¿Qué ha hecho el padre Numa para crucificarlo?

Mi palabra

“Lo único que odio es el odio
Lo único que amo es el amor.
El amor nuestro de cada día
dándole hoy...”

Gloria Fuertes

Desde que tengo lo que llaman “uso de razón” me he mantenido ateo, pero un lector empedernido de la biblia, el cual me parece una colección de sabias enseñanzas para aplicar en la vida diaria. De ese libro universal extraigo los “dioses” en los cuales creo. Soy un firme admirador de ese gran hombre, capaz de retar al naciente imperio romano: Jesús de Nazaret, crucificado por andar predicando la verdad; motivo por el cual, fue llevado a la cruz en medio de un castigo cruel para tratar de ahuyentar y acobardar a sus seguidores.

La humanidad ha pasado por varias etapas, hasta llegar a nuestros días: la grave crisis del capitalismo, frente a la esperanza del socialismo, y en todos esos movimientos, la parte subjetiva juega un papel fundamental a través de la propaganda, cuando tratan de formar una especie de barrera para frenar la veracidad y razón antes el despertar de los pueblos. Sin embargo, siempre aparecen personajes de avanzada siguiendo el vivo ejemplo de Jesús de Nazaret, con la firme visión y convencimiento de ayudar a sus semejantes a enfrentar las injusticias en un mundo, donde el poder del dinero y el desafiante imperialismo lo puede todo.

Uno de estos discípulos de Jesús, el cual se asemeja a un faro de luz, en medio de tanta oscuridad, es el sacerdote Numa Molina, con su mensaje lleno de esperanza a través de VTV todos los domingos en la mañana, y por supuesto los últimos programas los ha centrado en ayudar a crear conciencia para enfrentar la terrible pandemia; de quien por cierto mi compañera de vida –psiquiatra de profesión– se ha convertido en una asidua televidente. ¿Qué pecado ha cometido el padre Numa Molina, para que lo quieran crucificar? En primer lugar, tenemos que buscar y leer bien el mensaje: “Un trochero infectado es un bioterrorista que te puede quitar la vida a ti y a tus seres más queridos. Entren por los pases autorizados, bienvenidos a su patria, pero sométanse a la cuarentena, no vengan a infectar a los venezolanos”.

Este viernes 17, casi todos los diarios digitales, buscaron la manera de sacarle provecho al mensaje, como siempre lo han hecho en contra del gobierno. De ahí se guindaron para tratar de crear un escándalo, cuando precisamente la noticia es el Covid–19, y quien se oponga a cualquier mensaje por muy duro que sea, contra los que violan los puntos de control en la frontera, están apoyando la propagación de esta terrible pandemia.

El mensaje del padre Numa Molina, es muy claro y preciso, es un recado valiente, conciso para llamar a la conciencia y por nada del mundo puede suscitar estos malévolos comentarios. Sin embargo, los mismos de siempre. incluso una organización religiosa, el cual se ha mantenido prácticamente en silencio lanzó un comunicado señalando la palabra de peyorativa (la compañía de Jesús); además trató de asustar la caricatura de un fantasma: el padre Palmar, quien para variar destapó todo el odio, que no lo deja ni siquiera predicar en un desierto.

Todo esto lo han aprovechado a través de las redes sociales los enemigos compulsivos de siempre; por supuesto le colocan y le quitan lo que les conviene con la pinza de la maldad, aun, cuando se encuentren corriendo el mismo peligro, que asecha a cada habitante del planeta por el Covid–19. Los últimos reportes sobre la pandemia llegados de la hermana República de Colombia, son por demás preocupantes, y esos números precisamente están produciendo una estampida de nuestros compatriotas o connacionales, buscando sus querencias naturales –calor de su patria, y familiares– pero por nada del mundo podemos permitir, que lleguen a nuestra tierra sin haber pasado por los controles con el rigor que amerita el innegable contagio de la pandemia.

Todos estos francotiradores, que han aprovechado la supuesta pifia del padre Molina –con la palabra bioterrorista –simplemente están actuando, más con el odio, que, con la conciencia, y nuevamente voy a repetir o pedirle encarecidamente al único Dios, al que siempre le pido: Jesús de Nazaret, la protección y cuidado a este grupo de opositores, que llegan al extremo de perder la poca sindéresis, que les puede quedar en su descontrolado cerebro por culpa de una lamentable enfermedad: el antipatriotismo, el cual propago, Guaidó, fiel exponente de una vergüenza por encima de todos los límites, nunca vista en un ser humano con tanta desfachatez, que, al final parece uno más en una partida de domino. “PADRE, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN” (LUCAS 23, 34)


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Narciso Torrealba


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