminal guerra sicológica, están sometidos a un cerco mediático de temores,
miedos, resentimientos, odio y división. Esta manipulación, instrumentada
por una oligarquía mediática inescrupulosa con oscuros objetivos políticos,
si no es detenida a tiempo, provocará una fractura irreversible en la
sociedad.

"En la degradación (si no en la destrucción) de la razón política los medios
de comunicación social tienen una inmensa responsabilidad. La predilección
por lo sensacional, lo morboso, lo truculento, lo carroñero, que no por lo
verdadero, lo justo, lo bueno, lo recto, conduce, en efecto...a minar las
bases mismas de la convivencia social..." Caramba, qué gran verdad, minar
las bases de la convivencia social; o sea, incitar al odio, la violencia, la
división, el temor. Pero hay más, "...La TV, sobre todo, no ha sido
utilizada, hasta ahora, para educar, formar e informar sino para masificar,
domesticar y manipular; es decir, para bestializar e instrumentalizar"; y...
"Los moldes de la opinión pública son fraguados en los laboratorios técnicos
de las grandes empresas televisoras privadas (las dos canales principales en
nuestro medio, con ramificaciones transnacionales) atendiendo a los
intereses o a los caprichos de los dueños. Los manipulados pueden estar
'satisfechos': lo que escapa al ranking de noticias carece de relieve, de
importancia social, e incluso (para los más débiles y nariceables) de
credibilidad. ¡Por supuesto que es falsa la supuesta neutralidad e
imparcialidad de los mass media!. Sus acciones u omisiones responden a los
intereses de la oligarquía mediática. Buscan con ellas tallar mentalmente un
sujeto que responda dócilmente a sus impulsos... Cada uno tiene su tipo de
borrego, su perfil de rebaño. Esto es aplicable a la TV privada (NR:
venezolana) de la oligarquía mediática...". Con la salvedad que las
negrillas son responsabilidad del redactor, ¿quién cree usted que escribió
esos párrafos?. Imagino que si usted es un lector objetivo e imparcial
responderá que seguramente es de algún investigador de la comunicación; si
usted es afecto al gobierno dirá, ¡coño, qué bueno¡. Y si usted es de los
que lo detesta, expresará, "eso son puros inventos que escribió un chavista
comunista como Juan Barreto; lo que quieren es aplicar la ley mordaza y
cerrar los medios. Vagabundos, sinvergüenzas...¡ni un paso atrás". Pues para
que lo sepa, no fue Juan Barreto o algún testaferro del gobierno: lo que
usted leyó es nada más y nada menos que del doctor José Rodríguez Iturbe
(Crítica de la Locura del Poder y Otros Temas; Ediciones El Centauro,
Caracas, 2002), destacado líder del partido social cristiano Copei y
contumaz, acérrimo adversario de la actual administración. Podemos decir que
aunque no tenemos nada que ver con su ubicación política e ideológica, el
doctor Rodríguez Iturbe tiene razón, dice la verdad.

En mis venticuatro años ejerciendo la profesión de periodista y aún antes,
no había conocido, en Venezuela, un aparato propagandístico mediático de
tanta vileza, mentira y maldad como el actual. En dos años, los medios de
comunicación de este país han aplicado un diabólico método de programación
mental mediante técnicas de guerra sicológica, que ya lograron modificar la
conducta a un vasto sector de la sociedad venezolano. He hablado con muchos
amigos y conocidos que entraron en el cerco comunicacional y puedo jurar que
esas personas, de buena fe, creen en todo lo que les dicen los medios. No
importa si son mentiras, manipulaciones, inventos o medias verdades. Es
tanto el daño causado que un señor portugués, dueño de una panadería en una
lujosa zona del este de Caracas me dijo, "pídale a la Virgen de Fátima que
mate a toda la gente del gobierno". En las numerosas marchas opositoras
diarias, durante el paro empresarial petrolero de diciembre, las "buenas"
noticias provenientes de los medios y que celebraban hombres, mujeres y
niños eran: no hay gasolina, los bancos cerraron, explotó El Palito, una
gandola con alimentos se volteó matándose sus ocupantes, se acabó la harina,
mañana hay un golpe, no hay medicinas, se terminó la leche, los médicos se
plegaron al paro, cerraron las farmacias, no entran ni salen barcos al país,
las reservas internacionales se están agotando, trancaron las autopistas, el
gobierno no tiene dinero para cancelar los sueldos. Todo ello acompañado de
gritos, pitos, cacerolas y con unas cornetas cuyo ruido asemeja al que hace
un becerro muerto en un aquelarre en honor a Lucifer. Pero, ¿cuál es la
metodología que han aplicado los medios, con sus plantillas de sicólogos
especializados, para actuar de forma tan malvada?.


