¿Culp’e quien …jahhh? ¡Conteste, cobarde, canalla!

Crónica muy mal escrita por Un Bichito Muy asustadizo y Correlón: El Tal Cucho Berbín.

Bendito Dios y sigo amando. ¿A quién le echamos la culpa nosotros la inteligente pléyade de escuálidos? Ya intentamos, ad nauseam, con Chávez. Pero no pega ni con saliva de loro turulato: ¡El tipo está muerto! Alguien dijo: ¡vamos a negrear a Aristóbulo! Y comenzó el "fotochopeo" de las fotos de supuestas mansiones de El Negro Aristóbulo en Mayami. En el donwntown. Pleno Centro Mayamero. En una hicimos tan fino el montaje que el negro aparecía empantuflado, cerveza en mano, cual Homero Simpson, viendo un capítulo viejo de The Lone Ranger (El Llanero Solitario). Cero credibilidad. Mucho camisón para Petra. A un compañero adeco romulero, con cerificado expedido por el partido, de Auto-Didacto, suguirió que acusáramos a Aristóbulo de tener una flota de GANDOLAS… ¡en Venecia! Yo, que estudié en La Soborna, y me considero un adeco muy culto, sentí la necesidad epistemológica de corregirlo. No se dice "GANDOLAS", compañero. ¡Es GÓNDOLA! Repeat after me: ¡góóóndoooola! Y parece que medio-entendió. Tengo mis dudas… porque es mas tapao que bombillo de túnel. Total que no me funciona Aristóbulo como chivo expiatorio. ¿Un niche cerrícola propietario de góndolas? "Falso de toda falsitud", afirmó rotundo Andrés "Topochito" Velásquez Gramático Auto-Didácto, sin sillón en La Academia. Bien, no tengo tiempo que perder. Le echo la culpa a Juan Charrasquiao.

APUNTES PARA UN ANÁLISIS SEMIÓTICO-TEQUILESCO-CULDÉRICO DE JUAN CHARRASQUEADO.

