Bolívar y Morillo

Morillo luchó contra Napoleón y mereció distinciones de militares famosos como el Duque de Wellintong, vencedor de Waterloo.

Hombre fuerte, indomable, astuto, Morillo era natural de Fuentesecas, Provincia de León, tuvo una brillante carrera empezando desde abajo hasta ganar en la guerra contra Napoleón el grado de Mariscal de Campo.

Viene a Venezuela acompañado por diez mil hombres veteranos de la guerra en España con Francia en cuarenta y dos barcos. Eran soldados valientes que sirven al Rey con desprendimiento, se les dijo que iban hacia Rio de la Plata y no a Venezuela ni a La Nueva Granada.

El 3 de abril llega a Carúpano donde esperaba Morales con 5000 jinetes, tropas del fallecido Boves.

Desde ese momento seguiría una guerra que debilitaría las fuerzas de los dos bandos enemigos hasta el 25 de noviembre de 1820 que se firmarían los tratados.

Morillo pidió a Bolívar una entrevista personal la cual fue aceptada. El encuentro se realizó en Santa Ana de Trujillo el 27 de noviembre de 1820.

El español se presentó acompañado de un regimiento de húsares y con riguroso uniforme de gala, tachonado con condecoraciones.

Bolívar se presentó con una pequeña escolta de tres oficiales y vestido con una levita azul y gorra de campaña montado en una mula.

Al ver Morillo tal muestra de grandeza de parte del patriota retira su guardia de honor.

En este momento se encuentran la vieja Europa guerrera y cargada de tradiciones con la América, joven, valientes, recién nacidas pero orgullosas de su origen.

Los dos hombres se abrazan, Morillo en cuyo poder se encontraba Santa Ana invita al republicano a una comida donde el español inicia la conversación alabando al Rey de España y dice que quería ver a sus súbditos americanos bajo la sombra de la liberal Constitución de Cádiz.

Bolívar lo refuto justificando la guerra como un anhelo de los americanos por mantenerse unidos a España.

Morillo entiende que el caraqueño es un hombre diferente a como se lo imagino, es un militar y estadista firme en sus ideas y propósitos. Con cualidades para mantenerse a la cabeza de la revolución.

En el banquete que se dio en la más grande atmósfera de cordialidad hubo brindis. Al final alegres los dos jefes por la reunión decidieron levantar un monumento conmemorativo y colocaron una piedra.

El General La Torre obsequia a El Libertador con las pistolas que había perdido en los momentos críticos de Casacoima.

En la noche el Mariscal y El libertador duermen en la misma habitación

Y al día siguiente se despiden con un nuevo abrazo. Quince días después de la entrevista de Santa Ana Morillo se va a España partiendo del puerto de La Guaira.

El mando supremo del ejército realista queda en manos del General La Torre.

Con el Mariscal Morillo se fueron tres siglos de gloria de España en Venezuela.



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José Rosario Araujo


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