Recordamos: en
mayo del 2004, casi 100 paramilitares colombianos fueron detenidos en
Venezuela como integrantes de un plan para asesinar al Presidente
Chávez. Con ellos se encontraban 9 adolescentes, de 14 a 17 años, entre
ellos una joven embarazada de 14 años, bajo la amenaza de asesinar a sus
familias sino participaban en el operativo.
“Mientras que los paramilitares los querían como grupo de apoyo, mensajería, compañía sexual y para el uso de armas, Chávez les regaló libros, helados y les ofreció casas y asilo a sus familias si sentían inseguros en Colombia.”
Este año es cuando hemos visto y se ha destacado lo complejo que fue esa operación desestabilizadora con un magnicidio frustrado. Peligrosa por demás para todos nosotros. Para los pobres, los excluidos de siempre. Para la patria grande latinoamericana.
Lo que sigue lo extraje del articulo de hoy de Luis Britto García: “La invasión de los paramilitares en mayo de 2004 por la finca Daktari no es una intrusión externa, sin conexiones con la vida nacional. Empresarios, medios de comunicación privados, oposición política y oficiales conspiradores cómplices operaron como Quinta Columna que financió, escondió, apoyó y justificó a los sicarios”
Aprecian ustedes, camaradas, lo delicada de la situación y quienes estaban involucrados.
Sigue Britto: “La invasión de los paramilitares era la salida desesperada de una oposición que sabía que iba a perder una consulta electoral. Fracasados el golpe de abril de 2002 y el sabotaje petrolero de 2002 y 2003, convocaron los opositores un referendo revocatorio que las encuestas mostraban como un seguro fiasco. Una perturbación mayor del orden público suspendería la temida derrota electoral, arrojaría la culpa de la suspensión sobre el gobierno, abriría el camino hacia un nuevo asalto violento al poder”
Esto está latente. La desesperación es cada vez mayor y la cercanía de la derrota mucho más próxima. Por ello quieren sacar a Chávez de otra manera.
Sigue Luis Britto. “La
invasión de los paramilitares estaba planeada como detonador de
acciones más complejas. El magnicidio del Presidente o la perturbación
del orden público al intentarlo serían acompañados de una cortina de
humo mediática destinada a confundir al pueblo y a legitimar un nuevo
pronunciamiento golpista, posiblemente acompañado de intervención
extranjera”
Entonces la pregunta, cuya respuesta nos parece hoy absurda: ¿Por qué ese caso tan descarado, tan grave, no fue denunciado y/o atacado con firmeza? Dejamos que los majunchemedios se nos impusieran y taparan, confundiendo todo con los “paracachitos”. De verdad que somos unos pendejos. Y nos han envainado y nos siguen envainando porque somos muy buenos.
¿Hasta cuándo? Recordamos cuando las movilizaciones, los discursos archiagresivos, la diaria programación golpista día y noche, y todos viendo por una TV encadenada en odio y violencia, segura del resultado del golpe, esperando a ver qué pasaba, cómo se desenlazaría y… nos envainaron. De vainitas no mataron al Presidente. Sólo vimos la iniciativa de Juan Barreto y Freddy Bernal de enfrentar, o por lo menos detener el avance de las hordas envilecidas de la oposición manipuladora y asesina. Seguimos a la defensiva. Explicando lo que no hacemos. Vayamos a la agresión, a lo que no hicieron en tantos años de la vieja democracia representativa, en su avalanchada corrupción, sus desgobiernos de tantas aberraciones.
La apátridez de la dirigencia, y de algunos manipulados, y que los colma de satisfacciones los lleva a vendernos a todo lo ancho del planeta Tierra. En especial por el mundo absurdo del capitalismo derrochador y perdedor, pero aguantado por los dólares. Muchas de esas debilidades se deben a nuestro Líder que aparece como muy agresivo y es un alma de Dios. Debemos, sugerimos, hacer unas estrategias para enfrentar agresiones, golpes, intentos de magnicidios. Que no nos agarren fuera de base. Potenciar al máximo el Comando Antigolpista.
simnelacir@gmail.com