Fidel continúa
alertando sobre la necesidad de seguir fortaleciendo la solidaridad
y la unidad entre los pueblos del planeta, la aceleración de la lucha
por sus legítimos derechos; contra la pretensión de los Estados Unidos
de mantener la hegemonía política y militar; sobre la crisis mundial,
que ya no es sólo financiera, sino también política, espiritual y
ecológica, que ya no abarca solamente a los países del Tercer
Mundo, sino que también golpea a importantes sectores humanos dentro
de los propios países industrializados. Ha dicho, que en este momento
histórico, el principal papel de la Revolución cubana –y el suyo
propio- es el de trabajar para crear conciencia del deber social y lograr
que los hombres y mujeres de todas las latitudes comprendan los problemas
a que se enfrenta el mundo; llevar este mensaje a políticos, pensadores
y líderes espirituales; y movilizar en definitiva a la opinión pública.
Hay que reconocer
que desde siempre el Comandante ha cumplido con esa tarea. Hemos oído
y leído en diferentes oportunidades históricas, las advertencias de
Fidel sobre diferentes temas. Por ejemplo, los problemas que acabaron
con la esperanza revolucionaria en la Unión Soviética. Dijo en su
momento, que aunque aquel Estado constituyó una fuerza estratégica
para la revolución mundial, la regresión interna de sus valores, su
anquilosamiento espiritual, entre otros errores, lo dejaron sin respuestas
para su propio proceso y para los problemas presentes y futuros de la
humanidad. Que Cuba, por el contrario, aunque no exenta de fenómenos
negativos internos, es una Revolución que ha mantenido vivos el vínculo
con las masas y el respaldo de ellas, la comunicación entre la dirección
y el pueblo, la honestidad administrativa, el rechazo a los privilegios
de casta y la voluntad de hacer efectiva una política de principios
y valores revolucionarios.
Durante mi
estadía en la hermana República, como embajador de Venezuela en la
Isla Caribeña, constaté lo ya sabido. Que el pueblo cubano, como producto
de la revolución; y con el liderazgo indiscutible de Fidel, posee,
como dice el prólogo del libro La Revolución Cubana: “…una
cultura eminentemente avanzada, patriótica y socialista, que es a la
vez escudo para defender a la isla del constante asedio informativo
y psicológico de sus enemigos, y espada para tomar la ofensiva y abrir
camino en el decisivo terreno de la lucha de ideas. Esta cultura,…
tiene mejores posibilidades que otras de comunicarse con las fuerzas
políticas y los hombres y mujeres de pensamiento en todo el planeta,
de contribuir a profundizar en los problemas actuales de nuestro mundo
y avizorar las soluciones que exige el futuro que se nos viene encima…”.
Las reflexiones
de Fidel y su profunda capacidad de análisis, se conocen desde aquel
discurso de autodefensa, de Octubre de 1953, después del asalto al
cuartel Moncada: “…Señores magistrados:
¡Por qué tanto interés en que me calle?
¿Por qué, inclusive, se suspende todo género de razonamientos para
no presentar ningún blanco contra el cual pueda yo dirigir el ataque
de mis argumentos? ¿Es que se carece por completo de base jurídica,
moral y política para hacer un planteamiento serio de la cuestión?
¿Es que se teme tanto a la verdad?
¿Es que se quiere que yo hable también dos minutos y no toque aquí
los puntos que tienen a ciertas gentes sin dormir
desde el 26 de julio?... Pero no aceptaré
de ningún modo esa mordaza, porque en este juicio se está
debatiendo algo más que la simple libertad de un individuo: se discute
sobre cuestiones fundamentales de principios, se juzga sobre el derecho
de los hombres a ser libres, se debate sobre las bases mismas
de nuestra existencia como nación civilizada y democrática. Cuando
concluya, no quiero tener que reprocharme a mí
mismo haber dejado principio por defender, verdad sin decir, ni crimen
sin denuncia… Queda todavía a la Audiencia un problema más grave:
ahí están las causas iniciadas por los setenta asesinatos,
es decir, la mayor masacre que hemos conocido; los culpables siguen
libres con un arma en la mano que es amenaza perenne para la vida de
los ciudadanos; si no cae sobre ellos todo el peso de la ley, por los
magistrados, me apiado de vuestras honras y compadezco la mancha sin
precedentes que caerá sobre el Poder Judicial. En cuanto a mí, sé
que la cárcel será dura, como no lo ha sido nunca para nadie, preñada
de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no le temo, como
no temo la furia del tirano miserable que arrancó
la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia
me absolverá”.
Hasta los más recientes planteamientos, en este caso sobre la Revolución en nuestro País: “La Revolución Bolivariana tiene hoy el Poder Ejecutivo, amplia mayoría en el Parlamento y un partido capaz de movilizar a millones de luchadores por el socialismo.
Estados Unidos no cuenta en Venezuela más que con fragmentos de Partidos, hilvanados por el miedo a la Revolución, y groseras apetencias materiales. No podrán acudir al golpe de Estado en Venezuela como hicieron con Allende en Chile y otros países de Nuestra América. Las Fuerzas Armadas de ese hermano país, educadas en el espíritu y el ejemplo del Libertador, que en su seno incubó los jefes que iniciaron el proceso, son promotoras y parte de la Revolución. Tal conjunto de fuerzas es invencible. No lo vería con tanta claridad sin la experiencia vivida durante más de medio siglo”.
Seguimos atentos,
Comandante Fidel, a tus enseñanzas, a tu ejemplo. Nuestras revoluciones,
con sus particularidades, como hermanas, continuarán por el rumbo de
la Libertad y la Soberanía. Nuestras fuerzas son y serán invencibles,
por voluntad de nuestros pueblos. ¡Hasta la victoria siempre!!.
¡¡Patria Socialista o Muerte!!
¡¡Venceremos!! Barinas, 25 de Octubre de 2010.
sentirbolivarianobarinas@gmail.com