Chávez y la emergencia nacional

 Las consecuencias del desastre nacional al que hemos sido expuestos los venezolanos – y los colombianos también- demuestran la necesidad de un programa general de prevención de riesgos. La prevención tiene que ver con dos factores. 1) La disminución de las condiciones de precariedad de la población, que en busca de solucionar sus carencias, violenta normas de lógica conservación y 2) el estudio de las características físicas de las denominadas zonas de riesgo. En este sentido, realizando un análisis comparado con la tragedia de Vargas del año 1999, es prioritario el dictado de una Ley que asimile la conformación de zonas de emergencia nacional (ZEN) que se deriven del estudio de las condiciones de riesgo existentes en nuestra geografía.

Hay que entender, que la dinámica de ocupación del espacio que fue impulsada bajo el esquema post-rentista, descuido en todos sus aspectos, tanto lo relacionado con las condiciones de bienestar social del ciudadano así como el tema de lo estructural de las edificaciones. No hay un organismo que sea capaz de supervisar la calidad de las viviendas y los complejos habitacionales que son estructurados sin el control respectivo. El magnetismo que significa la vida urbana, con su fútil promesa de mejora de calidad de vida, ha generado una falla de diseño de políticas públicas que explica, como ante condiciones severas de cambio climático, hacen crisis esas estructuras con condiciones nulas de seguridad y prevención.

Vamos más allá, no es suficiente el dictado de un reglamento de emergencia nacional y la configuración de las ZEN, hay que plantearse el levantamiento de mapas de riesgo regional, municipal y parroquial, que preparen al ciudadano para el hecho de asumir los problemas de seguridad –  y el riesgo es un problema de seguridad- como un proceso de co-responsabilidad, entre el Estado (las instituciones) y los ciudadanos. No hay duda que la reacción del ciudadano presidente, al acudir personalmente a los espacios que experimentaban esta crisis, demuestra una conciencia de la situación que preocupa a las fuerzas que se le oponen. El Chávez que hemos visto los venezolanos en estos días, puede marcar una incidencia sobre las prospectivas de las elecciones del 2012. El Chávez que se ha presentado en las cámaras de TV es el mismo que acostumbro a todos los venezolanos al contacto íntimo. Esa proximidad que se había perdido por ese círculo de poder que de alguna manera lo envuelve – los denominados Vampiros que usufructúan y disfrutan de los privilegios del poder- deja ver la enorme popularidad y la capacidad del liderazgo carismático de Chávez. Ese mismo que conversa directamente, que es tocado y sentido de cerca, el mismo que le reclama la lentitud a Francisco Ameliach, o al Ministro Farruco, es el líder que impulso el proceso de cambio en 1998.

El voluntarismo que ha mostrado ante los acontecimientos, deja entrever una posibilidad para estructurar una nueva forma de organización espacial que es prioritaria en un diseño institucional, que se ha mantenido sobre un diseño geográfico que no ha cambiado en nada desde el siglo XV. La estructura de puertos, la densidad demográfica ha sido prácticamente la misma desde ese entonces. Es decir, me refiero que sí usted lee las relaciones geográficas del siglo XV y XVI, o las relaciones de la visita del Obispo Lazo Martí en el siglo XVII o los censos de Guzmán Blanco en el siglo XIX, se encontrara siempre la misma concentración de población en: Mérida, Trujillo, Coro, Maracaibo, Valencia, Maracay, Cumaná, en fin no hay cambios en el uso del espacio. Sí se le agrega que a pesar de no haber cambio en la ocupación del espacio, usted observa una mayor densidad demográfica derivada de la relación entre el aumento del promedio de vida y la disminución de las tasas de mortalidad, entonces se encontrara con una situación que hace necesaria la Ley Habilitante (LH) que permita afrontar el proceso de planificación de las Áreas de Rehabilitación Integral (ARI).

Las ARI, deben ser espacios que no solamente afronten el tema de la necesidad de vivienda, debe irse más allá. Se trata de estructurar un espacio integrado, eco sostenible, con estructuras bioclimáticas adaptadas y con una organización sobre la base de las estructuras de poder comunal, que han venido siendo conformadas. Estas ARI, deben tener como base la consolidación de las estructuras de vialidad, servicios y viviendas, conectadas con redes productivas que permiten y facilitan el desplazamiento e intercambio de los ciudadanos en espacios que cada vez están más conectados entre sí. En Venezuela, hemos avanzado hacia la conformación de macrociudades o mega ciudades, que son producto de la complejización de las condiciones de habitabilidad de nuestros centros urbanos. Todo este proceso debe ser diseñado con una constante permanencia de supervisión por parte de los ciudadanos organizados, con el objeto primordial de evitar que los “vampiros – esos sectores que parasitan el proceso revolucionario- se muevan para hacer negocios y aprovecharse de la calamidad. Este momento, es preciso para consolidar lo que un buen amigo ha denominado Chávez sin Chavismo. Chávez sin chavismo, sería un sistema estructurado sobre el binomio líder-comunidad, saltando las intermediaciones burocráticas e ineficientes que no han ayudado a resolver las precariedades. Chávez sin chavismo, no significa dejar solo al líder, pero sí se traduce el dejar solo a los parásitos que tanto daño le hacen al proyecto bolivariano.

    (*)  Dr.

     14/12/2010

     Historiador

     Juane1208@gmail.com


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Juan E. Romero (*)

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

 juane1208@gmail.com

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