Decreciendo a la estatura de Ramos Allup

No hay un solo programa donde el presidente Maduro no haga referencia a Ramos Allup o Capriles Radonsky. A Capriles Radonsky lo llama con un sobrenombre realmente ofensivo. A Ramos Allup le tienen otro. El presidente puntualmente hace mofa de las declaraciones, de la conducta, digamos que de las ridiculeces que suelen acompañar a Alloup. Diosdado Cabello no pela un programa sin que haga un chiste a costa de estos dos personajes y de María Corina Machado. Banalizan la confrontación política personalizándola ¿Será Ramos Alloup más peligroso, más violento, más despiadado que el capitalismo? No. Ramos Alloup es un ser voluble, como lo somos casi todos los seres humanos. No es un personaje de carácter, ni siquiera es un personaje. Una vez se lo ve impertinente, grosero, malvado, pero se lo puede ver tímido y acobardado, inclusive, bonachón. El capitalismo siempre, de manera inalterable, es malvado, despiadado, insensible, destructor. Por su naturaleza, no es libre de ser bueno, su acción lo es todo, su acción es todo lo que Es.

Cuando uno ve en televisión al presidente confrontar a uno de estas particulares personas de la manera que lo hace con Allup y Radonsky nos queda una sensación de estar escuchando a un "mano cualquiera" en una esquina jugando dominó. Jamás se nos ocurriría pensar que se trata de una confrontación política. Ni siquiera que es un presidente quién hace aquellos chistes. Comparar el discurso político de Maduro con Fidel Castro resulta ridículo. Creo que Fidel jamás se ha rebajado en su vida a personalizar la guerra política, a confundir a un enemigo tan serio y decidido, como es el capitalismo, con un individuo provocador y ridículo, que más o menos lo representa. Al enemigo serio se lo respeta y al que no lo es se lo ignora.

Hay que dar buenos ejemplos. Un presidente representa una voz autorizada, es un modelo para todo un país, para bien y para mal. Un líder también. Nadie puede tomar en serio una revolución que no es seria. Exigirle responsabilidad y seriedad en el trabajo a la población, cuando éstos se comportan de manera alegre, guiñando el ojo, haciendo bromas y chistes, cantando cancioncitas. En lo que concierne al papel educador y orientador que forma parte fundamental del trabajo del líder y del presidente es tiempo perdido, retrocedido.

Un rasgo humano de la personalidad del presidente Chávez lo han convertido en una forma del discurso político, del discurso fatuo que pretenden pasar por político. No recuerdo que Chávez insultara a sus opositores como ahora lo hacen nuestros líderes principales, que dedicara tanto tiempo y diera tanta importancia a la descalificación de un opositor como lo hacen ahora.

Este estilo político solo se explica como una manera de distraer a su audiencia de los temas esenciales que se deben dilucidar de cara al país. En el tiempo que se le dedica a Alloup y a Capriles o a la Machado se debería hablar con suma seriedad de los errores cometidos y de cómo superarlos. O de aquello que se habla en las reuniones secretas y no secretas con los representantes de del imperio, con Kerry, con Shannon, inclusive con la oposición. Es de revolucionarios la verdad y el respeto.

Los secretos son un buen tema para un programa con Maduro y con Diosdado. Y hablando de ejemplos, la revolución Rusa nos da muy buenos. Es sabido el papel jugado por Trotsky en eso de hacer público los secretos diplomáticos. En una revolución no existen secretos para la población, todo se hace de cara a toda la sociedad. Nadie se puede imaginar a Trotsky en el soviet de Petersburgo burlándose de los gustos sexuales de los generales enemigos o remedando sus "maneras" en el medio de un informe o de un discurso político. O Fidel, haciendo payasadas para distraer a los cubanos de sus dificultades en el período especial.

Esa conducta alegre resulta grotesca mientras la gente pasa tanto trabajo para conseguir comida, medicina y artículos de higiene personal. Ver hoy al presidente en televisión es como ver al presidente de otro país. No es posible asociar la depresión generalizada que infecta nuestro espíritu con ese país donde gobiernan Maduro y Diosdado, con esa esquina de barrio donde vociferan y hacen sus chistes; "¡vociferemos!", se los escucha decir antes de salir a escena… Dónde estará el socialismo en todo esto, pregunto yo.

Es un mal ejemplo. Basta con revisar la misma página de Aporrea para darse cuenta cómo algunos de los que ahí escriben emulando a sus líderes tratan la política como en una conversación de borrachos. Degradan la ironía a los niveles de la burla, todo es burla de los planes y errores del enemigo, pareciera que no hay errores propios cometidos y que si los hay en privado no ameritan ser conocidos por todos y ser tratados con seriedad.

El líder y su espacio deberían ser sagrados. Es un mal ejemplo no valorar el respeto a la persona, a lo personal y retroceder a tiempos de la fatuidad adeca copeyana, a la vulgaridad adeca; decrecer a la estatura de Ramos Alloup. El tiempo es implacable, y eso es dejar pasar un tiempo valiosos para educar, para formar consciencia; es como distraer y distraerse hasta que suene el timbre de la salida. La historia nos va a cobrar haber perdido la oportunidad de crecer como sociedad, por permitir que se relajara la tensión revolucionaria.

 



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Héctor Baiz

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