"El Retrato de Mamá" es una canción popularizada allá por los años setenta y trata de la queja de un hermano a su otro hermano por no tener en medio de su gran riqueza el “retrato de mama” en su casa, ya que consideraba que no le estaba agradeciendo todos los esfuerzos que ella había hecho para que el pudiera estudiar y labrarse un futuro.
Pero es que María Corina anda haciendo campaña asumiendo un personaje parecido, contrasentido, porque ella está inhabilitada y no puede hacer campaña, aunque ella misma dice que es un tiro por “mampuesto”, ósea que es un parapeto utilizado para ella llegar a un cargo público, de los cuales está como todos saben menos ella, inhabilitada.
Por lo tanto al no poder presentarse como candidata, por algún riesgo que estime, utiliza la figura de una persona recién nombrada, para que preste su nombre y también su fotografía, algo así como un apoderado y pueda montar escenarios públicos, mítines, impulsándose como la persona que es mejor que mande el país, cuando ni la familia le confía la dirección de las empresas que tienen.
En sus discursos ella plantea que el señor de la foto es “mi otro yo” y es la persona por la que deben votar quienes la secundan pues la representa plenamente.
Pero estos arrebatos, sin embargo no son sinceros porque el retrato que ella presenta no es de quien verdaderamente la impulsa en sus furores de noble herida, pues ese señor de la foto no tiene ni arte ni parte en toda esa cuestión, sino que el retrato que ella debe presentar es por lo menos el del Presidente Biden, de Estados Unidos, o mejor aún el de Donald Trump, el cual le debe ser más afín.
Al hacerlo expresará realmente su verdadero mensaje con la imagen de su verdadero patrono, con el que tiene la más profunda conexión, que ha moldeado sus aspiraciones. Ella diría: yo soy el otro yo de él. Ósea de Estados Unidos. (no sería extraño que ella tenga ciudadanía norteamericana)
Claro si llegara a ese nivel de sinceridad se parecería completamente al personaje de Radio Rochela, basado en la canción, el cual aparecía con un retrato inmenso de su mama, tan grande que apenas podía sostenerlo, como prueba del amor que le tenía y que en el caso de María Corina, representaría el gran amor que le tiene a su verdadero país, los Estados Unidos.
