La burguesía y el pueblo

El potencial material e intelectual del pueblo venezolano debe ser puesto al servicio de la solución de los problemas globales: es preciso encontrar solución a problemas globales, tales como el alimentario, el demográfico, la educación, la conservación del medio ambiente, mediante un empleo racional de los recursos de la tierra. Los mares de Venezuela y el fondo del mar, así como el espacio exterior, son bienes de los venezolanos. El cese del imperialismo creará condiciones para el logro de este fin. En general, se mire por donde se mire este asunto importante, la conclusión es una sola: ha madurado la necesidad de efectuar cambios y democratizar el Proceso de formación de cuadros dirigentes de las empresas, aplicando en todas partes los principios de electividad. Como vemos, esto permite hablar de una situación cualitativamente nueva, de que la participación de los trabajadores en la gestión de la producción debía un carácter nuevo, de principio, y que se eleva sustancialmente el papel y la responsabilidad de los colectivos por los resultados de su labor.

La burguesía parasitaria, demostrando con ello no solamente la mayor estupidez congénita para la conducción del pueblo, sino también la más grande inmoralidad, se unió en incontables ocasiones para resistir las aspiraciones humanas más legítimas de los trabajadores, y a menudo sin lograr ni esperar con ello beneficio ni provecho alguno; los trabajadores, los más disciplinados, fueron agrupándose en consejos comunales y en las organizaciones sindicales para intervenir cada vez con mayor fuerza en la actividad de la política.

Fue el hecho de que la socialdemocracia (AD) en Venezuela tras la caída del Gobierno de Pérez Jiménez, se hiciera cargo de la inmensa importancia del movimiento sindical lo que proporcionaría a la misma el instrumento necesario para asegurar su éxito, la "dirigencia partidista" no lo supo comprender y perdió de esta manera su posición política. Se figuró que negándose con desdén a permitir que el movimiento sindical se desarrollase, lógicamente le asestaría el golpe decisivo, forzándolo cabalmente a extraviarse por senderos negativos e irrealizables. Porque es absurdo, e incierto también, sostener que el movimiento sindicalista es en esencia hostil a la idea de Patria, el punto de vista correcto estriba en todo lo contrario. Si la acción de los sindicatos tiende a mejorar la condición de una clase que constituye uno de los pilares de la nacionalidad, y logra el éxito anhelado, esta acción no irá dirigida en contra del Estado, sino que será Nacional en el sentido más exacto del vocablo. De esta manera, ayuda a forjar principios sociales, sin los cuales es inconcebible la educación general.

El socialismo, merece los mejores galardones porque, al extirpar la gangrena social, ataca las causas del mal, así mental como corpóreamente, contribuyendo al bienestar general de la nación. La burguesía declara la guerra; el pueblo tiene el derecho y hasta el deber de responder con la revolución. La decisión de la guerra no puede estar entre las manos de la burguesía, sino en las manos del pueblo revolucionario, porque él no quiere la guerra. Por lo cual, sólo la creación de un orden socialista poniendo fin a la explotación del hombre por el hombre pondrá fin al capitalismo y asegurará definitivamente la paz.

Para que la obra de un dirigente logre una influencia tal inmensa como ésta en difusión y en intensidad, es menester que en ella sede la conjunción del hombre genial con de dos elementos pugnantes. La emancipación del trabajo no puede salir más que de la acción de los trabajadores organizados en partido de clase, apoderándose del poder político por la expropiación de la clase capitalista y la apropiación de los medios de producción.

La Revolución ya no es, como se imagina aún demasiadas veces en el país, una por tal o cual forma de Estado, sino un movimiento social; y, después de ella, una democracia política pura es una falta de sentido. En nuestros días, la democracia se confunde con el socialismo. Cualquier otra democracia no puede existir más que dentro de la cabeza de los visionarios que no preocupan de los acontecimientos reales y para quienes los principios se desarrollan por sí mismos sin ser determinado por los hombres y las mujeres y las circunstancias. La democracia ha pasado a ser un principio proletario, el principio de las masas, y entre las fuerzas socialistas se pueden contar las masas democráticas…

—Liebknecht hizo la afirmación rotunda y revolucionaria de qué: "Frente a la guerra, la huelga y la insurrección". Los partidos socialistas y obreros de todos los países siempre afirmaron que no podía haber para ellos antagonismo o combates, sino sólo la lucha de clase de proletarios de todas las razas contra los capitalistas de todas las razas. Condenamos las excitaciones antisemíticas y filosemíticas como una de las maniobras por las cuales la clase capitalista y los gobernantes intentan hacer desviar el movimiento socialista y dividir a los trabajadores.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!



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Manuel Taibo


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