Las Faces

En una primera fase, se precisa la población sobre la cual se actuará.
Inicialmente, fue sobre las clases altas y media; ya que lograron ganarla,
se comienzan a dirigir sobre los "negritos y alpargatúos". Para trabajar a
la clase media se investigó cuáles son sus temores, resentimientos y
conducta. Cuando comienza este plan los sectores más conservadores de esa
capa social tenían miedo que la chusma tomara las calles, invadiera sus
propiedades, les arrebataran sus tierras, los desplazara del poder y que un
zambo instaurara un régimen "castro comunista". Pero la ausencia de líderes
carismáticos de la oposición y la escasa experiencia en actividades de masa,
tenía inmovilizada a la clase media. Una vez determinado este trabajo, se
precisa cuál es el objetivo que se desea lograr, y en este caso era activar
dichos grupos y ganarlos para la "causa", tomando en cuenta su permeabilidad
y poca experiencia política.

El segundo paso era reforzar las ideas oposicionistas y hacer que los
receptores pasaran de una actitud de inamovilidad a una muy activa. Para
ello había que cambiar radicalmente el miedo (emoción paralizante) por la
rabia (emoción activante). Para programar a un colectivo es determinante
dirigir su forma de pensar, sentir y actuar; reforzando creencias y
haciéndolas impermeables ante cualquier evidencia o crítica que las
contradiga. Son las creencias el fin central de este segundo paso de
programación mental. La vía más expedita para hacerlo es que las víctimas
tengan una percepción selectiva y sesgada de la realidad, que vean y oigan
sólo lo que sus programadores quieran. Por ello lo bombardean continuamente
a través de los canales de televisión, radio y medios impresos con imágenes
y noticias directas o subliminales que amplifiquen todos los errores del
gobierno (verdaderos o inventados) descalificando o negando los aciertos;
paralelamente, los éxitos reales o no de la oposición son celebrados como
"éxitos de la sociedad civil pacífica y democrática", obviando o minimizando
sus errores.

El discurso "lógico"

Para reforzar la programación utilizan diferentes lenguajes dirigidos a las
áreas racional, emocional y operativas del cerebro. En el caso de la función
racional usan un discurso aparentemente lógico pero que asocia verdades
objetivas con mentiras: los venezolanos tienen una situación económica muy
mala (verdad); debido a esto, el pueblo pasa hambre (media verdad pues el
hambre es un problema sociológico crónico en toda América Latina). El
culpable es el actual gobierno; esto es clave pues con esa lógica el
gobierno se transforma en el único causante del hambre. Así sucedió con el
paro de diciembre-enero; la falta de gasolina, el desabastecimiento y las
pérdidas económicas fueron responsabilidad del gobierno. Así, se
desculpabilizaron a los promotores del paro y lograron que la ira, el odio y
la indignación sedireccionara hacia la actual administración y,
especialmente, hacia Chávez y los líderes políticos que lo apoyan. Por otra
parte, manipulan las emociones y provocan, a través de comentarios,
imágenes, colores, música y símbolos asociados con indignación, rabia,
resentimiento, venganza e intolerancia. Todo este manejo, hora tras hora,
produce en la víctima un estado de trance semejante a la hipnosis que la
hace muy susceptible a la manipulación. En ese sentido, dan instrucciones
que funcionan como ordenes post hipnóticas: marchas, manifestaciones y
cacerolazos que al ser cumplidas consolidan la programación mental. Esto no
tiene nada de nuevo; en cualquier confrontación se recurre en mayor o menor
grado a dicho modelo; podemos concluir que esas personas están muy, muy
enfermas.