Vamos a hacer un "análisis semiótico" de Juan Charrasqueado. Entre pea y pea, nadie se ha atrevido. Más la bulla que la cabuya. Un "análisis semiótico", no es una gran cosota pesamentosa que te deje la totora echando chispas. Es un vulgar análisis de signos, sub-textos y más nada. Y comienzo con Juan Charrasqueado. Lo peorcito como ejemplo a seguir, o cosa que emular. Escogemos la versión de Antonio Aguilar por ser la más recia y machorra. Juan Gabriel la cantó ¡también! Pero muy melífluo, guachitraco, arranado, chamagoto, esclóncero y aflautado. Y en exceso "Cracker Brand". Y comienza la melodía: "Voy a cantarles un corrido muy mentado/lo que ha pasado allá en hacienda de "La Flor"/la triste historia de un ranchera enamorado (…). Y aquí empieza el venenito: "que era borracho, parrandero y jugador". Tres vicios malucos elevados a nivel de virtud en un solo verso. Y después: Juan se llamaba y lo apodaban "Charrasqueado". Remoquete de malandro, mala conducta o como quiera que le digan allá los aztecas. Porque si hubiese sido por tocar la charrasca en una banda rítmico-musical-bailable de barrio, le hubiesen dicho "El Charrasquero". Pero la cosa sigue de mal en peor: "Era valiente y arriesgado en el amor, a las mujeres más bonitas se llevaba/en esos campos no quedaba ni una flor. A ver: "a las mujeres más bonitas se llevaba" ,-Mentiroso y poco varonil para con las féminas; "puyoncito compulsivo" como dicen las feministas de hoy; y acaparador de cocoyas; no dejaba para nadie; eso suscita envidia y ojeriza en la competencia macheril; ¿Y qué queda pa’ Papaíto, ah?. "Un día domingo que se andaba emborrachando". ¿Domingo? ¡El Colmo! ¡Válgame, Dios Bendito! ¿Dónde trabajaba este holgazán? Porque si me dice un día sábado (para dormir la pea el domingo) se lo perdono. O si era menester "jartar" mucha más caña, pues se revienta a palos el viernes en la noche, le "cambia de fecha a la pea", se da ¡con furia! todo el sábado. Se acuesta temprano. Y el domingo pasa "el ratón". El que ha tomado tequila sabe, ¡perfectamente!, que al día siguiente se siente como que se le fuera a estallar a uno el cráneo. Amén del aliento con la "jedentina" a resuello ‘e burro de la cavidad bucal. "Mala conducta" el panita, pues. Pero se pone más interesante, con cada estrofita que avanza el corrido. El Tipo está ahí embriagándose, a pico ‘e botella, goloso, como se hace en toda cantina mexicana que se respete. Y llegan ¡súbitamente! unos altos panas a tirarle el pitazo para que se "juya". Se meta bajo la cama o se marche a otro pueblo. Y son explícitos: "cuídate Juan, que ya por ahí te andan buscando; son muchos hombres no te vayan a matar". ¿Leyó bien? No le dijeron uno, dos ni tres. Bien claro y raspa’o: ¡muuchos!. No lo buscan para regalarle Toronto, majarete, cocosette o chis-tris. Juan debe acordarse de todas las travesuras, jugarretas, fechorías, trastadas, marranadas (...) que ha hecho "en esos campos". A menos que ponga cara de pendejo, de cochino meando y diga que estaba "comprando kerosén". No se vale "el caimán y perdí", Juanchín. Asume tu vaina, panita. ¿Quiénes lo buscan?: faciliiiito: hermanos airados, hipotéticos suegros burlados y - ¡sopra tutto!- una pléyade de esposos "cachu’os" a quien Juancho les puyaba la sangre, "les soplaba el Biste’" (como dicen los chamos de ahora). O a cuyas inocentonas esposas, Juancho, que era un pico ‘e plata y redomado embustero reincidente, convencía para realizar actos carnales, reñidos con la moral ¡y las buenas costumbres! "Y el pato y la guacharaca", como solían decir las abuelas. Bien. Juan esta super recontra avisado. ¿Qué hace? Seguramente no le paró mucha esférica a la advertencia y continúo hablando las zoquetadas hablachentiles, bolserías, sonseras, pazguatadas, jaquetonerías de orate majareta. En fin: típico comportamiento comunicativo de todo buen borracho. O pidió un peso para Rockola. O pidió dos, tres y cuatro veces "la del estribo". Lo cierto es que cuando, finalmente, le da su perra gana, con su rolo ‘e pea acuestas, sale afuera. "No tuvo tiempo de montar en su caballo". ¿Qué tiempo iba a tener con la rolistranco ‘e curda que llevaba encima, arrastrando los pies? Y es que si logra, a duras penas, por un milagro, venciendo La Fuerza de Gravedad, montar en su caballo … ¡pues: se cae!, panita. Ni saltimbanqui circense que fuese. "Pistola en mano/le cayeron de a montón/estoy borracho y soy buen gallo les decía/cuando una bala atravesó su corazón. Le dan matarile-rile-rile-ron por jaquetón (y nos salió en verso). Por bocazas. Otro gallo hubiese cantado si simula un súbito arrepentimiento: "Señores, vamos a entendernos como caballeros civilizados"; "la violencia ciega no conduce a nada"; "yo a veces me vuelvo loco-loquito y pienso solo con la cabeza del potoco"; "denme mi pao-pao en el pompi, en esas nalgas sinvergüenzas y olvidamos todo"; "miren, créanme por este puñado de cruces: yo, de hoy en adelante, a las mujeres vuestras, estimadísimos y decentísimos señores, prometo no mirarlas ni de lejos". Y si las veo, por casualidad, ¡cojo para otro lado! Pues, no. Se pone de insolente, impertinente, Donald-Trompo, zafio y soberbio. Pues La Pléyade de www.cachuos.com no "jugaban carrito" (como dicen los malandros). Le metieron sus plomazos y fuera cacho. Si hubiese sido una novelita de vaqueros de Marcial La Fuente Estefanía, hubiésemos escrito: "con el corazón rasgado, henchido de dolor, vuelto un flequero, en las micro-enésimas de segundos que duro su trayectoria al duro suelo, sintió en la plenitud de su naturaleza corporal, el gélido frío de la blanca lápida". Y HASTA PRONTO, CIBERLECTORES: YA SABEN: ¡ORDEN EN LA PEA!



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1942 veces.



Cruz Berbín Salazar


Visite el perfil de Cruz Berbín Salazar para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: