Lograr algo positivo de la adversidad fue una virtud principal de Chávez. Ya aquel 4 de febrero convirtió una derrota militar en el triunfo político que dio inicio a la Revolución Bolivariana en 1998.
En 2013 su admirable sacrificio inspira a millones de seguidores a dar cumplimiento al testamento político de quien murió al servicio del pueblo: “elijan a Nicolás Maduro como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón”
Chávez batalló por la vida hasta el final y fue así que murió como Presidente de Venezuela en funciones. No podía esquivar la candidatura en 2012 y pasar a retiro prematuramente porque eso habría creado desconcierto entre algunos votantes revolucionarios.
No podía renunciar como Presidente recién ratificado en su etapa post operatoria de los últimos meses (a pesar de la perversa presión mediática de la oposición) porque eso habría afligido a la mayoría socialista.
Lo cierto es que mientras hubiera vida, había esperanza. Fue justo y necesario dar esa noble lucha junto al pueblo. En toda enfermedad hay dos escenarios: curación o agravamiento. Aunque culmina una vida física, sobrevive la doctrina (Chavismo) fundada por uno de los más grandes revolucionarios en la historia universal.
La calumnias de la derecha enemiga de la Patria no podrán distraer al pueblo chavista, ni mucho menos provocar su abstencionismo. Que ninguna provocación nos aparte de la ruta electoral. Este 14 de abril la victoria bolivariana con El Autobusero hijo de Chávez será contundente.
El autor es: Constitucionalista. Profesor UCV.
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