Qué vergüenza, Leamsy era el teniente de la bandera de Miraflores

Me quedé en una pieza cuando esta mañana veo por VTV (el canal de todos lo venezolanos) que Leamsy Salazar, el traidor de la revolución, fue el teniente que ondeó la bandera aquel 12 de abril del 2002.

Leamsy Salazar no es el primer traidor, ni será el último. La historia de la humanidad está llena de actos de traición, Leamsy Salazar ha dado el paso necesario para ser inscrito en la historia de los tantos que han tomado esa decisión.

El que Leamsy Salazar fuera nada más y nada menos que el teniente que ondeó frenéticamente la bandera nacional, que le indicó al pueblo desde la terraza del palacio de Miraflores, aquel 13 de abril, que el golpe de estado había fracasado y el Comandante Chávez regresaba victorioso, es una patada en el hígado.

Aquella foto que recorrió el mundo, de los soldados venezolanos en la terraza del palacio; parecida a la que los americanos se tomaron mientras invadían Normandía en lo que fue el inicio del fin de la segunda guerra mundial, hoy se convierte para nosotros en un recordatorio frio del alcance de un traidor.

El oscuro ex miembro de la casa militar, en Abril del 2002 pasó de ser un desconocido teniente al teniente de la bandera libertaria y ahora en un conocido traidor abanderado de la CIA.

Cada quien tiene derecho a buscar la forma de figurar, si ese es su deseo; algunos se convierten en asesinos en serie pues su desequilibro mental los impulsa a ser reconocidos como tal; algunos asesinan solo a una figura política o religiosa para que su nombre aparezca en los anales de la historia como el que ejecutó tal plan.

Otros, como Leamsy, pasan del heroísmo al bochorno; y no es que se transforman, es que, como los que viven ocultando la inclinación sexual que siempre han tenido, llega el día en que no les queda más remedio que salir del closet y el mundo entero conoce que es lo que son.

Ahora el problema no es quien es Leamsy, el problema es cuantos leamsys mas hay que descubrir; ¿Nido de alacranes? No es necesario una cacería de brujas ni un operativo de terrorismo interno (espero que eso no suceda) pero ¿Como asegurarse de que el que está a tu lado está contigo?.

A Cristo lo vendió un discípulo que besaba sus pies; a Bolívar lo vendió Páez (y una pléyade de cercanos) a Zamora su cuñado Juan Crisóstomo Falcón (será familia del Falcón que traicionó a Chávez? Hay cosas que se llevan en la sangre); a Cipriano Castro su compadre Gómez; a Rómulo Gallegos su ministro de la defensa Delgado Chalbaud, a Delgado Chalbaud, su compañero y compinche Marcos Pérez Jiménez; Morales Bello a Leonardo Ruiz Pineda; Miquelena, Baduel y otros cercanos al Comandante Chávez; Al diputado Robert Serra lo vendió su jefe de seguridad y así, si seguimos, no habrá papel que aguante la historia.

Para que la traición exista debe ser ejecutada por alguien cercano, o por alguien del mismo grupo sino no es traición. Entonces mirándolo así, Leamsy Salazar es solo uno más de los tantos casos que el mundo ha conocido, y lo más probable es que así como no es el primero tampoco sea el último.

El traidor es el ser más deplorable que puede existir, desde judas hasta hoy nada mas asqueroso que un traidor; el caso de Leamsy no tiene nada que ver con Diosdado Cabello, eso es solo el argumento para ser utilizado hoy; el caso de Leamsy, el que preocupa es su cercanía al comandante Chávez.

¿Pero es Leamsy un traidor o un infiltrado? ¿Y si Leamsy estuvo involucrado en el golpe de estado de fedecamaras en 2002 y al ver como las ratas huían del palacio y sabiendo como supo, que el comandante regresaría, tomó rápidamente la bandera y la ondeó en la esquina de palacio para indicarle al pueblo que el comandante volvía y a su vez a los complotados que la cosa les había fracasado por ahora?

Leamsy se aseguró con esa acción (ingenuamente aceptada como heroica por el comandante Chávez) su cercanía al gigante de la Revolución. Quienes lo tenían contratado, desde tiempo atrás, lo felicitaron “Leamsy se la comió” “quedó dentro” la ficha de la conspiración quedó hábilmente incrustada en el pleno corazón de la Revolución.

El traidor no se hizo después de la muerte del comandante; no, es momento de armar rompecabezas y pensar que él pudo haber estado involucrado en ella. Eso se tiene que saber; una vez eliminado físicamente el comandante, Leamsy continuó heredando su puesto de consentido hasta que el Diputado Diosdado Cabello (que no es cogido a lazo) lo miró a los ojos esquivos de traidor y decidió alejarlo de su entorno.

Leamsy sabía que era cuestión de tiempo para que su acción fuera descubierta, leamsy huyó, se fue, se piró; sus jefes le indicaron entonces “aquí está el guión que te toca, solo esto te convertirá en testigo protegido, léalo y véngase”

No es que Leamsy sea un ser asqueroso, eso es lo de menos, es mas quizás ni siquiera lo sea (como los traidores que nombre al principio); quizás él no se infiltró como amigo intimo, quizás él solo ejecuto el plan y desarrolló con eficiencia, además, el trabajo que le fue asignado.

El punto ahora es que ya todo se está empezando a saber, es cuestión de tiempo para que se desenrolle el rollo de la actuación de Leamsy desde que llego al entorno del Comandante (y antes) el punto ahora es que su condición de venezolano debe estar por encima de cualquier protección del sistema norteamericano, Leamsy debe ser traído a la patria; Leamsy debe contar cual fue su participación durante su permanencia en Miraflores, cuál fue su verdadera participación en el golpe del 2002 y por sobre todas las cosas, cual en el doloroso acto que nos quitó al comandante de la revolución.

Estados Unidos nos debe la protección de la vida del traidor a su nacionalidad, para que regrese sano y salvo de ese nido de alacranes donde se metió por voluntad propia a explicarnos quien realmente es.




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Oscar Jiménez


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