Un grito de Mayo

Un nuevo amanecer brotó en Colombia el pasado primero de mayo de 2024. No fue solo el alba despuntando, sino un nuevo capítulo en la historia de nuestro pueblo. Un día donde los ecos del pasado se fusionaron con las voces del presente, en una sinfonía de resistencia, unidad y alegría.

Desde aquel 1914, cuando los obreros colombianos alzaron por primera vez su voz, cada primero de mayo ha sido un canto a la lucha por sus derechos. Un recordatorio de que la fuerza del trabajo reside en la unión, en la solidaridad que rompe barreras y une voluntades.

Este año, ese grito resonó con una intensidad sin precedentes. Un torrente multicolor recorrió las 96 geografías de la nación, ondeando banderas de esperanza y dignidad. Indígenas, afrodescendientes, desempleados, comunidades diversas, colectivos feministas, todos marcharon codo a codo, demostrando que la diversidad es nuestra mayor fortaleza.

Por primera vez en la historia, un presidente de la República se unió a este clamor. Un gesto simbólico que marca un nuevo rumbo en las relaciones entre el pueblo y el gobierno. Un paso hacia una Colombia donde la voz de todos sea escuchada, donde las necesidades de todos sean atendidas.

Las calles se llenaron de alegría contagiosa. Un derroche de música, danza y color que contrastaba con el odio y la incertidumbre de las marchas del 21 de abril. Un recordatorio de que, incluso en medio de las dificultades, el espíritu colombiano nunca se apaga.

Pero este primero de mayo no solo fue una celebración. Fue también un grito de justicia, un llamado a la acción. Se denunciaron las injusticias, la desigualdad y la precariedad laboral que aún aquejan a miles de trabajadores informales. Se exigió un cambio, un futuro más justo y equitativo para todos.

El vandalismo cultural, esa expresión vibrante de los trabajadores de la cultura, también estuvo presente. Sus cantos, sus bailes y sus obras de arte fueron un homenaje a la lucha del pueblo, una forma de amplificar el mensaje de resistencia y esperanza.

El primero de mayo de 2024 quedará grabado en la memoria colectiva como un día histórico. Un día en que Colombia se unió en una sola voz, en un solo grito: ¡El pueblo unido jamás será vencido! Un grito que retumba con fuerza, anunciando un futuro más brillante para nuestra nación.

En este Primero de Mayo, tambien el eco de María Cano, la Flor del Trabajo, resonó con fuerza inusitada. Su voz, encendida por la lucha obrera y la justicia social, se alzó como un faro que guía a las nuevas generaciones en la búsqueda de un mundo más equitativo.

Su memoria no se marchita con el paso del tiempo. Al contrario, cada Primero de Mayo su legado cobra mayor vigencia. En ella se ven reflejadas las luchas de miles de trabajadores que, a lo largo de la historia, han alzado su voz por sus derechos.

La estrofa de la Internacional retumba en el corazón de quienes la recuerdan: "Agrupémonos todos en la lucha final y se alcen los pueblos por la Internacional".



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Jhon Jairo Salinas

Dirigente Social, Promotor de Derechos Humanos, Activista del Movimiento Social por la Paz en Colombia, Poeta y Escritor.

 jjsalinas69@gmail.com

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