En la tercera fase, el hecho que todas las televisoras, y la mayoría de las
radios y periódicos tengan una óptica única y que la información que
transmiten (la política comunicacional del gobierno es extremadamente
deficiente) sea tan homogénea, persistente y continua, crea una imagen
virtual falsa que no puede ser confrontada con otro punto de vista y, por
ende, influye para que los afectados, confundan lo "absorbido", con la
realidad; convenciéndose que todo cuanto comunican esos medios es verdad. El
resto, la versión de los medios oficialistas, es mentira. Esta percepción
distorsionada es reforzada con explicaciones "racionales" que pretenden, con
un discurso concreto, claro, directo, emotivo y enfático, crear estructuras
mentales muy simples: "este gobierno forajido es el único culpable de tus
problemas" y la solución es "salir de él, rápidamente, antes que siga
haciéndote daño". Ideas sencillas que llegan a ser muy fuertes y estables,
que le suministran argumentos a las víctimas para autoconvencerse de su
veracidad.

Nexos Afectivos

Cuarta fase: las actividades de calle con pitos, cacerolas, cornetas,
banderitas y vestimenta negra, tiene, además de los objetivos políticos
explícitos, el efecto de vincular a las víctimas entre sí, crear nexos
afectivos comunes. Eso les produce una sensación muy placentera de
amplificación en su ego (el individuo se siente grande, importante,
trascendente, participante de un proceso colectivo que eleva mucho su
autoestima) que unifica vínculos, conductas y creencias. Estos individuos se
reúnen para compartir las ideas que les han sido impuestas, repitiéndolas
como si fueran propias, y al comprobar que el otro piensa igual que él,
llega a la conclusión de que son verdaderas y que el resto de las personas
deben tener similar concepción. Si alguien difiere, es tildado de "bruto,
loco o malo"; ubica a su grupo del lado de los buenos, los otros, la chusma,
es criminal. Esa premisa le facilita (y justifica) cualquier acción,
pensamiento o deseo agresivo: si el gobierno pierde mercados petroleros no
lo ve como una pérdida propia sino como una pérdida de los "malos" y eso lo
alegra. En la medida en que más marchen, toquen cacerolas y vean televisión,
más necesitan de esos estímulos, creando de esa forma una dependencia
sicológica similar a la que ocurre con quien consume drogas. Su pensamiento,
igual al del adicto, comienza a girar en torno a un pequeño número de ideas
que en este caso es cualquier versión de "fuera Chávez". Sus esperanzas,
ilusiones y deseos se basan en eso y lo impulsan a seguir actuando; no
razonan pues "creemos únicamente en lo que diga nuestra gente".


El quinto paso : las víctimas, ya programadas, se encuentra en condiciones
de aceptar cualquier "sacrificio". Por ejemplo, en diciembre pasado se les
dijo que para derrocar al gobierno, era indispensable obviar navidades, la
libertad de desplazamiento, las diversiones; hacer colas para comprar
gasolina y alimentos. Lo más grave es que las personas, enfermas sin
saberlo, ven aquello con un sentimiento altruista y actúan con placer o
gusto. Pero desconoce que su mente está siendo manejada desde un centro de
propaganda.

En la sexta fase, una vez ganada la clase media, el objetivo (como está
sucediendo actualmente con intentos como "El Catiazo y "El Petarazo" que, a
decir verdad, no les ha dado los resultados previstos) son las clases
populares. Aquí utilizan el mismo modelo pero explotando sus ilusiones; para
ello tratan de convencerles que Chávez los ha engañado y sólo cuando exista
un cambio de gobierno (el de ellos, la oposición), se harán realidad sus
ilusiones. Cinismo del más puro.

