No os perdaís "la sal de la Tierra"

Ayer fui al cine a ver "La sal de la Tierra", un film sobre el fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado. El día anterior precisamente había visto en Barcelona su última obra y exposición, "Génesis". Ambos, exposición y película, son dignos de ver y admirar. Pero como es más fácil poder ver el film o descargárselo, recomiendo a todas mis amistades y personas con inquietud por la vida, que vean esa película. No se arrepentirán.

"La sal de la Tierra" habla del autor de muchos trabajos que han tratado, en primer lugar sobre el ser humano. Sebastiao Salgado – hijo de familia bien con una hacienda y joven izquierdista brasileño a finales de los sesenta- cambió el rumbo de su vida y de su carrera –economista-, para dedicarse a la fotografía. Se apasionó de las luces, de las personas, retrató aquello que no retrataban los demás fotógrafos: cómo viven y mueren los seres humanos llevados por el torbellino de fuerzas que no controlan.

Toda su extensa obra, años dedicados a retratar epidemias de hambre, genocidios, persecuciones, explotación de trabajadores, autoexplotación en pos del oro, luchas por la tierra, por sobrevivir, en una fotografía descarnadamente bella y dura, le llevó a algo que en el film aparece como una depresión. Mi hijo, que la vió antes que yo y me la recomendó, me confesó que estuvo a punto de salirse antes de terminar de verla. Las imágenes que aparecen de mujeres, de hombres, niños famélicos, campos de refugiados, asesinatos y genocidios, son extremas, durísimas. Como él mismo relata, el ser humano aparece como el mayor depredador para los seres de su propia especie.

Al ver esas imágenes yo recordaba los acontecimientos y cómo los viví: los campos de refugiados del Sahel; las hambrunas en Etiopía, Sudán; las persecuciones de serbios, bosnios, croatas, en la desmembración de la antigua Yugoslavia. La misma sensación de impotencia de Salgado la viví yo también. La misma conclusión. Sólo que yo me dedicaba, esencialmente, a la actividad política. Lo relacionaba todo con las clases dominantes, con sus ambiciones, sus egoístas intereses, su insensibilidad hacia el ser humano y la naturaleza. El capital.

Pero lo que me ha parecido mejor de la película es la conclusión positiva y útil a la que llega Salgado: el mismo depredador humano puede actuar de manera contraria y puede ser un acelerador de la vida, en lugar de la muerte.

La parte última del film muestra – no explicaré los detalles para que la veáis- cómo es posible que el ser humano revierta el año hecho a la Naturaleza. Y cómo esta Madre de todo ser viviente, devuelve esa acción con creces. Ayuda que te ayudaré. Es la misma conclusión a la que llegué yo cuando visité las Galápagos, esa maravilla extraña donde todos los seres vivos y minerales, viven en harmonía. Gracias a esa visita y a la explicación que nos dio el responsable de la fundación Darwin, supe que las tortugas gigantes, los galápagos, estuvieron a punto de extinguirse por la intromisión del ser humano. Pero también que, gracias a los científicos y al esfuerzo del Estado de Ecuador, se pudo recuperar esta especie y hoy puede vivir con relativa seguridad.

La sal de la tierra son los seres humanos. El film es pues un canto de amor al género humano en todas sus variaciones, razas y adaptaciones al entorno natural. Es una muestra de cómo aún existe una gran parte del planeta que sigue los ciclos de vida milenarios y relacionados de unas especies con otras. Encontrar la harmonía, el equilibrio en esa relación es el objetivo de la vida del ser humano. El objetivo de los sistemas económicos, sociales, políticos. Ahora estamos consumiendo un planeta y medio como media. Y, dentro de ese consumo, un pequeño 1% despilfarra miles, millones de veces, lo del resto, del 99%. Estamos en un sistema hecho en función de ese 1%.

"La sal de la Tierra" muestra que hay esperanza. Sin esperanza, sin signos positivos, científicamente comprobados, de que se puede revertir la situación de degradación con la Naturaleza y con el propio ser humano, no sería posible luchar. Sería voluntarismo, pura utopía. Pero es posible cambiarlo todo. Si vais a ver esta película os daréis cuenta que tenemos razón, que vale la pena arriesgar, luchar, hacer algunos sacrificios, porque la regeneración es posible. Invitad a verla a vuestro compañero o compañera, a vuestras amistades. Es un buen regalo para este año 2015 que comienza…



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Alfons Bech

Militante obrero, y revolucionario marxista. Miembro de de la CCOO, la federación sindical más grande de España. Activista político de L?Aurora y EUiA.

 albech12@gmail.com      @alfonsbech

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