La autoformación en el campo de trabajo

El trabajo como proceso social solo puede ser desarrollado por seres humanos organizados en función del bien común; dentro del trabajo entonces se dan primeramente lo humano, en segundo lugar lo social y en tercer lugar lo técnico. Los trabajadores, por ende, deben poder actuar como seres humanos, sociales y creadores técnicos. La autoformación dentro del trabajo es una experiencia social colectiva y una afirmación compartida prácticamente por todos.

La confusión, el caos, el conflicto, las discrepancias y las incoherencias se presentan a la hora de llevarla a cabo. El cómo se hacen compatibles la autoformación y la producción no se puede responder sino en el trabajo como proceso humano liberador, creador y significante, alejado del mecanicismo mecanicista que deshumaniza a los trabajadores y las trabajadoras, reduciéndolos a engranajes de una máquina de producción.

La autoformación fortalece y potencia la condición humana, social y técnica de la clase trabajadora, no es un añadido al proceso social del trabajo, sino que es una dimensión esencial de ese proceso que, lamentablemente, se había reducido a su mínima expresión y separada artificialmente del proceso social del trabajo, haciéndose fuera de la producción y en su competencia.

El proceso social del trabajo es a la vez producción y autoformación de manera indisociable, porque se desarrolla a través del diálogo constante que implica la complementariedad de las operaciones de producción, la solución de las dificultades, la generación e implementación de innovaciones. Este diálogo teórico-práctico, la praxis, es el espacio de la autoformación colectiva, que exige análisis, reflexión, investigación científica, diálogo de saberes, que deben darse en el proceso de trabajo y que pueden exigir reforzamientos o complementos en otros tiempos y espacio.

Hace parte de los planes de trabajo anuales, mensuales, semanales y diarios, por eso debe ser, además de colectiva, integral, continua y permanente, incluso individual, como lo es para todo ser en formación, porque contribuye a dar respuestas a todas las dimensiones del trabajo y hace que el trabajador y trabajadora aumente sus competencias. Para desarrollarlo se requiere que todas las funciones administrativas-gerenciales, técnicas y de producción sean planificadas por el colectivo trabajador. Esta planificación va a permitir darle a la autoformación el espacio natural y sacarla de la situación “si queda tiempo”, cosa que actualmente sucede con demasiada frecuencia.

Dr.

UBTJR estado Lara

gparotto@gmail.com


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