Jueces de la Sociedad

Esta actitud de los medios es inédita en Venezuela; han asumido dos roles
que no les corresponden: el de partidos políticos y el de jueces. Éste
último es el más nefasto porque al suceder algún hecho, de inmediato surge
el veredicto o la condena, lo cual divulgan como "información veraz" y,
produciendo un mal que no puede ser reparado. Por ejemplo: "la masacre de
Miraflores fue planificada por los esbirros del régimen", "el gobierno es
culpable de las muertes de la plaza Francia en Altamira", "los círculos
asesinos mataron al manifestante en la plaza O´Leary". Repetirlo a diario,
en cadena y persistentemente, ya produjo los efectos deseados: los
chavistas, todos, son maleantes o criminales. La conducta de los medios de
comunicación (¿) es, repito, inédita en el país; por supuesto, tiene
antecedentes en América durante el golpe fascista que derrocó a Salvador
Allende en Chile y, en Europa, en la Alemania de Adolfo Hitler. Los nazis, a
través de un muy poderoso aparato de propaganda, repitiendo infinidad de
veces unas mentiras hasta hacerlas realidad en la mente de millones de
alemanes, transformaron un problema socio económico complejo, en algo muy
simple: toda la culpa de los males es de los judíos y, simplemente, hay que
exterminarlos. Se transformó a uno de los pueblos más cultos de Europa, en
los mayores asesinos del siglo XX. Debemos tenerlo presente ya que si
hacemos una semejanza, y la trasladamos a estos lares, el objetivo sería
exterminar chavistas.

Estamos ante unos medios de comunicación perversos, tramposos e
inteligentes, que, usando como voceros a los opositores, aplican tácticas
flexibles: ya hemos visto que, hábilmente, cuando sus expectativas no se
cumplen, las cambian. El "vete ya" se transforma en "contémonos"; la "horda"
pasa a "reconciliación entre hermanos" y de propagandas generadoras de
violencia, a otras aparentemente pacíficas y sublimes (la Virgen de Betania,
la Virgen de Coromoto, etc ,etc). ¡Qué canallas¡, pero qué audaces.

La Desprogramación

Cuando se ha alcanzado este nivel, sólo la desprogramación masiva puede
volver a abrir la mente de la víctima no totalmente programada y evitar que
otros venezolanos caigan en el cerco mediático. ¿Cómo hacerlo?, sólo
aplicando una política comunicacional continua, con mensajes veraces,
positivos, auténticos, firmes, concretos y directos, a través de cadenas
televisivas creativas, diarias pero breves. También, con el uso simultáneo
de todos los medios oficiales y alternativos; únicamente así se podrá
desmontar la mentira que la oligarquía mediática ha instaurado en nuestro
país. Si el Estado no corrige su política informativa, si no actualiza,
moderniza, agiliza y aumenta los escasos medios informativos que tiene para
rescatar a los no programados, perderá la batalla; no importa que tenga las
mejores intenciones o los planes más humanistas. El aparato propagandístico
a enfrentar es muy poderoso y con innumerables recursos económicos y
técnicos.

olivaresmendez@yahoo.com

Develando el juego macabro

Para que la desprogramación sea posible, habría
que tomar en cuenta el siguiente modelo racional: Ubicar y mencionar las
fuentes, en general sesgadas, de donde parte la programación; para ello es
conveniente desenmascarar la mentira diaria suministrando información veraz
que permita conocer a cada uno de los cabecillas opositores y sus conexiones
político económicas con los dueños de los medios, haciendo énfasis en el
daño que causan a la sociedad. Identificar las mentiras y comparar sus
declaraciones con la realidad, destacando las contradicciones y falsedades.
Denunciar con datos contundentes cuáles son los objetivos de la oposición,
qué ocultan, qué pretenden, qué planifican y por qué. Es muy importante
precisar cómo obtienen los líderes opositores el dinero para sus
actividades. Explicar cómo los medios han programado las mentes de sus
víctimas, induciéndolas al odio, el resentimiento, el racismo, la exclusión
social y la retaliación. Denunciar con datos precisos, todos los daños que a
nivel internacional han causado los medios de comunicación, quienes a través
de propaganda falsa, intentan presentarnos como un Estado forajido,
comunista, totalitario, represivo, criminal, irrespetuoso de los derechos
humanos, que da albergue a terroristas. En síntesis, hay que develar el
juego macabro de los medios de comunicación; si no se hace, todos los
llamados de buena voluntad, y las protestas al voleo, quedarán como un
saludo a la bandera.


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Fernando Olivares Méndez / Semanario La Razón /Enviado por Luis Pérez


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