Contra el poder

La seguridad de los hipócritas

Cuando el Ministro de la Defensa creó el Teatro de Operaciones 5 para el estado Bolívar, se publicaron una serie de informaciones que más allá de la verdad o la mentira, no permitieron informar a nadie de lo que estaba sucediendo, mucho menos orientar a la población en torno a un problema tan grave como lo es la seguridad. ¿Por qué no hubo información?, porque sencillamente se publicaron conjeturas que nunca fueron respaldadas con pruebas, siendo más grave, que dichas conjeturas que podrían ser verdad o mentira, hoy nadie lo sabe, y francamente creo que tampoco a nadie le importe, no contribuyeron en nada a comprender el problema de la inseguridad en el estado Bolívar.

Se me antoja señalar que el TO5 tuvo una gran motivación por el problema del narcotráfico, del cual pocos hablan con seriedad, pero que existe y se trata de un cáncer que se disfraza muchas veces de desarrollo para justificar su tolerancia, por supuesto, una tolerancia para con los narcotraficantes de mucho dinero, no para el vulgar consumidor o para el “pata en el suelo” que trafica en los barrios.
Ahora bien, la creación del TO5 fue o es una gran oportunidad para hablar de narcotráfico y de cómo a la ciudad está entrando mucho dinero de procedencia dudosa. También es una oportunidad para hablar de soberanía ante el desorden en la explotación minera que permite desangrar la región y destruir el ambiente. Los cuerpos policiales en el estado Bolívar presentan graves limitaciones para contrarrestar la violencia, pero no es la única limitación, pues existen otros factores generadores de violencia que nadie quiere asumir y mucho menos discutir. Por ejemplo, el consumo de licor está demostrado científicamente que es un factor generador de violencia, amén de los innumerables accidentes viales y sus respectivas muertes. Pero los expendedores de licores violan la ordenanza que les obliga a cerrar sus negocios a determinadas horas. El ingenio del comerciante venezolano los hace convertir sus vulgares licorerías en tabernas, bodegones y vaya uno a saber si hasta en una Fundación de Cócteles para nobles causas.

Como bien recuerda Santiago Alba Rico, la violencia, si tiene misiles y bombas de racimo, es extraordinariamente eficaz y puede apropiarse de países enteros (Estados Unidos en Irak, Afganistán, Haití, etc.); si solo tiene pistolas, es menos eficaz, pero puede apropiarse de un barrio o un negocio; si solo tiene un cuchillo, es un poco menos eficaz y apenas si puede arrebatar una cartera; y si solo tiene puños su eficacia se reduce quizás a someter a una mujer asustada o a un niño débil. ¿Cómo puede entonces convencerse a los hombres de que la violencia es inútil si la historia de muchos ricos en Venezuela demuestra cotidianamente todo lo contrario?.

Un connotado periodista colombiano decía antes de ser asesinado que el narcotráfico debe ser rastreado en la legitimación de capitales, proceso mediante el cual las organizaciones criminales logran darle apariencia de legalidad a todos aquellos capitales y bienes provenientes de la actividad ilícita, logrando a través de dicho proceso el ocultamiento del origen ilícito de los referidos capitales y bienes. Aunado a ello, en Bolívar existe la facilidad para el tráfico terrestre, aéreo y marítimo. Esto explicaría el robo de dos aeronaves que salen del país sobrevolando el río como si fuese una autopista.

Cuando se habla de seguridad, pero el enfoque es solo hacia el delincuente común, hacia el sensacionalismo de cinco cuerpos quemados en un cuarto, no solo estamos obviando un tipo de violencia que provoca estos sucesos sino que deformamos el concepto de seguridad, para que se vuelva incomprensible, cómplice de delincuentes de cuello blanco. No es más que la seguridad de los hipócritas.


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David Javier Medina


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